No cabe duda que el principal punto de interés de esta película surge a raíz de su dilatado proceso de producción a lo largo de 12 años (2002-2013). Excelente trabajo de dirección, producción e interpretación capaz de mantener la autenticidad y credibilidad de los personajes con el paso de los años. Consiguiendo una magnifica sensación de unidad y solidez durante sus 166 minutos.

Al margen de esto no hay nada más, solo un largo y edulcorado telefilme. Ni si quiera el dramatismo llega al nivel de la mayoría de ellos. Casi todo es bonito y perfecto, como la vida misma…

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Sin duda, el peor “Bourne” de Greengrass (y de la saga). Thriller del montón para paladares poco experimentados o poco exigentes. Sin la dosis de acción exigible a estas alturas de la película. Técnica de cámara con “párkinson” desastrosa y abusiva que no permite distinguir nada en muchas ocasiones. Guion fallido, diálogos poco creíbles y escenas innecesarias y tan comunes que pueden llegar a ofender.

Urgentemente para nuevas entregas, la franquicia necesita un lavado de cara si aspira hacer sombra al otro agente secreto por excelencia. Si no fuera por Bourne o Matt Damon nadie recordaría esta cinta en el futuro.

La vida de una de las mentes más brillantes del siglo XX, es utilizada como pretexto para relatar una bonita historia de amor y superación, sin profundizar en otros aspectos. Centrada en la relación de Hawkins y Jane desde sus años universitarios condicionada por su enfermedad. Pelicula para adictos a los sentimientos, que decepciona a cualquiera que tenga un mínimo interés por el científico y su trabajo. Se deja ver, pero a pesar de una buena puesta en escena y un increíble Eddie Redmayne, el film deja una sensación agridulce obligándonos a indagar sobre todo aquello que no nos cuenta.


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El actor neozelandés dirige su primer película después de una sobredosis de azúcar, resultando empalagosa al igual que efímera. 111 minutos donde Crowe juega a mostrarnos una gran obra con atrezo de saldo. Un argumento fallido, situaciones que ya creemos haber visto anteriormente, repleta de absurdos clichés, determinadas localizaciones y escenas dignas de telefilm de sobremesa, personajes inverosímiles y una mezcla de géneros bélico, aventuras y romance que no cuaja de ninguna de las maneras. Sin duda un film que será olvidado rápidamente. Por destacar algo positivo podemos mencionar una impecable factura técnica y una fotografía realmente admirable.

Excelente, divertida, entrenamiento puro. Sin olvidar su público objetivo. Sus 108 minutos transpiran ingenio, originalidad e inteligencia. Se echan en falta más gags, puesto que el robot es ideal para ello, pero desborda la acción y se nos olvida pronto.
Capítulo aparte es la calidad visual, en ocasiones olvidamos que estamos ante escenas animadas. Su realismo es increíble. Y en perfecta sintonía una banda sonora a la altura, sugerente y emotiva. Chris Williams se supera y después de la sobresaliente Bolt (2008,) repite nominación a los Oscar como mejor largometraje de animación. Don Hall firma su mejor film de animación.

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