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España España · málaga
Críticas de nachete
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Críticas 255
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
18 de abril de 2008
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno se acoge a la experiencia de su director y su buen hacer en la notable Infernal Affairs y espera encontrar algo de interés en su paso a Hollywood, pero no hay manera: The Flock es peor que picarse un gramo de harina. Y lo es un poco por todo lo que se ha dicho por aquí (tanto por parte de la crítica como por parte del público): estética chunga y cargante, sordidez de manual, guión chapucero y rico en tópicos, reflexiones sobre la violencia que provocan vergüenza ajena, carencia de chispa del conjunto del reparto... Richard se flipa como se flipó Connery en aquella película de Lumet (La ofensa), pero no le llega a la suela de los zapatos pese a la similitud de sus personajes y de la propia película, que también hablaba de los estragos de la violencia en la psique de los que la combaten.

Claire Danes, por su parte, parece no enterarse de nada, como casi todos los que han trabajado en esta película. The Flock es una especie de barco a la deriva: avanza un poco por dónde le da la gana, sin carisma, sin fuerza (pese a los fútiles y pretenciosos intentos de Lau por resultar moderno y perturbador), sin sacarle partido a un guión con posibles que merece ser echado a la hoguera junto al que lo escribió (en serio, el final es espantoso) y que acaba situándose, dada su mediocridad, en la misma liga en la que jugó la olvidable Sospechoso cero. En fin, un paso en falso en la carrera de Lau, de Gere (que me convenció en The Hoax) y del propio género del thriller turbio y sucio que inició Seven y que continúan cuatro pelagatos de discurso exiguo y, eso sí, muchas ganas de epatar y sentar cátedra sobre lo jodido que es este mundo.

Lo mejor: no aburre demasiado.
Lo peor: la inconsistencia del guión, el trabajo del director, la poca química Gere/Danes, etc.
nachete
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8
29 de marzo de 2008
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué película habrá visto el compañero o0_oscar_0o para afirmar que estamos ante un drama de "matrimonios mal avenidos". Los matrimonios, efectivamente, pasan apuros por ese flirt caprichoso que anuncia la traducción castellana, pero la lupa que los contempla está cargada de ironía. Quizás lo que despiste sea lo muy negro que resulta a veces su sentido del humor, rayano en el sarcasmo. Como siempre, el maestro es un ídem desnudando las miserias e hipocresías de la alta sociedad, sobre todo cuando los sentimientos entran en juego.

Por lo demás, el toque Lubitsch (es decir, la elegancia del sugerir en vez de mostrar, la imagen que nos ahorra decenas de insustanciales líneas de diálogo) sigue presente, de hecho más presente que en muchas de las películas del autor de Ángel. Los peligros del flirt juega en la misma liga que El abanico de lady Windermere, y si no es tan buena como aquella al menos se le queda muy cerquita, confirmando que su etapa muda fue una de las más brillantes que nos ha ofrecido el séptimo arte.

El espectador de a pie, además, podrá comprobar no sólo que las comedias de enredo ya existían antes de los tiempos del cine sonoro... sino que además se hacían mucho mejor.

Lo mejor: su elegancia narrativa, su ironía, hasta el reparto me parece que está estupendo (con Menjou a la cabeza).
Lo peor: que haya quien no reconozca su aún vigente modernidad.
nachete
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6
27 de marzo de 2008
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Pan Cosmatos dirigió, entre otras, Rambo y Cobra. Lo cual podría indicar que para él el cine siempre supone una guerra, ya sea en el campo del terror, del thriller u, obviamente, del género bélico. En esta película Peter Weller las pasa más putas que en Robocop, y acaba igual de cabreado. No hacían falta las dos citas explícitas a Moby Dick y a El viejo y el mar para darnos cuenta de que su personaje es la reencarnación en clave yupi de los viejos Ahab y Fuentes, y su lucha un atávico duelo entre hombre y bestia contemplado desde una perspectiva doméstica y claustrofóbica. La trama, casi anecdótica, sabe cubrir los 90 minutos de metraje evitando los altibajos, lo cual nos da una medida bastante aproximada del talento de Cosmatos como narrador minimalista (y chiflado). Y el final, en contra de lo esperado, se estudia desde un punto de vista muy inteligente que deja buen sabor de boca (ver spoiler). Todo es un poco ridículo y divertido a su pesar, pero a mí me ha molado.

Lo mejor: una cena de sociedad y el tour de force de Peter Weller.
Lo peor: ¿qué coño ha comido esa rata para ser tan jodidamente grande e inteligente?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nachete
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7
26 de marzo de 2008
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Frankenstein de Mary Shelley es una negación de la idea de inmortalidad: si bien posible, va ligada a la locura y supone una tortura para quien la padece. Que Shelley y cía. no eran mancos intelectualmente hablando es un hecho evidente, por eso no extraña que el mito creado por la autora británica aspirara a ser algo más que el cuento más terrorífico jamás escrito (requisito inicial de la apuesta entre los tres escritores) para convertirse en una reflexión plena y compleja sobre la angustia que provoca la finitud.

Sería absurdo abordar este simpático film de Sherman esbozando lecturas de carácter filosófico o existencial, pero también resulta igualmente injusto englobarlo en esa tendencia ochentera marcada por la superficialidad y la sangre gratuita. Al pensar en Dead and buried me vienen a la memoria films que se distanciaron de una forma u otra de la masa generalmente uniforme e indistinguible de cine de terror de los 80: títulos como Un hombre lobo americano en Londres, Poltergeist, En compañía de lobos o Society hicieron de su singularidad su principal virtud, alcanzando con ello la condición de clásicos.

Ya sean provenientes de la serie A o de la serie B (yo la situaría más cerca de Society que del resto, por ejemplo), lo que finalmente llama la atención es su vocación de originalidad, de trascender materiales manidos o de derribo para crear un artefacto con vida propia, tan deliciosamente camp en forma y espíritu como ese doctor Phibes empecinado en vengar a su amada a través de un montón de gadgets dignos del Correcaminos.

Aún admitiendo que, cinematográficamente, Dead and buried no es tan brillante como las antes citadas (el guión, tramposo y efectivo, presenta indefiniciones), lo cierto es que posee un aura particular que brilla con una luz propia tan cegadora que resulta casi una indecencia achacarle este tipo de defectos.

Sobre el argumento conviene desvelar poco, porque una de sus mayores virtudes reside en la atrapadora progresión de su narrativa, caliente desde el mismo prólogo. Sherman, dignísimo artesano relegado al ámbito televisivo (y autor de la infravalorada tercera parte de Poltergeist, precisamente), es un hacha retratando colectivos chungos de dudosas intenciones, y une su sabiduría terrorífica a la magnífica labor en los FX del genial Stan Winston para concebir imágenes poderosas (la reconstrucción del cadáver) y enfatizar el poder sugestivo del artero y renovador libreto de Dan O’Bannon y Ronald Shusett, artífices de Alien dos años antes.

Si a esto le sumamos un tramo final de un “bizarrismo” poético conmovedor y un desenlace (copiado después) que ya forma parte de la Historia del género, pues nos quedará esta rara cinta de miedos y obsesiones, que suple lo descuidado de su factura formal con penetrantes cavilaciones sobre el significado del Más Allá... enquistado en el Más Acá.

Lo mejor: su tramo final, aunque me obligue a hacer concesiones.
Lo peor: buscarle fallos al guión... y encontrarlos.
nachete
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5
25 de marzo de 2008
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras veía la película, y según se desarrollaba su muy sencilla historia, pensaba en ese episodio de La Odisea en el que Ulises acaba junto a sus compañeros de travesía en una isla gobernada por una bruja hermosa que utiliza sus armas de seducción para mantenerlos allí atrapados para siempre. Tenía la duda, por tanto, de si esta obra de Koundouros trataba sobre el amor o sobre el deseo. Es sobre el amor, que no es otra cosa que el sedimento que queda cuando el deseo ha desaparecido. En los créditos finales el aroma, palpabilísimo, a literatura clásica y antigua queda confirmado: se trata de una adaptación libre de los Idilios pastorales de Theocritus y del texto de Longus Dafne y Cloe.

Hasta aquí su base. ¿Cómo se expone esto a un nivel narrativo? Desde mi punto de vista, de forma muy mediocre. Realmente pasa muy poco, y lo poco que pasa apenas se entiende. La película tiene un exceso de simbología que, sin embargo, no contribuye a aclarar los sentimientos y comportamientos de los personajes, cuya forma de pensar alcanza puntos de verdadera opacidad. Las miradas, los gestos pequeños, esbozan una historia de despertar sexual y amoroso captada de una forma desnuda, pura. Es su principal baza: filmar la belleza e inocencia de la juventud en su tránsito a la madurez, pasando por alto el estúpido tabú del desnudo infantil o preadolescente.

La historia del niño pastor enamorado de la niña pescadora se combina con la del hombre pastor enamorado de la mujer pescadora, pero lo hace de una forma poco clara, sin querer o sin saber matizar cuáles son las relaciones verdaderas que los unen (algo evidente en una escena cumbre del final). El ritmo que imprime Koundouros, por otra parte, no ayuda demasiado a hacer apasionante y conmovedora una historia que originalmente quizás lo era, aunque algunas escenas de intimidad de los chavales estén cargadas de ternura y belleza. Incluso el montaje falla a veces por chapucero.

Queda, al menos, una obra curiosa, apacible y bella de contemplar (por las localizaciones, por la propia belleza del reparto), pero bastante aburrida y confusa, y sin la lucidez y la capacidad poética de, por ejemplo, un Jodorowski, por citar otro autor que quiso llegar al corazón del alma humana a través de la abstracción y la alegoría. Eso sí, el rodaje debió ser como una vacaciones pagadas: todo el día en la orilla, al solecito y sin casi texto que memorizar.

Lo mejor: pese a algunas impostadas escenas de roce sexual, la convicción de los dos jóvenes enamorados.
Lo peor: el tira y afloja de unos y otros a veces no se entiende demasiado.
nachete
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