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España España · Barcelona
Críticas de Rómulo
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Críticas 355
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
19 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
After Life

“Prefiero estar con ella en ningún lugar que sin ella en cualquier sitio”. Tony.

Aprovechando un momento de saludable ociosidad, curioseo por la extensa filmografía de Netflix y me encuentro con “After Life”, una miniserie que inmediatamente llama mi atención por el único motivo de tratarse de una producción británica. Tal vez para mucha gente no sea éste, por sí mismo, un argumento de peso y muy posiblemente no le falta razón. Pero como ya saben, nunca he ocultado mi admiración por todo aquello que los ingleses -salvo excepciones- han llevado, cualquiera que sea su formato, a la pantalla. La elegancia, sensibilidad y buen gusto, el estilo narrativo, una muy cuidada fotografía y la calidad de su poderosa armada de formidables directores, guionistas y actores, me han convertido en un irreductible fan de su cine. Y no me cabe la menor duda de que la solera de una larga tradición teatral ha sido determinante para alcanzar el alto nivel de excelencia de su producción cinematográfica.
Y una vez más, no me equivoco. “After Life” me atrapa desde el comienzo. Me emociona, me hace reír en muchos momentos y en otros me produce una profunda tristeza. La historia fluctúa, como un incesante péndulo, entre la comedia más irrespetuosa e irreverente y la ineludible fatalidad con la que, en demasiadas ocasiones, el azar se ceba despiadadamente con algunas de sus criaturas.
El artífice de esta conmovedora serie es el británico Ricky Gervais, que produce, escribe y dirige, a la vez que interpreta a Tony, personaje central de la serie, un hombre de mediana edad, afectuoso, alegre e inteligente, anímicamente devastado por la muerte prematura de su esposa a la que adoraba sobre todas las cosas. La narración discurre en una pequeña y tranquila población ficticia llamada Tambury en algún lugar del Reino Unido donde, paradójicamente, la luz del sol reemplaza a la bruma y persistente llovizna que caracteriza a las Islas.
Tony trabaja como periodista en “The Tumbury Gazette”, un modesto diario que se nutre de triviales anécdotas domésticas e inofensivos cotilleos que amenizan la monótona y tediosa existencia de los habitantes de Tumbury. Gervais nos narra sin dramatismo, sin afectada gestualidad, de forma pausada, sencilla y serena, pero con gran sensiblidad y hondura, la desolacion y el calvario por el que atraviesa Tony, su dolorosa catarsis y el arduo camino hacia su redención. “After Life” es ácida y tierna, balsámica e hiriente, nos duele y consuela, nos golpea al tiempo que abre una pequeña rendija a la esperanza y, sobre todo, nos ofrece una impagable y maravillosa lección de humanismo.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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The Boys (Serie de TV)
Serie
Estados Unidos2019
7,7
26.736
Evan Goldberg (Creador), Seth Rogen (Creador) ...
8
16 de octubre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Boys

No pueden imaginarse ustedes lo bien que me lo he pasado viendo la serie “The Boys”, disponible en Prime Video. Son dos temporadas de ocho episodios cada una en los que la diversión está absolutamente garantizada: 16 horas montado en una excitante atracción de feria en la que los acontecimientos se suceden a velocidades de vértigo. En resumen, un adictivo y apasionante espectáculo en la mejor y más pura definición del término.
Verán, una poderosa corporación de nombre “Vought International”, con sede en un impresionante rascacielos del centro de Manhattan, cotiza en bolsa y sus acciones suben o bajan dependiendo de la gestión de marketing que se haga de sus activos. Y sus activos no son otros que un numeroso grupo de superhéroes de los que siete, los más populares y mejor considerados en las encuestas, forman la cúpula más visible del boyante emporio neoyorkino. A saber: “Profundo”, capacitado para cruzar el fondo de los océanos y comunicarse con sus criaturas; “Luz Estelar”, se nutre de la luz para usar sus poderes; “A-Tren”, corre más rápido que el sonido; “Translúcido”, invisible y letal como una serpiente cascabel; “Negro Oscuro”, silencioso, escurridizo, príncipe de las tinieblas; “Reina Maeve”, tan seductora como mortífera; y por último, “Patriota”, el más poderoso de todos ellos, capaz de fundirte con la mirada y atravesar los cielos a la velocidad de un cohete supersónico. No me negarán que la idea es brillante y, además, en su desarrollo mezcla todos los ingredientes necesarios para aderezar una de las ensaladas más apetitosas que he disfrutado en mucho tiempo.
Pero como estos superhéroes son asalariados de Vouhgt, cobran sueldos estratosféricos y gozan de gran popularidad, siguen las directrices de la empresa que los utiliza para obtener poder y grandes beneficios. De manera que nuestros entrañables guardianes defensores de la justicia y el orden son en realidad una pandilla de miserables y egocentristas bribones sin escrúpulos al servicio de una organización cuya ambición no conoce límites. Y a tan perversa, diabólica y peligrosa facción, se enfrentará una panda de neuróticos chiflados que se hacen llamar “The boys”, con más problemas a la espalda que una novicia ante una patrulla talibán. Así pues, con esta estrambótica mezcla de elementos, el explosivo cóctel queda activado.
Bajo el disfraz de una inofensiva parodia, el guion deja entrever la estremecedora realidad social que el espectador va a percibir de inmediato. En este sentido es inevitable sentirnos como indefensos conejillos de indias tristemente manipulados por oscuras fuerzas de un poder en la sombra. Terrorismo, inseguridad, abolición de derechos, discriminación racial, violencia de género, propagación del miedo como instrumento de control y un sinfín de las innumerables lacras que nos acechan quedan visiblemente expuestas a lo largo de la serie. Con mordaz cinismo, “The Boys” denuncia una realidad no muy alejada de la ficción que describe. Y es precisamente esa lúgubre admonición lo que la hace inquietante.
A un ritmo trepidante, esta inteligente, mordiente y maliciosa mascarada exhibe también una deslumbrante fotografía, un variado elenco de excelentes actores, la banda sonora es espectacular, los diálogos chispeantes, salpicados de hiriente ironía y los efectos especiales sencillamente magistrales. El banquete está servido y a ustedes, mis improbables lectores, les toca decidir si participan o no de tan suculento ágape.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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8
7 de octubre de 2020
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ratched

De nuevo Ryan Murphy -creador de la estupenda serie “El Político” que este cronista reseñó no hace mucho en este mismo espacio-, acompañado por un genial equipo de colaboradores, vuelve con “Ratched”, una miniserie de ocho episodios, para demostrarnos que estamos ante un tipo en el que la excelencia parece haberse convertido en su tarjeta de presentación. Porque si en “El Político” vertía saludables dosis de ácida crítica político-social y desternillante humor a través de unos personajes que parecían salidos de un estrambótico cómic surrealista, en “Ratched”nos sorprende con un guion totalmente diferente y que sin embargo conserva muchas de las señas de identidad que hacen reconocible el cine de Murphy. Ahí siguen, por ejemplo, y más acentuados si cabe, una fotografía de intenso color pastel, similares interiores excesivamente recargados como un retablo barroco, la nítida luminosidad de los exteriores en bellísimos planos, un vestuario exquisito de vivas tonalidades y una cuidadísima ambientación para situarnos en el Estado de California inmediatamente después de finalizada la Segunda Guerra Mundial.
El personaje principal recae en la enfermera Mildred Ratched, increíblemente interpretada por una Sarah Paulson que se deja jirones de piel en cada escena. Mildred es una mujer madura que esconde un sombrío pasado, de inquietante personalidad, fría, hermética y desconcertante, provista de una determinación enfermiza, capaz de recurrir a cualquier medio, por siniestro que sea, con tal de lograr sus propósitos.
Junto a ella, la australiana Judy Davis da vida a la descacharrante Betsy Bucket, jefa de enfermeras del mismo hospital psiquiátrico en el que trabaja Mildred. Judy despliega un insólito repertorio de recursos escénicos. Se muestra hilarantemente histriónica, ríe con la misma facilidad que llora, sus estados de ánimo pasan de la euforia al abatimiento en cuestión de segundos, su estrafalaria gestualidad no conoce límites y me hace pasar momentos inolvidables y sumamente divertidos.
Cynthia Nixon, Amanda Plummer, Jon Jon Briones, Sophie Okonedo y Finn Wittock, a los que se une Sharon Stone convertida aquí en una sórdida y perturbada millonaria, completan una panoplia de estupendos actores a la altura de esta brillantísima serie. Murphy cierra el último episodio dejándonos la miel en los labios en un final abierto y turbadoramente amenazante, presagiando una próxima temporada que este cronista procurará no perderse.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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7
29 de septiembre de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Traidores - Traitors

De nuevo una miniserie inglesa de ocho episodios llama mi atención en Netflix. Y como el fiel entusiasta que soy de todo aquello que lleve la firma de la factoría del cine británico, me dispongo de inmediato a verla. Y compruebo, una vez más, que todos y cada uno de los atractivos que me han convertido en un adicto de sus realizaciones permanecen intactas en “Traidores”.
En 1945, una vez terminada, al menos oficialmente, la Segunda Guerra Mundial, comienza otra -si no tan evidente, trágica y devastadora- igualmente inquietante: La Guerra Fría. Como consecuencia de tan pavoroso desastre, Inglaterra ha quedado físicamente deshecha y financieramente arruinada. Y no sólo eso, sino que por mor de la Ley de Préstamo y Arriendo (Lend-Lease) y de la que el pueblo inglés no es demasiado consciente, su país ha contraído una cuantiosa deuda con EE.UU. a tenor de la ayuda yanki recibida durante los años del conflicto bélico. Para más inri, Churchill ha perdido las elecciones y los laboristas suben al poder, lo que contribuye a acentuar los temores del capital, la burguesía y clase media del Reino Unido. Por todo ello, el letal veneno de la desconfianza ya ha sido inoculado en los susceptibles organismos de las dos potencias aliadas. Por si todo este magma de adversidades no fuera suficiente, el miedo a que el ideario comunista contamime a Inglaterra y al resto de Europa añade un nuevo factor de intranquilidad al complicado tablero estratégico en el que los vencedores tratan de situar sus piezas.
Así es como un Londres irreconocible, semisepultado bajo escombros y víctima de los bombardeos alemanes, se convierte en un centro internacional de espionaje. Espías estadounidenses, ingleses y rusos se espían y contraespían. Y es en este florido jardín de calamidades, donde la joven, encantadora e ingenua Feed Symonds, admirablemente interpretada por la actriz Emma Apleton y muy bien arropada por un elenco de extraordinarios actores, se ve obligada a sobrevivir en el fragor de un ininteligible jeroglífico de intereses políticos y atrapada entre el fuego cruzado de un peligroso avispero.
La serie va tomando fuerza y crece en emoción y suspense a medida que avanza y, en muchos momentos, nos inmoviliza el poder de sus imágenes y aterran los métodos de violencia que emplean algunos de sus implacables personajes. Y siendo todo ello, mis improbables lectores, incuestionables razones para no perdérsela, la explícita y exacta información que recibimos sobre el trasfondo histórico en el que se desarrolla el relato supone un poderoso aliciente más para sumergirse en las profundidades de esta oscura, enigmática y bien ambientada serie de espionaje. Ustedes deciden.

Emilio Castello Barreneche
Rómulo
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8
21 de septiembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Sinner

Si ustedes, mis improbables lectores, aman las emociones fuertes, disfrutan de los relatos sombríos en los que el alma humana se manifiesta en toda su desgarradora fragilidad, en los que la maldad y la integridad difuminan la línea de una frontera invisible y son capaces de transitar entre la luz y la sombra sin desfallecer por el camino, ésta es su serie.
“The Sinner” -a su disposición en Netflix- consta de tres temporadas y el autor de esta maravilla es el estadounidense Derek Simond,
inspirado en la novela homónima de la escritora alemana Petra Hammesfajr. Cada temporada es una historia cerrada con diferentes actores y escenarios pero hábilmente hilvanada a través de un
mismo protagonista tan singular, ambiguo y desconcertante que secuestra nuestra voluntad desde el primer minuto. Y éste no es otro que el inspector de policía Harry Ambrose, admirablemente interpretado por el actor neoyorquino Bill Pullman en un papel que parece haber sido creado para él, tal es el grado de complejidad e infinidad de registros que imprime a su personaje.
Harry es un investigador tenaz, inteligente y obsesivo. A su asombrosa intuición suma una gran capacidad de observación. Es incansable, astuto, paciente, sumamente meticuloso y jamás se da por vencido. Interviene y resuelve casos que por su presumible transparencia terminarían siendo archivados de no ser por su perspicaz determinación e infalible olfato. Pero, tras su intimidante personalidad se esconde un ser frágil y extremadamente vulnerable. Desde hace tiempo se halla físicamente mermado por una ciática crónica que en ocasiones lo inmoviliza y se convierte en un verdadero martirio. Sin embargo no es esta dolencia la peor carga que soporta. A Harry le duelen otras heridas mucho más profundas, heridas que a pesar del tiempo transcurrido aún no cicatrizan. Todo ello convierte a Harry en un ser hermético, solitario, incapaz de exteriorizar sus emociones, contínuamente enfrentado a dilemas morales y maniatado por sus propias dudas e inseguridades. Las causas de ese infierno interior que le atormenta desde que era un niño nos irán siendo reveladas en el trancurso de la serie.
“The Sinner” no recurre a trillados estereotipos, ni a manoseados métodos de investigación mil veces vistos, lo que la convierte en una serie singular, distinta, enigmática, capaz de acelerar los latidos de nuestro corazón. Se apoya en un potentísimo guion minado de giros sorprendentes en los que los indescifrables misterios que controlan la mente humana se filtran por cada poro de esta inclasificable historia.
Cuenta además con un elenco de extraordinarios actores tales como Matt Bomer o Jessica Biel. Pero sobre todos ellos sobrevuela la sombra de un Bill Pullman imbatible que, con su sola mirada, y a través de impactantes primeros planos, nos interpela, conmueve y estremece.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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