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España España · OVIEDO
Críticas de ALESNAKE
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Críticas 201
Críticas ordenadas por utilidad
7
29 de abril de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Puede que el público la adore por su mezcla de acción incesante y diálogos ágiles repletos de gags y humor nostálgico; pero lo mejor de este volumen 2 es la atención al interior de sus personajes.
-Gunn ha explotado totalmente su amor por el cine de Serie B en esta secuela mucho más inteligente de lo que se ve a primera vista.

Sin rodeos ni salto espaciales. No es difícil saber que el UCM me ha ido entusiasmando más y más desde que decidió especializar cada película en un género diferente para que las tropecientas cintas anuales no se nos hagan tan cansinas. “Avengers” (2012) fue una película clave, una declaración de lo que se podía lograr uniendo a los héroes tras sus película individuales, un logro (para bien y no tan bien) del cine como entretenimiento y un regalo para cualquier fan de los cómics que no fuera especialmente quisquilloso para entender que el universo cinematográfico no seguiría los pasos de lo narrado en las grapas. No obstante, la película estrella de la casa de las ideas es, fue y probablemente será “Guardians of the Galaxy” de James Gunn. Un prodigio de Space Opera convertida en película de culto instantáneo, el “Star Wars” de la nueva generación. Pura nostalgia, puro color, puro exotismo visual, puro cariño por los personajes y chabacanería paródica para dar el contraste necesario a todo ese cine superheroico post-Nolan necesitado de filosofía trascendente, oscuridad épica y delirios de tragedia. Un recuerdo valioso de como era el cine de entretenimiento de antaño. Ahora, después de tres largos años de espera, regresan nuestros forajidos favoritos. Con James Gunn de nuevo a los mandos de la nave y un potente reparto que crece gracias a los fichajes de Kurt Russell, Sylvester Stallone y Elizabeth Debicki; entre otros. Abrochaos los cinturones, vamos a hablar de este nueva y psicotrópica aventura espacial. Darle play al volumen 2.
El comienzo deja claras un par de cosas. Lo primero, que vamos a caer rendidos ante Baby Groot, el bichejo-árbol más encantador y tierno que veremos en pantalla esta temporada. Su baile introductorio mientras sus compañeros luchan de fondo con un pulpogusano gigante que escupe fuego de colores pone de manifiesto que la comedia será la protagonista principal de esta secuela, que la música no va a cesar ni medio segundo, que Gunn ha mantenido su estilo intacto y sí, como dice David Hasselhoff, que todos somos Groot. No obstante, también produce cierta sensación de repetición respecto a la primera entrega, algo que da mucho miedo cuando vemos una secuela y que afectará en ciertos sentidos a este volumen 2. Porque esta segunda entrega por momentos parece un episodio de relleno de alguna serie galáctica (uno de los buenos eso sí) en el que importa más el humor ochentero en vena (desde lo más obvio a lo más ingenioso) que llevar la historia hacia el siguiente nivel.
Pero hay que ver más allá de todo el caos y los gags irrefrenables, pues Gunn nos está contando una historia sobre familia y paternidad. El director emplea una excusa argumental para hacer que sus personajes crezcan, dividiendo en dos la narración para contarnos por un lado el desarrollo de la relación entre Quill y Ego, y por otro el ocaso de Yondu como líder de los saqueadores. Así pues, pese a no ser igual de fresca, brillante, alucinante y cautivadora que la primera; tiene para ofrecer un corazón completamente auténtico, que se revela cuando reduce el ritmo para poner frente a frente a sus personajes, sus emociones y problemas. En esas ocasiones la película toca techo, aunque a veces le cuesta equilibrar los tonos más de lo esperado. Mientras tanto, cuando el ritmo está en “modo on” y la música baña el escenario, el regreso de los guardianes abraza sin prejuicios y mucho más que nunca su condición de hiperbólica serie B a la que es imposible resistirse, incluso ofreciendo elementos muy alejados del cine de industria. Y así es como avanza como un cohete (el metraje se alarga) hasta un emotivo final cuyos últimos 15 minutos son una maravilla.
Este segundo volumen no tiene problemas en aceptar sus raíces y convertirse en una gigantesca caricatura espacial que mantenga la sonrisa del espectador de principio a fin. Tampoco se olvida de sus personajes, que son la pieza fundamental y dan el contraste tonal en sus conversaciones sobre las relaciones humanas y la familia. “Guardians of the Galaxy 2” es un triunfo chabacano, comiquero, caricaturesco, autorreferencial, psicodélico, retro y muy emotivo; que sin llegar al nivel estratosférico de aquella pieza inolvidable, trono indiscutible del UCM, ofrece más de dos horas de diversión libre y genuina, de esa que ahora parece un placer culpable. Además, en su interior, nos habla con inteligencia, honestidad y valor sobre asuntos de los que merece la pena escuchar. El último logro de Gunn, hacer los créditos más efímeros de la casa, con cinco escenas post-créditos.
ALESNAKE
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7
11 de marzo de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica de “Kong: Skull Island”

-Uno de los mejores blockbusters de los últimos años. Es inteligente, hermoso, atrevido y peligrosamente divertido.
-Los problemas de guion no son capaces de impedir que el viaje sea un auténtico disfrute cinéfilo. Cualquier pero se queda pequeño comparado con Kong, el auténtico rey de los monstruos.

Jordan Vogt-Roberts es un director estadounidense que iba a encargarse de la adaptación al cine de la famosa saga de videojuegos “Metal Gear Solid”. La verdad es que no sé como lleva esa tarea completamente imposible, pero tampoco entendía muy bien la decisión. La razón, su único largo hasta ahora era un interesante drama independiente sobre la adolescencia titulado “The Kings of Summer”. Cuando la vi me sorprendió bastante. Era fácil encariñarse con esos personajes que huían para crecer por si mismos, su humor era tan extraño como cautivador y las influencias del director eran sofisticadas. Aún así, saltar de ahí hacia la adaptación de MGS, un thriller de ciencia ficción inabarcable y en el terreno maldito de las adaptaciones del videojuego; algo peculiar. Sea como fuere su nuevo proyecto me despistó más o menos por igual. Se iba a encargar nada más y nada menos que de una precuela de mi amado King Kong. A priori no es un momento nada malo, pues se está apostando bastante por el género Kaiju Eiga, aunque personalmente creo que no se está profundizando bien en él. Hace ya 12 años desde que Peter Jackson cumpliera su sueño de la infancia de revivir a Kong para el celuloide, con aquella desproporcionada aventura de 190 minutos que tan pronto me hechizaba como me fatigaba. Ahora Warner Bros nos lo trae de vuelta, más grande, con guion de Dan Gilroy (“Nightcrawler”) y Max Borenstein (“Godzilla” 2014), y un reparto coral muy potente en el que podemos encontrar a: Tom Hiddleston, Brie Larson, Samuel L. Jackson, John Goodman, John C. Reilly y Toby Kebbell. Pero que quede una cosa bien clara, Kong es el verdadero rey de la función.
Esta es una gran película de Kong. Un torrente de entretenimiento puro con virtudes inesperadas y con el que Vogt-Roberts recupera la esencia del mejor cine de aventuras y revive el afán de descubrimiento con una plena evocación a los clásicos de siempre, que resuena a Michael Crichton, al amado Julio Verne de nuestra infancia y al tesoro de Robert Louis Stevenson -entre otros-. El director erige una magnífica puesta en escena que derrocha referencias y estilo visual. Se rechaza el montaje centelleante típico de estas producciones para optar por los planos largos y el trabajo con la atmósfera. Con estos elementos cada escena es una nueva y monstruosa sorpresa que además brilla en su empleo del homenaje al cine ochentero más de culto, desde el sci-fi alienígena de McTiernan y Cameron hasta los trazos de “Full Metal Jacket”, todo ello acompasado por un repertorio musical setentero y totalmente roquero. Hasta queda tiempo para contonear con experimentos visuales de lo más variopintos (el flash de la cámara en el estómago, los momentos FPS, el sandwich, etc). No obstante, dónde apabulla el trabajo de Vogt-Roberts es en dos escenas de acción clave. La primera, la de los helicópteros, 15 minutos portentosos que terminan con un cielo llameante y un duelo de miradas sobrecogedor entre los dos “badass” más pletóricos de la cinta. En el otro lado del río, la impresionante pelea final, un regalo para los fans de la Serie B Kaiju Eiga pero realizado con presupuesto de superproducción, dan ganas de rugir.
La mezcla de géneros es abundante y extraña, aunque está hilada con solidez, incluso los momentos cómicos funcionan a pleno rendimiento. El núcleo es el género bélico, de ahí que “Apocalypse Now” sea un referente casi permanente y que la historia transcurra al final de la Guerra de Vietnam. Todo gira en torno a la guerra, su conjunto de personajes no puede dejarlo mas claro. Incluido ese Marlow de John C Reilly, nombre del protagonista de la novela de Conrad y contracara del Kurtz de Brando. El guion deja múltiples lecturas antibelicistas y en relación a la psicología del hombre, la tecnología contra la naturaleza, el modo de vida actual, la derrota, etc. Aunque su discurso es inteligente y bienvenido, encuentra obstáculos importantes en subrayados torpes, paralelismos convenientes y tramposos trucos narrativos en pro de la acción. Además los personajes son una vuelta de tuerca a los estereotipos habituales, con unas pinceladas que los hacen interesantes pero no eliminan el problema. Los únicos elaborados son el de John C. Reilly y el militar vengativo de Samuel L. Jackson; arquetipos paradigmáticos. Personalmente no le doy importancia a esta decisión, creo que la película logra que los personajes me importen más de lo que se podría esperar. Protagonizan la mayor parte del metraje de forma satisfactoria. Pero el cineasta tiene claro que Kong es el centro de la película, ese es el personaje que le interesa al espectador, por eso cada minuto suyo en pantalla es un derroche de puro cine, y cuando no está se siente su presencia. Por lo tanto Vogt-Roberts ha conseguido que Kong y la acción sean los pilares centrales, pero sin rechazar un discurso sólido ni un grupo de personajes humanos -acorde a éste- que logran nuestra empatía a pesar de su plana construcción. Eso no lo consiguió “Pacific Rim” ni lo consiguió “Godzilla” (2014), pero este regreso de Kong lo logra con suntuosa facilidad. Así se da forma a un pulp de calidad casi preocupante, que se considera placer culpable porque hay miedo a llamarlo de otra forma. Si no fuera por sus problemas de guion sería la película más redonda de la saga desde la original.
Sigo en Spoiler sin ser Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ALESNAKE
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3
28 de noviembre de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Un tenebroso y colorido cuento de hadas carnívoras en medio de las salvajes junglas/pasarelas de Los Ángeles. Se me olvidaba, también insoportable.
-Winding Refn sigue intentando ser el director más “chic” de la discoteca. El ego y el daltonismo le van a ayudar a ligar y todo.

El cineasta danés que supo llamar la atención con algunos de sus primeros trabajos y que tanta suerte tuvo con la brillante “Drive” me hizo pasar uno de los ratos más insufribles que he vivido en una sala de cine. “Only God Forgives” era un portento visual tan vacío y estúpido que casi me voy de retiro espiritual al Tibet o llevo a cabo algún cliché semejante para cambiar mi vida. Pensé que los libros de autoayuda no serían suficiente, claro está. Pero bueno, su nueva película en apariencia se debatía entre ser un despropósito y un proyecto digno de Bret Easton Ellis (American Psycho). Habría que verlo para saber hacia que lado se decantaba. Para esta falsa historia sobre el mundo de la moda (Refn ya dijo que no le interesaba nada) el director y guionista escoge a Elle Fanning de protagonista. A la joven y talentosa actriz la secunda un reparto muy atractivo: Jena Malone, Keanu Reeves, Christina Hendricks, Bella Heathcote, Abbey Lee y Karl Glusman. Entonces qué...¿memez o nueva corriente cinematográfica?
La respuesta es un poco complicada, es más como una mezcla, como una especie de nuevo tipo de chorrada con la firma autoral de NWD. Los títulos de créditos y la primera imagen de la película ya lo dicen todo. Los primeros con la firma constante de las iniciales NWD (como una colección de moda) y esa explosión de confeti final que me hizo vomitar por dentro. Está claro, es una ironía en torno al mundo de la moda, pero es innegable que es producto de un egocentrismo desmedido. La primera imagen, Elle Fanning posando como un cuerpo muerto y desangrado, una manifestación de casi todos los temas de la película que puede permitiros un ahorro de tiempo y sufrimiento importante. Después comienza la excusa argumental, la típica historia de una joven que llega a Los Ángeles en busca de una oportunidad para ser modelo. A Refn no le interesa para nada esta historia, simplemente pretende abstraer y retorcer el conjunto desde ese mismo punto inicial. Se ha dicho bastante eso de que es la primera película de Refn con protagonista femenina y que busca ser manifiestamente feminista. Pero hasta no verla no se sabe bien qué implica ésto. Básicamente es que en lugar de ver a Ryan Gosling haciendo las chorradas que le mandaba el director en “OGF”, vemos a Elle Fanning haciendo las chorradas que le manda el director aquí.
Por otro lado es cierto que entre otras cosas “The Neon Demon” es una crítica al mundo de la moda y un retrato de la belleza del mundo moderno: patriarcal, corporativa, artificial, inhumana, caníbal y obsesiva hasta la demencia y posterior autodestrucción. Pero en su falta total de sutileza y sus excesivas e ingenuas metáforas que intentan criticar un mundo masculino y su manipulación de las mujeres como ganado o maniquíes, solo veo falsedad, quizás porque durante la película parece que Refn disfrute mucho grabando a sus actrices duchándose desnudas entre un montón de litros de sangre. Este solo es uno de los motivos por los que la película no es más que una absurda y vacua farsa en clave de “torture porn” de autor. Ni siquiera el excelente trabajo musical de Cliff Martinez y la colorista fotografía de Natasha Braier impiden que sea un caramelo vacío, pretencioso y estúpido con ínfulas de cine renovador. Intentar dártelas de autor inefable formulando una torpe e insustancial historia sobre temas superficiales, es igual de burdo y superficial por mucho que lo retuerzas. El golpe de gracia lo da la media hora final y el epílogo del filme, habría que patentar la droga de diseño NWR y estar bajo sus efectos para poder aplaudir semejante espanto. Lo más atrayente de la película es el trabajo de Jena Malone, que se come con patatas a Elle Fanning.
“The Neon Demon” es como un cuento de hadas (el ogro, las hermanastras-brujas, el príncipe) derivado hacia el terror de Dario Argento (“Suspiria”) y con bastante refritura muy mal digerida de Gaspar Noé, David Lynch y el último Cronenberg. En su abstracción del tempo y su juego con los espacios, Refn vomita un montón de metáforas y reflexiones que nunca alcanzan ni a ser interesantes ni complejas. El discurso se diluye entre las pretensiones artísticas de este señor con un ego tan desmesurado que le oprime el cerebro, y que desde que se las da de estilista “hipster” y renovador postmoderno, me hace pasar unos ratos inaguantables en el cine. La vanidad, el cinismo y la artificialidad son al mismo tiempo temas que retrata al cinta y problemas de los que peca. Veo y entiendo todo lo que Refn pretende en esta película de costuras desnudas, simplemente me parece una soberana tontería. Bava, Argento o Lynch quedan bien lejos, ésto está más cerca de “Lost River”.
ALESNAKE
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3
21 de noviembre de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
-La ilusión, el sentido de la aventura y la magia se han esfumado. Este spin-off prefiere mostrar sus excelentes efectos especiales que contar una historia interesante y atractiva.
-La finísima presentación de tramas políticas y el carisma de los actores para conseguir que me caigan bien sus personajes son las virtudes de esta nueva aventura. La secuela debe mejorar mucho.

No me voy a poner a explicar lo que significó la saga multimillonaria del niño mago tanto en el cine como en la literatura. Pero Warner Bros y J.K. Rowling en algún momento querrían sacarle más jugo al universo de Harry Potter. Y realmente el universo dio miles de posibilidades para regresar modificando ciertos elementos. Así que la señorita Rowling se ha convertido en guionista para lo que será una pentalogía de “precuelas”. David Yates vuelve a los mandos en este inicio tras dirigir la mitad de las entregas de “Harry Potter”. El director de fotografía elegido es Philippe Rousselot (“Big Fish”, “Sherlock Holmes: Juego de sombras”) y en la partitura musical ni Alexandre Desplat ni Danny Elman, en su lugar tenemos a James Newton Howard (“Defiance”). Warner no ha reparado en gastos y nos trae un reparto coral en el que encontramos a: Eddie Redmayne, Katherine Waterston, Dan Fogler, Alison Sudol, Colin Farrell, Samantha Morton, Ezra Miller y Jon Voight -entre otros-.
Estamos con diferencia ante la peor aventura del mundo mágico de J.K. Rowling. En ningún momento la cinta se quita de encima el peso que supone su condición de mera y superficial presentación de personajes, de ese “nuevo mundo” y de lo que está por venir, que se antoja mucho más interesante. No tengo la sensación de ver una película de elementos cohesionados, sino escenas sueltas sobre perseguir criaturas no demasiado fantásticas, precedentes a un insoportable enfrentamiento final. Básicamente porque todo ésto de las criaturas es una excusa argumental muy pobre para introducirnos en la Nueva York de los años 20, la cual está por otro lado, bien ambientada. Sea como fuere, la película está tan dispersa como lo están las criaturas de Newt Scamander. Algo que tiene mucho que ver con que J.K. Rowling no parece tener muy claras las normas básicas sobre la escritura de un guion cinematográfico, véase la inexistente narración. Aunque pudiera perdonarle eso, no hay razones que expliquen lo aburrido, confuso y absurdo que es su guion. Alude explicaciones importantes y las que da, las suelta a toda velocidad y cogidas con pinzas. Es fácil tener la sensación de no hacer pie en un trabajo tan farragoso e inconexo, parece que no sabes seguir la línea de puntos del cuadernillo cuando realmente el papel se ha caído al agua y la tinta se ha borrado.
Tampoco ayuda la incapacidad de David Yates de conjugar los incompatibles tonos que maneja la película, que salta constantemente desde el infantilismo hacia momentos de oscuridad realmente inquietantes. La primera de esas variantes, cuando opta por escenas de enredos mágicos, llega a emular los nocivos vicios de Peter Jackson en la trilogía de “El Hobbit”, algo terriblemente irritante. Tan solo en algunas escenas aisladas que desarrollan las futuras tramas, dibujan a los personajes principales (con algunos fallos) y retratan la situación de ambos mundos y sus diferentes facciones; el espectador es testigo de algo realmente interesante y prometedor que por desgracia tiene que ver -de nuevo- con lo que está por venir. En este capítulo predomina el chiste fácil, la excusa tonta y el uso reiterado de efectos especiales que no sorprenden en absoluto porque no se siente relación alguna con la historia. La desconexión total se hace palpable en el climax de la cinta, en el que el ruido y los derrumbamientos cogen la batuta durante un rato más bien largo. Lo único que funciona en todo momento es un reparto muy comprometido, en el que destacan Redmayne haciendo lo de siempre como solo él sabe hacerlo y la sorprendente Katherine Waterston. Colin Farrel sobra durante toda la película hasta que se lleva el aplauso al final.
No es una buena película, está mucho más cerca de ser un completo desastre. Si durante años la saga de “Harry Potter” fue un ejemplo de como las superproducciones de estudio puede tener alma y un espíritu propio, auténtico y cautivador; “Animales fantásticos” es todo lo contrario, una película de estudio -mal- diseñada para convencer a un público poco exigente mediante efectos especiales, un par de criaturas de esbozo/acción fácil y condescendiente, junto a la promesa de que todo va a ser aún mejor. No me cautiva ni un poco lo nuevo de J.K. Rowling, por no tener no tiene ni argumento. Si quiere hacerme creer que se necesitaban cinco películas, ya puede esforzarse un poco más.
ALESNAKE
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4
22 de agosto de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Justin Lin entrega la aventura más liviana, cinética y falta de pretensiones de esta joven tripulación. Todo lo hemos visto antes, pero en un verano tan decepcionante, da gusto volver al Enterprise.
-El guión de Pegg está desaprovechado y queda empañado por un trabajo torpe de Justin Lin tras las cámaras. El reparto funciona casi igual de bien que en las anteriores.


Normalmente haría un gran resumen de lo que es “Star Trek”, lo que significa para varias generaciones y como se reinició la saga con el reboot que Abrams dirigió en 2009. Pero a estas alturas todos saben lo que es “Star Trek”. Gracias en buena parte, a ese reboot que hizo accesible el universo, a las nuevas generaciones. Antes de que Netflix nos traiga al completo, todas las series “trekkies” del pasado, y una nueva en colaboración con CBS. Justin Lin se ha puesto a los mandos de la nave insignia de la Flota Estelar, para regalarnos al fin en este espantoso verano; un blockbuster emocionante, inteligente y entretenido para toda la familia. Es una pena que tanto Leonard Nimoy como el jovencísimo Anton Yelchin, nos hayan dejado en los últimos meses. Pero siempre serán una parte fundamental de nuestra tripulación. Como miembros de pleno derecho de la Enterprise, que somos todos los fans de este ilimitado universo. Simon Pegg se encarga del guión con la ayuda de otros cuatro guionistas: Doug Jung, Roberto Orci, John D. Payne y Patrick McKay. Por último al brillante reparto de las dos anteriores, se unen algunos nombres como Idris Elba, Sofia Boutella y Lydia Wilson. Ahora es cuando me toca explicar porque este nuevo viaje espacial hacia lo desconocido, os va a alegrar a muchos el verano.
Mucho le debe esta tercera entrega a Simon Pegg. Un tío que sabe lo que es “Star Trek”, que es consciente de cual es la energía de esta saga legendaria. Y que ha escrito el guión más “trekkie” de la nueva trilogía. “Beyond” es un poco como “Spectre”. Ambas retornan a una época donde todo era más sencillo. En el caso de Bond, Sam Mendes regresó al espíritu modesto de Connery pero manteniendo la esencia oscura de la etapa Craig, con una película de acción explosiva y nostálgica en forma de carta de amor a la mitología "bondiana". Un filme que frente a la reformulación que pudo suponer y supuso “Skyfall”, se reveló como una apuesta más conservadora. De igual modo, Lin y Pegg vuelven a los viajes televisivos de “Star Trek”, con una película que revisita constantemente lugares y conflictos conocidos, pero que sabe mantener las virtudes que nos han hecho apreciar a esta nueva/vieja tripulación. Tras dos películas en las que Abrams estaba decidido a profundizar en el universo “trekkie” y en especial en la relación antitética de los personajes de Kirk y Spock. Esta tercera sólo quiere suponer un divertimento galáctico ideal para la jornada veraniega. El problema es que Justin Lin coge el testigo de forma tambaleante, ofreciendo una dirección entre la competencia justa y el desastre. El guión de Pegg es una pequeña maravilla desaprovechada. Esos escuetos conflictos dramáticos que Kirk y Spock tienen en cuanto a abandonar la Flota Estelar, el imposible, inesperado e impagable dúo Spock-McCoy, los valores sobre el trabajo en equipo y algunas escenas de importante calado dramático con tiempo preciso para algún que otro chiste memorable entre medias. Sin embargo es una pena que sólo unas pocas secuencias del filme intenten profundizar en estas buenas ideas, dejando el protagonismo a la acción por la acción. Y en ese terreno hay poco que elogiar, debido a unas escenas muy mal planificadas y que resultan mareantes, confusas e inverosímiles. Por último el reparto está bastante bien, algo por debajo de lo que ofrecían en anteriores entregas. En especial Pine y Quinto, de notables a eficientes. En cuanto Sofia Boutella e Idris Elba. Ella se gana un importante nivel de protagonismo y desarrolla su arquetipo con corrección, en cuanto a él, es un poco difícil sacar algo en claro debido al maquillaje. Aparte las motivaciones de su endeble villano se conocen tarde y mal, y no resulta especialmente aterrador como sí lo eran Nero y Khan.
Lejos de las ambiciosas entregas de J.J. Abrams, “Beyond” es una aventura más directa y superficial que mayormente busca hacernos pasar un buen rato junto a unos personajes que conocemos y nos encantan. Simon Pegg hace gala de una gran economía en el guión, también agudeza y precisión. El carismático reparto sabe sacar partido de su trabajo. Pero Justin Lin con sus movimientos de cámara imposibles, sus elipsis absurdas, su desinterés hacia el raccord y en general una inesperada torpeza para captar cualquier escena con movimiento; logra que la película pierda enteros a velocidad sideral. Por otro lado y aún apreciando el cambio de rumbo hacía un destino más puro y “trekkie”, es realmente aburrido volver a recorrer terrenos tan conocidos. Así que a pesar del competente entretenimiento que resulta “Beyond”, de las pequeñas y geniales virtudes que puede ofrecer, y de que sea una de las pocas apuestas acertadas de este verano. La Enterprise debe corregir algunas cosas para la siguiente entrega. ¡Larga vida y prosperidad!
ALESNAKE
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