La idea en sí misma no es nueva, pero sí la forma de plantearla y cómo llevarla más allá. Al más puro estilo Asimov o Philip K. Dick, si te gustó black mirror, no debes perderte esta serie porque el estilo es similar. Podría definirse como una serie tecno-religiosa, con unos conceptos que pueden hacerte reflexionar. Entretiene y es fácil de seguir.

La serie es sencilla pero no simple, quizás se pierde una parte por el camino por la cultura del país en el que se hizo, pero demuestra que las buenas ideas pueden ser llevadas a cabo sin demasiado presupuesto. Tiene fallos, sí, pero son tolerables. Los giros de guion son frecuentes y está llena de sorpresas hasta el final. Empieza algo floja y tiene altibajos, pero en suma, te mantiene enganchado y sólo quieres ver el siguiente episodio hasta concluirla.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Se salva algún actor, pero no para esta película. CGI a montones, un guion completamente inventado con lo mínimo. Parece una mala inspiración, pero no hace honor a los manga ni a la serie animada. Se ve si eres fan, y se tira porque poco tiene rescatable. Ya el trailer lo dice todo, no esperes que vaya a mejor, porque no lo hace. Otro mal intento al estilo Dragon Ball Evolution.

Sencilla pero no simple, real y cruel como la vida misma, naif pero no infantil, se hace corta, como el tiempo. Sin grandes pretensiones, te hace reflexionar sobre el tiempo que nos queda y lo que hacemos con él. Una mirada retrospectiva hacia los puentes que hemos quemado. Una lección endulzada de la vida que tenemos y cómo la vivimos. No la veas con grandes pretensiones, simplemente disfrútala y recoge su mensaje...