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Críticas de Ghibliano
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Críticas 336
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
18 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela "Escape to Witch Mountain" de Alexander Key, "La montaña embrujada" es una simpática y sorprendentemente lograda cinta de Disney con actores reales que inspiró un remake y una secuela, e incluso un proyecto de serie que no llegó a realizarse. Su argumento narra la historia de dos huérfanos con habilidades paranormales que son perseguidos por un millonario que desea utilizarlos para su beneficio.

El argumento de base de este filme es, por tanto, bastante esquemático y predecible, con buenos y malos claramente delimitados que, por si acaso nos perdemos, no dejan de enfatizarlo con sus gestos y diálogos. Ciertamente, los villanos de esta cinta son dentro de lo que cabe amigables y ésta evita en todo momento alcanzar tonos demasiado oscuros a pesar de juguetear con ellos con frecuencia, pero desde el primer momento no sorprende su desarrollo. Sin embargo, el guión se reserva una carta que juega magistralmente a lo largo de todo el metraje, y es en el misterio referente al trasfondo de los niños, el cual se va desvelando sólo poco a poco, gestionando y proporcionando al espectador la información con la suficiente inteligencia como para mantener en todo momento una incertidumbre muy beneficiosa.

A nivel interpretativo tiene limitaciones bastante visibles, consecuencia por otro lado de su consideración hacia el público al que va dirigido. Ésta es una película en la que el énfasis es clave. Al fin y al cabo, los espectadores son niños y la caricaturización es hasta cierto punto necesaria para dejarles clara la línea que deben seguir. Que no lleve a engaño esto: la recreación de los personajes es decente y adecuada, con un trabajo actoral que tanto en los personajes adultos como en los niños se adapta perfectamente a su público, pero también es inevitablemente excesiva en gestos y de puro énfasis bastante exagerada. Es algo que funciona en su contexto, pero que con más frecuencia de la deseada puede resultar molesto para un adulto o directamente sacarle de la película.

Y dentro de este nivel de corrección general sin alardes excesivos también hay que añadir unos efectos visuales que en ningún momento llegan a ocultar su falta de recursos, pero que están insertados con naturalidad. En general, toda "La montaña embrujada" es así: una cinta que sorprende por la solidez que alcanza dentro de su modestia, que no llega a proporcionar nada realmente revolucionario ni fascinante pero que se alza como un entretenimiento infantil de una cierta calidad y empaque. Al menos, hasta aproximadamente los veinte minutos finales. En ese instante algo se cortocircuita dentro de la película. Los, hasta el momento, irreprochablemente funcionales efectos especiales pierden su armonía con el resto de las imágenes; el misterio se resuelve en un giro chapucero y precipitado; y los personajes se vuelven erráticos. Sin duda, el resultado final sigue siendo una historia entrañable y meritoria, pero también una que habría alcanzado una cota aún más elevada de no hacer las cosas tan inexplicablemente mal en su último tramo.

Texto escrito para www.cinemaldito.com
Ghibliano
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6
18 de enero de 2017
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Si bien no fue la primera película producida en el seno de Hollywood que alertaba sobre el peligro nazi y alentaba a la lucha, las circunstancias históricas fueron especialmente favorecedoras a "A través de la noche", el largometraje de Vincent Sherman estrenado por primera vez apenas cinco días antes de los ataques de Pearl Harbor que marcaron la entrada oficial de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Su argumento es una mezcla entre el suspense en torno a una organización secreta y la farsa con intención humorística que aparece con frecuencia para relajar la gravedad de los acontecimientos, contando para ello con un nada desdeñable reparto, encabezado por un Humphrey Bogart en pleno auge de su carrera, y Conrad Veidt como principal antagonista en un esquema que recuerda a la posterior "Casablanca".

Aunque ciertamente ágil y moviéndose bien en las transiciones entre la seriedad y la comedia, la cinta no alcanza en ningún momento un nivel excesivamente elaborado, conformando un producto del montón con destellos principalmente a nivel interpretativo. No hay duda de que donde mejor y más cómoda se siente esta película es en su enfoque más serio, tratando de desvelar un misterio que se presenta de una forma bastante sugerente y copando las mejores escenas de la cinta, entre las que se encuentra la agobiante secuencia de la pelea en un ascensor que no deja de subir y bajar.

Lamentablemente no puede decirse lo mismo de la comedia, que a pesar de estar presente desde un principio termina por imponerse sólo una vez las cartas han sido desveladas, caricaturizando al extremo a unos villanos que terminan por perder la gravedad y sensación de amenaza que representaban. Este efecto está claramente buscado, desde luego, y aporta una ligereza bastante simpática, sin embargo el humor en sí es muy mediocre. En sus momentos de mayor lucidez apenas logra arrancar alguna sonrisa, y en ocasiones se hace incluso incómoda de ver, con chistes que llegan a caer en ramalazos racistas y sexistas muy casposos. No hay duda de que el paso del tiempo ha hecho daño principalmente a esta vertiente de la cinta. Con todo, tampoco puede negarse su utilidad ayudando a imprimir un ritmo alocado que en ciertos instantes se agradece bastante.

Pero lo que más daña al filme es su vertiente discursiva. De una historia narrada con el esquema de ésta se espera un contenido propagandístico nada disimulado, con los nazis siendo retratados como fanáticos y malos malísimos y con los valores democráticos de la sociedad estadounidense siendo ensalzados a cualquier oportunidad. Esto, desde luego, no es en sí un problema, pero se convierte en uno debido a su ejecución sumamente torpe, que en vez de reflejar contundencia y credibilidad le imprime un tono que de ingenuo y bobo resulta directamente sonrojante, con unos discursos metidos con calzador en la estructura narrativa y de los que fácilmente se podría haber prescindido sin que el mensaje se resintiese ni un ápice. Desde luego, eran tiempos propicios y en un escenario de guerra que se erigía como amenaza global tal vez su mensaje pudiese calar mucho más en la audiencia, pero estos discursos obvios y edulcorados al extremo resultan bastante difíciles de soportar fuera de contexto.

Al final, donde más destaca "A través de la noche", o por lo menos donde lo hace con más regularidad, es sin duda en las actuaciones. Bogart se siente muy cómodo con el papel protagonista de pendenciero metido a héroe por accidente para demostrar su inocencia, y el resto no le van a la zaga: Kaaren Verne, que resuelve sin problemas su rol como acompañante/coprotagonista femenino y aporta un buen toque de misterio y ambigüedad a su personaje; Peter Lorre, que en sus apariciones aisladas se convierte probablemente en lo más memorable de la cinta; o Conrad Veidt en un personaje que no le hace lucir demasiado pero que resuelve con suficiencia.

Una mezcla de géneros combinada con cierta habilidad, una primera mitad que explota de maneras muy sugerentes sus elementos noir y unas interpretaciones más que decentes son por tanto los principales puntos a favor de una cinta por otro lado irregular, en sus peores momentos bochornosa y en general tan entretenida como olvidable, claramente hija de su tiempo y probablemente sin mayor pretensión que la de contribuir al escenario propagandístico utilizando el gancho de la ficción para posicionar al espectador en la víspera de la entrada en el conflicto bélico.

Texto escrito para www.cinemaldito.com
Ghibliano
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5
25 de noviembre de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El largometraje más reciente del gallego Ignacio Vilar, director de la exitosa "A Esmorga", es una pieza semidocumental que recorre el paisaje de Costa da Morte en compañía de un ingeniero de sonido y su guía, al tiempo que desarrolla entre ambos una pequeña historia de amor lastrada por la presión social y familiar. Seleccionada para la Sección Oficial del Festival de Cine de Gijón, la película está rodada enteramente en idioma gallego, y su enfoque está claramente dirigido a representar la realidad local.

Concebida por su autor como una reivindicación en clave de homenaje tanto del entorno paisajístico de Costa da Morte como de su cultura popular, la película no escatima en recursos para ello, y su propósito se convierte en la principal razón de ser de la misma. En este aspecto es, de hecho, donde "Sicixia" concentra sus mayores logros. La recreación visual es muy hábil, sirviendo muy bien al objetivo de resaltar la belleza del paisaje y dar cuenta de esa romantización que forma parte del discurso de Vilar en el filme. Tal vez pueda hablarse de algunos momentos en los que se le va un poco la mano con esto, fruto sin duda del afán estético de su director, pero en su mayor parte encuentra un equilibrio adecuado entre la exaltación y una representación más austera y comedida.

Y si visualmente la cinta ya tiene poco que se le pueda echar en cara, su uso del sonido, convertido aquí por conveniencia narrativa en un factor protagonista, es directamente excelso. Durante una hora y media, mientras acompañamos a la pareja en la búsqueda de sonidos que se encuentran en sus parajes, los espectadores tenemos la oportunidad de escucharlo todo como si estuviéramos ahí mismo, formando parte del paisaje y recorriéndolo con ellos. Vilar incluso prescinde casi totalmente de una banda sonora para extraer toda la fuerza de un sonido ambiental envolvente, dando un énfasis muy característico y desde luego evocador al viento, el oleaje o incluso a las conversaciones que suceden en los pueblos que visitamos de la mano de Xiao y Olalla.

Sin embargo, los esfuerzos de su director por crear una experiencia sensorial fascinante, sin duda loables, chocan en el conjunto de la película con una historia de amor que en ningún momento está a la altura de lo que le rodea. De intenciones mucho más interesantes que los resultados, la trama romántica del filme sufre de una falta de cohesión importante, producto en parte de su nula exploración introspectiva en los dos personajes, pero también por los giros que parecen llegar como venazos aislados, y que dan la impresión de estar ante una improvisación chapucera. Al fin y al cabo, Vilar prescinde de un guión previo para recrear esto, y eso lamentablemente se nota y lastra mucho.

Pero lo que realmente duele de todo esto es que esta ficción no tiene una razón de ser y viéndola se me hace difícil creer que el director supiera lo que pretendía hacer con ella. Parece totalmente innecesaria, incluida por compromiso y con escaso convencimiento, y convierte lo que podría haber sido un documental estupendo en un híbrido semidocumental irregular y en muchos aspectos fallido. La película es grande cuando observa y deja actuar, ya sea al paisaje con sus lugares y sonidos, o a los habitantes del lugar cuando narran viejas leyendas o reflejan su realidad social, conformando un documento etnográfico muy logrado; sin embargo, cuando ha de tratar la psicología de unos personajes ficticios y explicar algo que sucede al margen de esta realidad documental, se hunde en el tedio y el desinterés. No hay nada en ella de los méritos que se encuentran en el resto de la cinta, y en la estructura narrativa global simplemente no logra conectar de una forma armónica, quedando como un pegote mal situado y prescindible por completo para lo que al final pretendía evocar Vilar en ella.

Con todo, tal vez calificar a "Sicixia" de oportunidad perdida por completo sea excesivo. La sensación que me deja es la de haber asistido a algo que tenía un gran potencial estético pero quedó herido de muerte por una mala decisión narrativa arrastrada durante todo el metraje; sin embargo, esa belleza y capacidad de evocación permanecen, y por momentos logran un efecto notable que hace olvidar los defectos e invita a dejarse arrastrar. Lamentablemente esto ocurre de una forma bastante más irregular y esporádica de lo que sería preferible, pero confirma que en ella hay sin duda talento y una expresión artística personal que, llevada a buen puerto y puliendo lo que sea necesario, puede llegar muy lejos.


Texto escrito para www.cinemaldito.com
Ghibliano
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El cuento de Juan
Checoslovaquia1980
7,0
34
Animación
6
25 de noviembre de 2016
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"The Tale of John and Mary" ("Pohádka o Honzíkovi a Marence") es el último largometraje creado por el reputado animador checo Karel Zeman. Se trata de una narración original inspirada en cuentos populares checos, que presenta una historia sencilla en la que el protagonista Honzík es un joven que sigue los consejos de tres gnomos guardianes, uno de los cuales representa la bondad, otro la maldad y un tercero que no parece encajar con ninguno de los dos anteriores. Junto a ellos descubrirá el amor y se enfrentará a un caballero cobarde obsesionado con limpiar su nombre.

Resaltando desde un principio el trasfondo humilde de su protagonista, en una memorable introducción muy al estilo de los clásicos de Disney en la que se evoca su historia al margen de los escritos de los grandes cronistas, la película está imbuida en todo momento del encanto y el descubrimiento de un cuento de hadas en el que la sencillez y la cercanía se alzan como los puntos de mayor atractivo. El resultado, desde luego, está a la altura, logrando transmitir una sensación de complicidad infantil en la que la cadencia de la estupenda narración en off de Otakar Brousek tiene mucho que ver, aunque no hay que desmerecer desde luego el trabajo intachable del resto de actores que ponen voz a los personajes de este cuento.

Para la representación visual Zeman elige un estilo de animación principalmente basado en recortes. Este estilo, que genera imágenes planas y con escasa sensación de movimiento debido a que sólo pueden moverse desde un ángulo, combina sorprendentemente bien con la temática y le da una estética que por momentos resulta fascinante, aunque probablemente si, como en mi caso, la experiencia con este formato de animación es escasa, en los primeros minutos llegue a distraer bastante e incluso cueste terminar de verle todo el atractivo y el potencial que tiene. Por suerte, a medida que avanza la cinta y se profundiza más en ello las sensaciones inevitablemente desaparecen ante esta representación única y ciertamente muy conseguida de la atmósfera del cuento.

El aporte musical de Karel Svoboda es sin duda memorable y contiene algunas piezas preciosas, en especial las melodías que suenan a través de la flauta de Honzík. Sin embargo, éste es probablemente el aspecto que se nota menos pulido de la película, por el sencillo motivo de que en demasiadas ocasiones la música de fondo se nota demasiado disociada de las imágenes, con lo que tenemos una banda sonora preciosa pero que no termina de calzar con lo que se narra, dando una mezcla bastante menos eficaz de lo que pretende.

A nivel narrativo es desde luego conveniente recordar la pretensión de sencillez esquemática de la cinta, porque lo que nos vamos a encontrar en ella es una colección de personajes con roles prefijados y un desarrollo muy simple. Esto desde luego no supone ningún obstáculo ante una historia que pretende evocar la magia de un cuento de hadas para niños, con escasos, aunque los hay, guiños al público más adulto; guiños en su mayor parte humorísticos que, por cierto, son tan simpáticos y sorprendentes como algo fuera de lugar dentro de la estructura del filme, aunque en ningún momento llegan al extremo de resultar molestos o invasivos.

Con todo y a pesar de sus no poco destacables méritos como consecuencia de una ejecución experta y eficiente, "The Tale of John and Mary" no deja de ser poco más que un esfuerzo muy encomiable en un género que a través de las posibilidades expresivas y estéticas de la animación ha dado lugar a algunas grandes obras maestras. Es disfrutable, evocadora y por momentos fascina, pero todo ello sucede a un nivel inferior al de éstas, no despreciable desde luego, pero al fin y al cabo menor.


Texto escrito para www.cinemaldito.com
Ghibliano
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5
29 de octubre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Iván Vasilievich cambia de profesión" es una comedia de ciencia ficción que obtuvo un enorme respaldo del público soviético durante el año de su estreno. Dirigida por Leonid Gaidái como adaptación de una obra de teatro de Mijaíl Bulgákov, esta simpática película es una vuelta de tuerca en tono humorístico a la manida premisa de los viajes en el tiempo, en la que varios personajes viajan al siglo XVI y, por el contrario, el zar Iván el Terrible termina atrapado en el presente.

Con una puesta en escena más bien floja y por momentos ridícula, a veces casi se diría que pretendidamente cutre, ésta no es una cinta que destaque por la calidad de sus composiciones, si bien su simpatía y agilidad lo compensan y permiten verla como una aventura agradable sin más pretensión que la de proporcionar un entretenimiento fácil de digerir y olvidar. La película funciona por tanto en un esquema sencillo como una farsa histórica más o menos conseguida, apoyada en un estilo humorístico muy visual y basado en gran parte en el slapstick, con un uso bastante frecuente de la clásica cámara rápida y abundancia de escenarios caóticos en los que el absurdo se acumula sin dejar tregua al espectador.

De esta forma, la cinta sacrifica su credibilidad en favor de un espectáculo de absurdo y excentricidad, lleno de persecuciones, anacronismos, cambios bruscos de escenario y momentos musicales repentinos. Las interpretaciones, en sintonía con esto, son más bien exageradas y teatrales, logrando funcionar bien dentro de su contexto, pero difícilmente pudiendo ser tomadas en serio fuera de éste. En cualquier caso, es muy meritoria la solidez global de los elementos que conforman la obra, y todo lo que podría criticarse de ellos está, en realidad, perfectamente integrado dentro de la farsa.

Lamentablemente, y al margen de no llegar muy lejos en sus intenciones, la película tampoco se luce en el resultado cuando se trata de hacer reír, el cual al final es su mayor propósito. Sin volverse en ningún momento aburrido, el filme termina siendo una experiencia irregular que es con más frecuencia cargante que exitosa, plagada de gags mediocres cuando no malos, y en suma, conformando un producto que en ningún momento da la sensación de estar a la altura del éxito desmesurado que obtuvo en su momento. Sin duda, su burla -siempre en un tono amable y sin cargar mucho las tintas- a aspectos de la idiosincrasia soviética reflejados en ese vecindario obsesionado con convertirse en un ejemplo de rectitud, así como su mirada satírica a la propia historia en la figura de Iván el Terrible, justifican de sobra esta buena recepción, pero más allá de esto no encuentro ningún hallazgo especialmente significativo; la concepción de los chistes es bastante convencional, dándome la sensación de que me puedo adelantar con facilidad al chiste, y la originalidad dentro de todo este absurdo, tanto en concepto como en ejecución, brilla por su ausencia. En cualquier caso, no se le puede negar el mérito de haber encontrado una fórmula exitosa para su público.

Dejando de lado sus aspectos negativos, lo cierto es que Iván Vasilievich cambia de profesión tiene aciertos bastante reseñables. Por lo ya mencionado, tanto actuaciones como puesta en escena, resultando bastante pobres y poco creíbles, encajan como un guante en el contexto de esta bufonada, e incluso sus personajes tienen cierto carisma y dentro de lo que cabe están bien trazados, con Yuriy Yakovlev en su doble interpretación como el zar y administrador del complejo de apartamentos destacando por encima de todos. Pero si hay algo en lo que vale la pena detenerse, es en el ritmo de la película, llevado con gran habilidad y sin decaer en ningún momento, y logrando por sí solo que una comedia muy mediocre resulte en un entretenimiento que nunca se hace cuesta arriba.

Al final, esta película de Gaidái no deja de ser una curiosidad tan apreciable como prescindible, un cine soviético del que no estamos acostumbrados a oír hablar, sin intenciones artísticas, hallazgos de montaje o una perspectiva claramente original. Y aunque sólo sea por eso, merece la pena el visionado como representación de un contexto social y cultural. El éxito de su comedia depende de los gustos personales de cada uno, pero para un espectador que se enfrente ahora a ella, ajeno a dicho contexto, veo difícil que la cinta le transmita algo más allá de una leve indiferencia, o como mucho, una diversión muy pasajera.

Texto escrito para www.cinemaldito.com
Ghibliano
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