Sergio Caballero se relaja en su cruzada artística-conceptual y juega con elementos más familiarizantes. Presenta una road movie turbia y de aspecto onírico. Acepta un lenguaje más convencional y compone secuencias de interacción con tímidos tics de rebeldía.

La puesta en escena es elegante. Fotografía preciosista con escenarios diseñados. El artista expone su obra a través de la obra. Proyecta artesanalmente elementos recurrentes de su cine: Aislamiento, naturaleza, muerte... La utilización de actores reconocibles es novedosa. Atmósfera potente y estética cuidada.

En su intento menos extremista, Sergio Caballero narra una historia de atracos y rescates. En "La Distancia" se trabaja con tramas conectadas. Su particular mundo fílmico le permite la composición de personajes y situaciones extrañas. La estructura convencional se respeta bastante y se recurre a un humor simplón, pero muy negro.

La importancia del entorno y aislamiento es una seña de identidad que abraza al autor. Mantiene interés en su propuesta con las delirantes conductas de sus protagonistas. La intención provocativa para con el propio lenguaje cinematográfico son menos vehementes. Completa su etapa de diálogo superpuesto. Color desgastado y mística con humo.

El amor entre seres inertes o la degustación sonora del sufrimiento son algunos de los elementos provocativos. El desconcierto argumental es más leve y la atmósfera disminuye.

Entre exorcismos y comida putrefacta. El humor singular de Sergio Caballero inunda esta corta obra grotesca. Con inmenso espacio a la imaginación escénica. La experimentación da un paso más que en su anterior trabajo. La segmentación de la historia permite una estructura de gags que agilizan su exposición.

Podemos reconocer elementos recurrentes como la naturaleza, la muerte, el más allá... Sigue rechazando el idioma materno y la composición de plano y contraplano para interactuar. Pretende provocar con técnica y discurso. El artista inconformista aflora. Su punto fuerte siguen siendo las atmósferas.

Una pieza experimental con mucho de improvisación y muy poco de vergüenza. Sergio Caballero se cuela en el cine para derribar pilares asimilados. Con su visual transgresión bizarra, elabora una fábula a posteriori y surrealista, pero de atmósfera potentísima.

Hipnótica y desconcertante. La propuesta de Caballero va más allá de la estereotípica historia. Utiliza al medio como lienzo para sus familiarizadas herramientas. Arrastra críticas por y para el cine como concepto artístico y rechaza elementos que deshumanicen al arte libre.

No es nuevo, pero sí atractivo.

Suspense con "Rebeca" española. Perezosa para arrancar y reajuste de ruta en su mitad. Redundante y alargada. Falta de ritmo. Torpe en su estructura y forzada en el clímax. Melodrama sin profundidad. Misterio traslúcido de peligro resultón.