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Críticas de Javier Campomanes
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
3
6 de junio de 2020
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su libro «On film-making», Alexander Mackendrick defiende la idea de que el lenguaje y la narrativa en el cine son esencialmente visuales. El diálogo está ahí para aportar, pero no necesariamente para protagonizar y generalmente debe usarse en conjunción con el lenguaje de las cámaras.

Doctor Sueño es todo lo contrario a la idea de Mackendrick sobre el cine. Comienza de manera atropellada, con una cantidad absurda de diálogos oportunistas y sin demasiado sentido; el objetivo, construir un nuevo universo sobre el de «El resplandor», no darle una continuidad. Y no lo consigue, pese a las decenas de deformaciones de las premisas de su antecesora.

Los cambios frente a la película original no son el principal problema, aunque sí son muy notables por lo infantil y facilón de un guion torpe y un argumento terrible. El problema es que, además, sufre de una carencia de ritmo espectacular, especialmente durante la primera mitad, durante la que arroja clímax tras clímax en tandas de 2 o 3 minutos con sucesos que deberían ser impactantes, pero que por su abundancia y sinsentido acaban siendo anodinos.

A lo dicho hay que añadir una ausencia palpable de talento en la dirección que la hace palidecer frente a la de Kubrick. Las maneras automatizadas de Mike Flanagan son efectivas en el terreno de la serie, pero en la gran pantalla hacen a esta película parecer un telefilm. Está acompañada de una fotografía correcta, pero igualmente genérica: y esa es la característica más definitoria de la película, el automatismo en todos los aspectos audiovisuales que la hace indiferenciable de cualquier blockbuster.

«Doctor Sueño» no es una mala película en comparación con «El resplandor»; es una mala película en términos absolutos. La mitad de las secuencias no aportan nada a la narrativa y la dirección audiovisual parece salir de una factoría, como un tremendo espectáculo de luces sin nada por detrás. La olvidarás en una semana y, seguramente, se creó con ese objetivo: un entretenimiento de tarde de salón con una gran cantidad de guiños infantiles a su predecesora.
Javier Campomanes
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3
20 de julio de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Baby Driver» resume perfectamente lo que encanta de Guy Ritchie a los fanáticos de Guy Ritchie, pero sin saber hacer prácticamente nada como lo hace él. La película parte de una premisa sencilla —un huérfano con grandes habilidades para la conducción que se ve forzado a servir a una organización de ladrones— para presentar una gran cantidad de elementos típicos de películas como «Snatch: cerdos y diamantes» (2000) o «RocknRolla» (2008) que resultan muy flojos en cuanto a guión y que, al menos en la dirección, consiguen lucir puntualmente.

Edgar Wright usa la música como hilo conductor en algunas escenas, como protagonista en otras y como rasgo del personaje prácticamente siempre. En relación con esto, hay un par de momentos llamativos y muy trabajados por el director que tienen que ver con la sincronización de los temas elegidos y tomas artificiosamente llamativas (planos secuencia, dinámicas escenas de acción, etc.) que consiguen atraer la atención a riesgo de parecer algo ridículas si no se está metido completamente en la historia. En conjunto, todo esto puede resumirse en que el director logra darle carisma al rodaje de la película, pero no una personalidad especialmente distintiva: es evidente que bebe directamente de películas muy presentes en el pop cinematográfico.

Otro aspecto que se toma prestado de Guy Ritchie es la construcción de los personajes, que sí resulta un desastre. Dar personalidades excéntricas y polarizadas a los personajes puede resultar muy atractivo en guiones construidos para ello; aquí resulta absurdo. Todos los personajes son caricaturas mal planteadas de ideas chulescas puestas a pasear por la trama a golpe de caprichos del destino o del guión. El propio protagonista, este Baby de Ansel Elgort tan mal actuado y tedioso, ya sufre de este mal. Nadie está bien en esta película, tal vez con la excepción de Jon Hamm, y muchos restan tanto en el guión como en la interpretación: Kevin Spacey y Jamie Foxx son los ejemplos más dolientes de este sinsentido.

«Baby Driver» no es una película horrible. Tiene momentos de acción muy divertidos, una pegadiza banda sonora y un ritmo muy atractivo, pero su casting y su guión son un desastre del que la película no consigue remontar.
Javier Campomanes
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3
11 de septiembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Under the Skin» no es una película compleja por la dificultad de los conceptos que maneja. Tampoco es necesaria la sucesión de metáforas y secuencias abstractas, porque su mensaje no es nuevo y complejo; son elecciones estéticas y narrativas, pero no necesariamente las mejores. El director ha elegido hacer una película complicada adrede. Complicada; no compleja. Sus ideas son, de hecho, bastante manidas en el cine: el capitalismo como pecado, la sociedad alienada frente a la bondad de los individuos aislados, el pesimismo antropológico y la mujer como objeto de consumo y prostitución.

La película fue un paso en la madurez de Scarlett Johansson como protagonista, pero no como actriz. Tenía actuaciones de mayor nivel antes de esta película. Sí es muy meritoria la intención de hacer una película explotando el lenguaje cinematográfico como elemento para hacer avanzar la trama; el diálogo es secundario, y es una herramienta más. En «Under the Skin» son las secuencias las que narran, no las palabras. El diálogo es contado, críptico y necesario.

En mi opinión, el problema de esta película es la innecesaria torsión de la forma para trasmitir un mensaje tan poco elaborado. La historia no es importante aquí y la moraleja es demasiado infantil para sostenerse por si misma. Como consecuencia, a esta película se va con la predisposición de querer sentir mucho y muy intensamente o no se siente absolutamente nada. Más de la mitad de esta obra la pone el espectador; si no es así, uno se encuentra pasmado frente a la pantalla observando la misma secuencia una y otra vez, intercalada con planos generales inacabables de árboles, agua y niebla.

Scarlett está bien, pero la actuación tampoco es revolucionaria. El sonido y el montaje sí son dignos de premio, un recuerdo a decisiones más propias de directores de dos décadas atrás; de otro cine. El guión, en mi opinión, es más pompa y narcisismo que otra cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Javier Campomanes
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5
16 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brad Pitt y David Michod han creado en «War Machine» una sátira irónica de la administración de las Fuerzas Armadas estadounidenses en el siglo XX. Es razonable pensar que no es una película antibélica, sino un ataque a la gestión de los conflictos en Oriente Medio y de lo absurdo de la injerencia militar en Estados extranjeros.

Hay cosas positivas en esta obra; no consiguen hacerla notable pero sí son un buen contrapeso a sus defectos. Entre lo destacable positivamente está la presencia de actores solventes —Ben Kingsley, Tilda Swifton, Scoot McNairy y un suficiente Brad Pitt, que encarna a un personaje tan caricaturizado que ofrece poco a la interpretación—, ser la adaptación de una novela bien estructurada y puntuales momentos de brillantez, sobre todo en el primer y último tercio; por el otro lado, Michod trasmite poco en la dirección y da la sensación de que no es capaz de salir de los tópicos y la corrección academicista tras las cámaras. De esta película se sale con el pensamiento de que cualquiera podría haber hecho su trabajo de la misma manera.

«War Machine» no va a cambiar tu vida, pero no es una mala película. El ritmo no es convencional, pero es correctísimo y está en consonancia con lo que la trama critica en sus escenas finales: la sensación de absurdez es la del propio sinsentido del mundo que se muestra. Los momentos monótonos del desarrollo son parte de la crítica final de uno de sus personajes. Si te decides por esta historia, intenta hacerlo con unos buenos auriculares o un buen sistema de sonido: este aspecto sí está muy cuidado.
Javier Campomanes
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6
14 de junio de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En contra de lo que algunas de las primeras críticas defienden, creo que Marielle Heller hace un buen trabajo a la dirección de «A Beautiful Day in the Neighborhood». Es, al menos, capaz de narrar una obra consistente a dos niveles: uno, el de la historia superficial de redención; otro, una capa más filosófica y profunda que se sirve del personaje de Fred Rogers.

Aunque la película no es rompedora en nada, sí ofrece momentos de inspiración en fotografía y narrativa. En cuanto a las actuaciones, Matthew Rhys hace un trabajo sólido pero incapaz de sostener un primer plano en la manera en que sí lo consigue su compañero, Tom Hanks.

Si vas a ver esta película, te aconsejaría que busques la intrahistoria que se revela de manera sutil y especialmente en las conversaciones íntimas entre Fred Rogers y Lloyd Vogel. Encontrarás un elemento que te hará sentir incomodidad y extrañeza: está ahí por una razón. Hay, también, una reflexión algo sesuda acerca de la naturaleza humana y la figura de Rogers que existe detrás del argumento de la película, pero que hay que buscar y que sale a la luz en la última secuencia de la película.

Si a «A Beautiful Day in the Neighborhood» no se le encuentra la reflexión tras la historia, seguramente su argumento se quede en una historia manida y sin ningún interés, más allá del personaje clásico americano. No obstante, la película no va sobre Rogers: él es un elemento narrativo más.
Javier Campomanes
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