Una película envuelta en un filtro rosáceo, tres actrices de oscars enredadas en un guión pobre y lioso. Tarde de cine de antaño domingo cuando pasaban por la tele ese cine televisivo de serie B que le gustaba tanto a mi abuela. Un cine de drama sobre todo, lleno de protagonistas mujeres (en este caso triunviro de oscars Diane Keaton, Sissy Spacek,Jessica Lange) metidas en líos y generosas soluciones de thriller en los guiones. Una verdadera fórmula, que reivindicaba el neorrealismo de los 80 en el granuloso visionado. Aquí esa fórmula encaja. Es la impresión que te llevas al ver una película que se te hace muy pesada y repetitiva en su esquema: el reencuentro de las tres hermanas en la casa familiar. La rememoración del pasado y de paso, el análisis de las situaciones de desgracias personales de cada una de las hermanas. Todo bajo el nexo poderoso de la casa familiar y el peso de una educación común y cómo ésta ha afectado de manera distinta a cada una de las hermanas y de cómo hacen frente cada una a los demonios particulares de las tres. Se trata pues de personalidades distintas forjadas bajo el mismo fuego que luchan en su madurez por encontrar su lugar y por fin descubren que van a hacerlo juntas. Tantos años separadas y van a descubrir el secreto familiar.
Demasiada palabrería en vez de guión... borrachera de frases teatrales. Terminas de los nervios aún sabiendo que cinéfilamente esta película tiene una extraña cualidad y magnetismo que en su propia rareza debería salvarla.
Lo dicho, histeria atropellada, féminas de oscar bajo la batuta de Beredfords.

La obra de Conrad popularizada, en la superior versión cinematográfica a mi juicio de "Apocalipsis Now" (de las pocas ocasiones en que una versión cinematográfica supera la obra en la que se inspira), tiene aquí una semiversión western.
"Río Conchos" es un western vigoroso del 64, cuando ya las cosas se mostraban de otro modo. Más crudo, más cruel. Se dice que tiene relación con "Los Comancheros", o tal vez, el asunto del tráfico de armas de blancos a los apaches también en el "Hombre de Laramie". Pero lo más impactante, es el tema del odio confederados/ yankees tras la guerra de Secesión (véanse la cantidad de películas western sobre el tema) .
A un equipo de hombres les es encargada una misión desde un fuerte en la frontera mexicana. Este equipo lo formarán un amargado Richard Boone, (que solo piensa en asesinar apaches tras encontrar a su mujer e hijas torturadas por los indios), un convicto forajido, el mexicano Franciosa, un capitán yankee Jim Brown (el actor Stuart Whitman que tiene un aire idéntido a Robert Ryan), y para finalizar un soldado negro (símbolo del cambio yankee en el sur) . He aquí una misión a cumplir plagada de peligros, una aventura sin piedad. Por parte de nadie: ¿westerns crepusculares después?, aquí ya no les temblaba la mano.
Gordon Douglas emplea unas grúas y planos flotantes destacadísimos a los largo de toda la película, se trata de un experimentado director con una filmografía muy abundante desde la era dorada de los estudios.
La misión de buscar entre los peligros quién (personaje misterioso) es el que asalta cargamentos de armas automáticas para dar a los apaches, lleva al grupo a través del curso del Río Conchos, a la frontera mexicana donde un loco coronel confederado quiere restaurar un "pequeño reino" en estas nuevas tierras. Para ello cuenta con un ejército de forajidos y apaches desalmados. Para ellos, es su dios en la locura, pero aquí en la sangre y venganza, todos se vuelven locos.

¿Cómo se afronta de manera fácil, entendible, desmitificadora y simple el origen de una de las mayores bandas de forajidos la historia americana del oeste y dos de sus fuera de la ley más célebres, los hermanos Frank y Jesse James?.
La respuesta es Nicholas Ray. Exquisto artista director está claro, que se ha querido recuperar su figura en el argumento de que era más autor que artesano, y puede ser en algunas películas, aunque en otras, demos un poco también de mérito , en justicia, a los demás. Aquí uno de mis guionistas preferidos Nunnally Johnson deja también su rastro.
Esto es un clásico muy bien estructurado en flashs backs, que con un metraje corto y exacto funciona como un reloj suizo. No hace falta más. No sobra ninguna escena ni se echa de menos nada.
Lo que comienza de nuevo como una explicación del contexto histórico del final de la Guerra de Secesión. Estamos en Missouri. Los confederados derrotados mantienen una resistencia de guerrillas. Los vecinos rencillosos (representados en Arkew, Chubby Johnson) de otras causas se hacen partícipes de la causa yanqui. Los "soldados azules" ahora campan por el sur con impunidad legal para saquear y arrestar a todos los confederados que se resistan. Entonces, es cuando amenazan a la familia James. Una madre y sus tres honrados hijos.
Robert Wagner cumple sobradamente en el papel protagonista, pero me gusta la sobriedad y honradez que emerge de la claridad de los ojos de Jeffrey Hunter, que no siempre hacía de bueno en los spaghetti aunque llegara a protagonizar al propio Jesucristo con Nicholas Ray.
Meticulosa revisisón de muchísimos temas del western. El origen de la impiedad del hermano menor, Jesse no es más que la venganza. El tema fundamental.
Vamos a ver a un campesino abnegado y enamorado bautizándose en el río con su esposa (Zeredlda es la rubia dulce que interpreta Hope Lange) para seguir una vida cristiana siguiendo la senda baptista. Mientras, acto seguido, (tras una causa supuestamente justificada que no desvelaremos), va a transformarse en un ser cruel que no puede dejar de matar ni seguir la senda del dinero fácil y el saqueo. Históricamente, visto como un héroe de la época, el pistolero ya era protagonista de sus propias idealizadas aventuras outlaw en novelas baratas (que si un patriota del sur, que si un Robin Hood...¿qué hay de cierto?).
No vamos a contar ni cómo empieza ni su desarrollo, ni las aventuras de una banda con la que empatizamos impregnados también de la leyenda Lo de la banda en gabardinas amarillas no es patente del spaghetti. Solo huiremos con ellos y escaparemos muchas veces, asaltaremos los trenes, robaremos en otro estado, dispararemos y no tendremos otro deseo que escapar siempre porque ya tampoco nosotros podremos volver.

Michael Curtiz con mucho oficio y un buen guión rueda una de las grandes películas de todas las épocas de gánsters. Cómo no, son los años 30 y la Warner. Y está James Cagney, Rocky, una bestia en el papel de tipo duro de los bajos fondos.
Película con moralina. Pero moralina digna de digerir. ¿Trata de la amistad entre dos amigos que han escogido distintos caminos? Sí.
¿Trata del determinismo social de la juventud de las clases bajas? También.
Trata, de que por más implacable que sea el gángster, tiene corazón.
La presencia de los chicos de la calle (los llamados Dead end kids) que hacían su primera aparición en Dead end y que repetirían como pandilla de chicos de barrios bajos en varias películas es tan importante o más esta vez que la propia historia del romance del protagonista con la joven (Laurie) Ann Sheridan.
Por los nombres ya tenemos la presencia de mucha Irlanda tanto en el reparto como en los protagonistas. El barrio deprimido no da otra salida a los jóvenes que la delincuencia como camino fácil. La parábola de los dos amigos con el mismo origen humilde, uno en la cárcel toda la vida y otro sacerdote católico Jerry Connelly) como buen irlandés.
La película habla del camino ancho de la perdición y del estrecho de salvar la dignidad y el alma. Es por lo que digo que es una película con mucho mensaje moral que algunos les gustará y otros tacharán.
Rocky (Cagney) sale de la cárcel, su ex socio Frazier (Bogart) sudoroso y rastrero le traiciona, trabaja para peces gordos, la mafia y la policía que está comprada...(casi un siglo después la corrupción es equivalente ) Bogart ya no quiere más que eliminar a Rocky que se entera de sus planes.
Los jóvenes de la calle adoran a Rocky y éste conoce la influencia que ejerce con los chicos. Éstos le ayudan incluso en un golpe.

El final tiene un giro buenísimo de guión. Nosotros a estas alturas ya hemos empatizado tanto con el personaje que las mismas dudas que tiene, las sentimos como espectadores.¿Qué hacer? No perdérsela.

De acuerdo que vuelve Connery (cobrando una pasta), de acuerdo que fuese un éxito comercial en su día , de acuerdo que está Q, M, Monneypenny y hasta Guy Hamilton dirigiendo como las de antes...pero no...seamos sinceros. Menudo refrito, sin recursos y sin paisajes exóticos, y falta de inspiración (las escenas de Bond en el hotel con la chica cuando ya sabes que van a aperecer los malos se repite como la cebolla). Pero lo peor son las continuas bromas, que no estarían del todo mal si el resto funcionase. Pero parece que todo lo no gracioso que era Bond de repente aquí se nos ha vuelto del tirón chistoso de guión. La aparición de una pareja de asesinos a sueldo gay que parecen más bien Wyoming y Santiago Segura en "Muertos de risa" tampoco se sabe muy bien a saldo de qué viene.
Aunque hay que reconocer que tiene cierta gracia la crítica a la Nasa y el posible decorado de falso de la llegada del hombre a la luna, algo que se comentó desde entonces, es un guiño histórico de los británicos de lo más sutil. Otras, como las agresiones gratuitas a féminas no tanto. Aunque aquí hay dos chicas que son capaces de pegarle una buena paliza a Bond.
La chica partenaire Tiffany Case (Jill St. John) no está mal, pero acaba cansando. Al igual que la trama, diamantes para arriba , diamantes para abajo. Feísmo de los lugares, véase Sudáfrica, minas, Amsterdam y sus hangares, Las Vegas e interiores ya de plenos 70 con colores ocres y oscuros.
Hay que reconocer tres escenas angustiosas que salvan un poco el ingenio, la de ser enterrado vivo y echado a un crematorio, la del ascensor exterior y la de la pelea en un interior de un ascensor ( no he visto tantos meneos en un ascensor desde Emmanuel, broma para estar a tono en la crítica con el film.)
El malo sigue siendo Blofeld, (Charles Grey), el plan ésta vez un láser destructor desde un satélite que necesita de diamantes.
Lo que pasa y cómo transcurre hay que verlo. Hay que verlas todas y luego opinar, es una delicia leer las críticas de filmaffinity positivas o negativas.