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Chile Chile · Santiago
Críticas de wambo
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
8
10 de julio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al norte de Chile, en un pueblo llamado Tocopilla, nace en el seno familia judía un niño llamado Alejandro. La historia trata en parte sobre su infancia que transcurre durante los años treinta. Cuando Carlos Ibáñez del Campo gobernaba un país que se veía tremendamente golpeado por la crisis económica del año ’29. O mejor dicho, sobre la recreación surrealista que Jodorosky moldea con su particular creatividad y adorna con las más coloridas alegorías y bizarras exageraciones de su más lejano pasado. Tocopilla queda entonces convertido en un lugar idílico e imposiblemente pulcro para una ciudad pesquera. El imaginario del artista consigue cambiar la sórdida y árida tonalidad norteña por una atmósfera circense en donde predomina la intensidad visual, y que a su vez la hace absurda al forrarla con propaganda política y habitarla con enanos, mutilados, payasos, marineros, prostitutas y travestis. Algo que por cierto suele hacer en sus películas.

Su primera película chilena presenta una serie de elementos recurrentes que se aprecian a lo largo de su filmografía: enanos, mutilados, travestis, motivos simbólicos y místicos, claras alusiones al Tarot, personajes con voces ajenas (dobladas); pero a la vez resulta ser la más emotiva de todas, algo no común en Jodorowsky. Quizás se deba a que la propuesta es una suerte de autobiografía que por más surrealista que resulte, cuenta su niñez desde la vereda de los afectos, y la historia mágica de Jaime por medio de la sanación arquetípica del viaje. El viaje como un camino de aprendizaje y purgamiento espiritual.

Esta película tiene más que ninguna dos públicos: el primero es el incondicional, de seguidores del artista chileno que están interiorizados con sus ideas y propuestas artísticas a quienes no les hará ruido una serie de escenas que pueden ser provocadoras, repulsivas y de lleno indecentes. Mientras que el otro público, el más general (y el que en definitiva se debe conquistar) es el que no conoce a Jodorowsky y para quienes La danza de la realidad es otra película más en cartelera. Si la película no consigue llegar a este público no habrá conseguido nada. Considerando que cualquier cosa que haga o no haga Jodorowsky tendrá siempre a sus fieles seguidores que no dudarán en celebrarlo sólo por tratarse de él, y eso amigos míos no vale.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
wambo
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10
6 de julio de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un enigmático hombre de anteojos viaja a toda velocidad en un Chevy Malibú. Un policía lo detiene. Lo interroga y le pide las llaves para revisar el maletero.

La siguiente escena: ni rastros del oficial, más que sus botas humeando… Así comienza (y engancha de inmediato) Repo man.

El auto en cuestión posee algo tan preciado en el maletero que una organización del gobierno y una extraña mujer, harán lo que sea para recuperarlo; mientras esto sucede, se le ha puesto una recompensa tan alta en dinero, que una banda de antisociales, así como otras compañías de confiscaciones automovilísticas, intentaran lo mismo: adjudicarse el Malibú.


Repo Man está compuesta más que de una gran historia, de varias subtramas las cuales tienen en común precisamente el Chevy como elemento de convergencia, que motiva a los personajes a la acción, y consigue el desarrollo de la historia.

La genialidad de Repo man recae en cómo estas diversas historias van entretejiéndose con acción y suspenso de gran octanaje hasta lograr un cauce lo suficientemente torrentoso para desembocar en el gran desenlace.

La fascinación de Cox por la contracultura punk es sabida. Dentro de su filmografía destaca Sid & Nancy, la historia del bajista de los Sex Pistols y su novia.

Tiempo después hace una película que quedaría en el olvido llamada Straight to Hell, con Joe Strummer como actor principal y en donde también actuaron Elvis Costello, Courtney Love y Grace Jones.

En Repo Man, Cox logra plasmar con éxito la estética punk imperante de la época tanto visual como intelectualmente; jóvenes vestidos de cuero y peinados extravagantes, poseídos por un fuerte nihilísmo autodestructivo que lleva a delinquir y a la violencia extrema.

Este film de Alex Cox recuerda por varios motivos a la posterior joyita de John Carpenter They live, en donde un obrero descubre por medio de unos lentes de sol que los humanos no están solos en la tierra. En Repo Man el objeto es otro. El gran elemento de suspenso y motor de acción con el cual confluyen todas las historias, es un auto Chevy Malibú.

Ambas películas se desarrollan desde la vereda callejera. La clase media y la desmitificación del consumismo mediante una apuesta visual ciertamente innovadora.

Estamos frente a un peliculón. De esos de culto: lleno de frases y diálogos memorables, escenas más que absorbentes, personajes con carácter, una banda sonora que realza la acción. Todo en Repo Man es digno de elogio. Es Ciencia Ficción pura y con sello ochentero. Con acción y un suspenso exquisitamente trabajado bajo un Macguffin digno de Alfred Hitchcock.
wambo
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4
27 de agosto de 2016
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continuación de La danza de la realidad; Poesía sin fin viene a terminar de contar la historia de su director en Chile hasta su partida hacia Francia.

En esta suerte de película autobiográfica familiar, en donde sus hijos juegan papeles fundamentales (Adán interpreta a su padre, el mismo Alejandro Jodorowsky de jóven; y Cristóbal, a su abuelo Jaime), se puede apreciar más calidad que en su antecesora pero que, sin embargo, vuelve a pecar en ese afán ególatra y narcisita.

Repitiendo la fórmula narrativa empleada en La danza de la realidad, así como los recursos que suele usar en toda su filmografía tales como enanos, mutilados, travestis, circo, payasos; Jodorowsky consigue el mismo resultado: una película interesante por lo bizarra, y cautivante por el magnífico trabajo artístico. Porque la película antes que una autobiografía es arte. El arte mismo de los recuerdos de un radicalizado francés que añora su Chile natal. Ese Chile que se fue y que vio la necesidad de reconstruir.

Una narración continua, fluida y atrapante, Jodorowsky solo a ratos hace apariciones algo fantasmales que buscan ser el sabio maestro de sí mismo haciendo una retrospección de su vida para darle una enseñanza a la audiencia. Porque es inevitable: a sus seguidores les encanta sentirse iluminados por él, y no temerán en aplaudir de pié y considerarla sin pensarlo, de culto.

Poesía sin fin posee locaciones bien seleccionadas, haciendo referencias en clave de míticos lugares de Santiago como por ejemplo, el extinto bar Il Bosco. A autores connotados de la escena poética nacional como a Nicanor Parra y Enrique Lihn y Stella Díaz Varín.

Se trata de una película que dista mucho de las excelentes primeras películas del director (El topo, La montaña sagrada) pero que tampoco es mala, solo más de lo mismo, y con un extraño sabor que recuerda a Fellini.
wambo
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Los amantes y el déspota
Documental
Reino Unido2016
6,5
243
Documental, Intervenciones de: Choi Eun-hee
10
26 de agosto de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
The lovers and the despot es brillante. Pareciera tratarse todo de una gran broma. De un guión cinematográfico del género fantástico, de una novela de realismo mágico… pero no. Ross Adam, Robert Cannan reconstruyen de manera brillante la que fue una de las fugas más increíbles del régimen del Amado Líder.

Las recreaciones de época son magistrales. Los recursos para realzar las pruebas de la veracidad del relato, geniales. Las imágenes mismas de Corea del Norte, alucinantes. Estamos frente a un documental que no peca en la vanidad. Que su interés es contar una buena historia. En atrapar al espectador y que él, desde la lejanía, se deje convencer poco a poco.

Esta historia es de por sí increíble: Shin Sang-ok, un aclamado director surcoreano, es secuestrado por ordenes de Kim Jong-il. A su vez, Choi Eun-hee, su ex esposa (quien es actriz) también es capturada por la inteligencia de Corea del Norte, con la intención de hacer del país más aislado del mundo, una potencia cinematográfica con películas de calidad que triunfen en los más respetados Festivales internacionales y superar, claro está, a la otra Corea.

Con ese fin, Shin y Choi se verán obligados a ser los encargados de conseguir la grandeza que Kim Jong-il anhela obtener para la República Democrática de Corea del Norte. ¿No es la vida irónica e impredecible? Un matrimonio quebrado, que no mostraba ningún atisbo de reconciliación, tiene una nueva oportunidad para el amor gracias a la ambición de un tirano que los reunió a la fuerza sin que se lo esperaran.

De manera brillante el documental cuenta que no hay peor prisionero que un director de cine pues éste está constantemente buscando como escapar. Revisando como hacerlo, buscando inspiración en películas de fuga que ha visto, armando un guión para dicho fin… Y con una consigna en mente: una alocada idea deja de serla por el mero hecho que si pasa en las películas también puede pasar en la vida real.

Pero por otro lado, bajo el amparo de Kim Jong-il, Shin tenía al mecenas que necesitaba para crear su propia productora millonaria. ¿Por qué renunciar a ello?

Esta historia que sin lugar a dudas causa el mayor de los asombros, y plantea inevitablemente agudos cuestionamientos sobre la veracidad de lo relatado, consigue abordar de manera magistral toda duda con grabaciones que hicieron a escondidas y lograron llevarse a occidente de conversaciones que mantuvieron con Kim Jong-il.

Si bien cuesta creer que pudieran tener acceso a una grabadora, y más que los agentes norcoreanos no los revisaran de pies a cabeza, todo pareciera indicar que se trata de material auténtico. De ser así, estamos frente a una de las más notables historias jamás contadas.
wambo
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8
13 de julio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iván Vasilievich es nada menos que el nombre mortal de uno de los zares más recordados de Rusia. De Iván IV o también conocido como “Iván el terrible“. De él trata la historia. Bueno, y de un científico, y de un ladrón, y del administrador del edificio en donde se inicia la historia.

Todo comienza cuando Shurik -nuestro científico- quema nuevamente los fusibles del sistema eléctrico del edificio en donde vive. ¿La razón?, la gran demanda energética que necesita para sacar adelante su nuevo invento: una máquina del tiempo. La indignación de sus vecinos no tarda en llegar y luego de una corta introducción en blanco y negro (en donde se justifica mucho la utilización de éste), da comienzo de lleno nuestra historia.

El ladrón se llama George Miloslavsky quien pretende robar un apartamento en el mismo edificio donde vive Shurik y administra “Iván Vasilievich Bunsha”, nuestro tercer personaje en esta historia y que por pura casualidad lleva el mismo nombre del Zar que ya presentamos.

Tras una serie de situaciones, Miloslavsky y Vasilievich Bunsha terminarán en pleno siglo XVI en la misma corte de l Zar; y éste a su vez, llegando a un extrañísimo futuro socialista en donde el poder lo tiene el Estado y no existen las clases sociales.

Daría para pensar que los soviéticos irían aún más lejos con las temáticas recurrentes en esos tiempos pero no. Nada de propaganda. Nada de espías. Nada de sociedades distópicas ni de opresión. Sino de un Moscú en el que se puede respirar tranquilo. De una sociedad común y corriente en donde hay lindas mujeres, autos y que no pareciera tener que envidiar mucho a la vida occidental. Y a la vez, de una Rusia monárquica en donde reina un Zar déspota y con atribuciones divinas; que se rodea de súbditos temerosos y lleva una vida llena de opulencia tal cual como sucedía en la mayoría de las monarquías europeas.

He aquí los dos ambientes. Dos épocas que son dos escenarios de una misma historia y en que en ninguno se opaca, y en donde ninguno predomina, y en donde jamás se pretende mostrar lo glorioso de uno en detrimento del otro. No. Nada de eso. Porque la película es totalmente cómica. No se ven mensajes persuasivos ni sugerentes. Se trata simplemente de una buena comedia que no busca otra cosa que risas. Nada de hacer un contraste entre ambas rusias en función a la evolución del poder.

Incluso más. El tipo de humor recuerda mucho al inglés. Pienso en Benny Hill y sus persecuciones eternas y veloces, o en las rutinas de Charles Chaplin (quien hizo gran parte de su carrera en EE.UU) lo que le da mucha gracia visual por lo que se puede ver sin volumen y subtítulos y te reirás igual. Eso es seguro. Es cosa de considerar las técnicas de bajo costo -pero de mucho ingenio- que emplearon para realizar esta película. El uso moderado de Stop-motion, o el exceso de hielo seco para crear un ambiente científico, o la gestualidad exagerada para hacer personajes divertidos, o los desenfoques para yuxtaponer la transición entre épocas, o el uso de hilos “invisibles” (que son más que visibles) para hacer que determinado objeto vuelva a su posición original, e incluso el mostrar una escena al revés o con zooms abruptos, le da mucha carisma a la película. La empapa de un cierto encanto.

Al ser tan artesanal, despierta por un lado ternura y por otro gracia. Ternura porque en esos años ya se hacían películas con buenos efectos especiales como El exorcista (William Friedkin, 1973) lo que da para pensar que o bien la URSS estaba muy atrasada en estos aspectos o que se hizo así de ex profeso. Es cosa de verla para concluir que fue lo segundo porque este precario nivel técnico termina por ser no un bodrio sino que jocoso. Arma en un dos por tres la estructura cómica de la película.

Tiene además una genialidad que sostiene una complicidad constante con el espectador. Y es muy sencilla: la de buscar los anacronismos. Porque claro, que dos hombres del siglo XX estén en la corte de un Zar que vivió hace 5 siglos es el mejor escenario para que se den anacronías. Por nombrar unas pocas: el firmar con lápiz pasta (cuando estos no existían y se usaban plumas), o el usar un encendedor o andar con zapatos, en fin… Un gran número de elementos que despiertan ciertas sospechas que se deben ocultar para mantenerse a salvo. Se produce todo un juego con el espectador. Muchos guiños que de por sí causan sonrisas.

Iván Vasilievich cambia de profesión se trata de una historia simple, divertidísima y lúdica que se bifurca en un inicio para ir entrelazándose narrativamente yendo y viniendo con saltos temporales hasta detonar en un final tan brillante como inesperado. Lo loable a su vez es que la película no aborda las temáticas imperantes del momento. Nada de espionaje, ni criticar al modelo capitalista, ni reivindicar lo perfecto del régimen comunista. Como ya dije es sólo Ciencia ficción con un exquisito humor. Eso y nada más. A diferencia de lo que hacía el cine americano en donde todo tenía dobles lecturas y analogías directas contra la otra superpotencia.
wambo
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