La primera película que vi de este director ("La pianista") fue la más impactante que había visto en mucho tiempo. Aunque ésta no me lo haya parecido tanto, son similares las características de las que se sirve para inquietar al espectador: un ritmo medido, moroso, que creo es el adecuado para ir tensionando la narración, un enfoque frío y distanciado de los personajes que resulta perturbador y una problemática, que por parecernos ajena, nos resulta más propia. En este caso, la mala conciencia y la obsesión por la inseguridad.
Un director importante y unas interpretaciones notables.

Aunque el guión presenta alguna imperfección (nunca ha sido el punto fuerte de Almodóvar), en este caso se pone, sin demasiadas estridencias, al servicio de un desarrollo fílmico, intenso, ágil, a veces trepidante. Lo mejor (como en otras películas suyas) es la caracterización de los personajes femeninos que están llenos de de fuerza y de verdad, si abstraemos el guiño gratuito de la madre porrera. En esta ocasión además, al homenaje se une la nostalgia por esas mujeres enlutadas de su infancia. La película se mueve entre el melodrama y la comedia de costumbres con una cierta incursión original en lo que se pudiera llamar un neorrealismo posmoderno (Ana Magnani- Carmen Maura).
Excelente dirección de actores (o actrices), que muestra, por ejemplo, lo que se puede sacar de Penélope Cruz, en un papel que parece haber sido escrito para ella. Imponente la sóla presencia de Carmen Maura.
En resumen, otra gran película de Almodóvar (como lo han sido las últimas) que demuestra que es uno de los pocos directores que tiene un mundo propio y una aguda percepción de la realidad social en que plasmarle.

Vuelve el Cronenberg aparentemente clásico, de "Una historia peligrosa". En su mezcla de varios géneros (cine de mafia, de espías, cine negro..), exhibe un formato impecable, tenso, riguroso y desasosegante. No faltan los toques hipnóticos, en que el tiempo parece detenerse, que son propios de este autor.
La temática principal sigue siendo la de la identidad. En este caso, descrita en un sentido siempre dudoso y cambiante que sólo se deja atrapar en ñas marcas orgánicas y corporales.
Los actores, como todo en el film, notable alto.
La forma se vuelve más clásica pero la original visión de este director, se condensa y enriquece.

El arranque es prometedor ( a pesar del parecido con "Vidas cruzadas"), pero a medida que avanza la película, el desarrollo de las historias se vuelve más convencional y el ritmo más desmadejado. Los últimos veinte minutos me parecieron tediosos y el final, almibarado, choca con la dureza del resto. Muy buena interpretación de Matt Dillon. Sandra Bullock, prácticamente inexistente.

Cuando salí del cine me sentí impactado por el frenesí de imágenes, la dureza de gran parte de ellas y el "tour de force" que debió representar hacerla tanto para los actores como para el director. Pero más tarde, en la distancia, me surgieron las dudas: demasiados primeros planos, demasiados movimientos de cámara, en resumen, demasiado exhibicionismo y tremendismo, excesiva voluntad de estilo. Se dirige en todo momento a golpear la conciencia del espectador a costa de ahogar su capacidad de razonamiento y reflexión. En ese sentido se echan en falta recursos técnicos dirigidos a ello, como un mayor uso del plano secuencia o un tratamiento menos maniqueo del personaje masculino. Resumiendo, me parece una película un tanto tramposa.
Buenas interpretaciones pero sin llegar a ver la excelencia de ellas como sugería la mayor parte de la crítica