Veamos. Imaginemos que no me suena ningún actor, que nadie me habla de esta película, no sé en qué año está hecha, nada. Absoluta ignorancia sobre su origen. Bien, entonces por su estética, me habría parecido una película bastante antigua, no demasiado porque los efectos especiales están bastante logrados, pero desde luego, un clásico. Tanto por sus escenarios, el vestuario, la banda sonora... De pronto aparece una guerra en el espacio exterior, de lo cuál deduzco que es herencia de la moda generada a partir de la aclamada Star Wars. Pero es que además los que pelean son romanos, lo cuál me descoloca aún más sobre la época de su concepción. Paupérrima en presupuesto me diría como mucho, sobre todo a la hora de contratar buenos actores. Una adaptación humilde de un libro bastante más antiguo que la película. Pero es que además tiene cierto tufo a película en blanco y negro, debido a que quieren profundizar tanto en la historia, que profundizan demasiado lento para ser generosos en detalles. Tan generosos que aburren. Lo cual no evita que sea una historia confusa que, de vez en cuando, se pierde a sí misma en el absurdo. Aunque, no seamos crueles, para los conocimientos que había en aquella época, está muy bien que hayan sido capaces de imaginar un Marte así, muy creativa e innovadora. Venga, no está mal teniendo en cuenta los años que eran. Hasta que veo, 2012. Y pienso, ¡no tiene perdón de Dios! Digamos, que me parece una buena adaptación, en ese sentido. Pero que conste: Carter, John Carter llega con retraso a nuestros cines, se presenta cuando ya está todo visto, poco sorprende y somos más exigentes con la coherencia de los argumentos ficticios. Ése fue su principal pecado. Las críticas sobre su historia (al margen de sus efectos especiales) habrían sido muy diferentes si hubiera sido estrenada hace unas décadas. Me apuesto lo que sea, a que si hubiera visto la luz cuando yo era pequeña, esta película se habría convertido en todo un clásico indiscutible.

Poco entretenida, por no decir que su historia me pareció soporífera. En ningún momento terminé por simpatizar con un argumento que mezcla dos historias independientes, ni tampoco con sus personajes. No le encuentro ningún momento a destacar, nada que vaya a recordar pasado el tiempo. A excepción de una escena final tan amarga. Sin lugar a dudas, uno de los peores finales que he conocido.

Que su título no conduzca a engaño. A pesar de que suena a película porno, apenas hay sexo. De los 85 minutos que dura, sólo nos presenta unos 10 minutos de supuesto erotismo. Y digo supuesto, porque sólo aparecen desnudos femeninos, conversaciones aburridas en las que nos cuelan alguna palabra obscena, como pezón o pubis, y poco más. Las escasas escenas de cama que hubo, eran demasiado breves, inconclusas y carentes de sensualidad. En general, toda la historia me pareció un absurdo en el que la mayoría de escenas resultaban innecesarias, y bastante ridículas por cierto. Para colmo, las actuaciones eran pésimas. Me imagino que en aquella época, esto era lo más atrevido que había en el mercado. Pero, en la actualidad, sólo provoca aburrimiento y risa floja.

Diálogos tontos, actuaciones planas, efectos especiales los justos. Y eso sólo era el principio, porque empeora a medida que avanza. Demasiado típica en todo, pero absurda al mismo tiempo. No hay emoción en ninguna de sus escenas, su guión suena hueco en todo momento. Lo único aceptable fue su música, tal vez porque la banda sonora es la única que nos aporta un poco de dramatismo. En general, bastante patética.

No recuerdo cuándo había disfrutado tanto con una serie. Muy divertida, con algunas escenas he llorado de la risa. Y el actor, impresionante. A pesar de que Matsumoto Jun no me gustaba especialmente, con este personaje me ha enamorado. De hecho, todos los personajes de su entorno tenían bastante gracia, o eran adorables. Muy buena serie, encantadora.