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Críticas de kubrick_is_alive
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Críticas 131
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
16 de octubre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del panorama cinematográfico, quizá sea Ridley Scott el paradigma idóneo del artesano cuyo nombre implica mayor repercusión que sus propias películas. Más de diez años lleva el cineasta británico sin dar un solo producto a la altura de su leyenda, entregando en este tiempo obras siempre rodeadas de una gran expectación que acaban diluyéndose una vez el público acude a las salas. Algunas nefastas -“Exodus”, “El reino de los cielos”-, otras buenas –“American Gangster”- y otras sencillamente, hinchadas por un peligroso hype que acaba estallándole en las narices –“Prometheus”, “Robin Hood”. E incluso podríamos decir que esta tendencia se remonta a los 90, al periodo entre “Thelma y Louise” y “Gladiator”.

Con “Marte”, nuevamente, lasexpectativas son enormes, y las posibilidades de recuperar a un buen artesano son interplanetarias. Al fin y al cabo, los errores del pasado no son del todo culpa suya. Scott es un buen director, tiene oficio en sus venas, sabe perfectamente cómo dirigir un film de manera solvente. Y la dirección no falla en este caso. Ni a nivel de actores –solamente sobra Kristen Wiig, la única cuya expresión denota falta de verosimilitud hacia su personaje-, si bien ninguno da una interpretación notable, ni a nivel de efectos especiales ni fotografía, y en resumen al nivel que se le exige a una producción de estas características.

Le falta a Scott, eso sí, reconocer cuándo está ante un buen guión. Una losa que ahora ha vuelto a arrastrar. Porque el libreto escrito por Drew Goddard trata de tocar demasiados temas al mismo tiempo, sin centrarse de manera convincente en ninguno. Lo que ocurre en la Tierra o en la nave de rescate importa menos que las desventuras de ese hombre de las estrellas que espera en el cielo por una ayuda que tarda demasiado en llegar. La película trata de dar el mismo peso a todas las partes, y ahí acaba perdiendo interés y peso conforme avanza el metraje, hasta el punto de hacerla larga y pesada. No hay emoción ni interés, no hay dimensión dramática, no hay un decálogo sobre la soledad humana, pero sí mucha frialdad y ciencia para dummies –ahí eleva exponencialmente el defecto nolaniano de explicar más de lo debido a la audiencia-, compensada por un humor tontorrón y un tono desenfadado que acerca más el conjunto a un público mayoritario, a las grandes masas, antes que al sector más adulto y serio.

“Marte (The Martian)” es, por tanto, el enésimo ejemplo de que Scott no es más que un buen mercenario de Hollywood, pero uno al que le cuesta escoger buenos proyectos. A años luz de aquel visionario que hace más de tres décadas años sí nos hizo mirar a las estrellas y hacia el futuro con ojos recelosos. De aquel hombre de las estrellas ya no queda más que puro oficio.

A favor: la artesanía de Scott
En contra: su humor, sus ansias explicativas, y lo mal equilibradas que están todas las partes que la componen
kubrick_is_alive
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3
14 de octubre de 2015
47 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
El terror siempre ha sido un género consciente de su propio carácter retrospectivo, tanto que aquellas propuestas que nos llegan con el cartel de innovadora colgando del cuello a modo de reclamo son en realidad un refrito de algo que ya hemos visto. Y aquí se incluyen algunas cintas recientemente laureadas, como “It Follows”, que en realidad suponen un soplo de aire no tan fresco como ellas creen, y acaban demostrando que el género no es más que un monstruo que se retroalimenta con el tiempo.

Lo importante, a fin de cuentas, es que el mejunje funcione, que la dosificación de ingredientes nostálgicos sea la adecuada y la cocción final del producto no se pase de tiempo. “The Final Girls” llega no con ese espíritu de innovación, pero sí que trata de erigirse como la burla del año. No al nivel de las spoof movies del trío ZAZ, pero sí al de la divertidísima “Tucker & Dale Vs Evil” y la magnífica “The Cabin in the Woods”. El juego consiste aquí en romper esa cuarta pared que separa realidad y ficción, al más puro estilo “La rosa púrpura del Cairo” –o mejor, al estilo de la injustamente denostada “El último gran héroe”-, para reírse de las constantes del slasher de los 80, con no pocas referencias a la saga “Viernes 13”, e incluso para mofarse de aquella resurrección del subgénero que supuso “Scream” en forma de geek aficionado que se sabe al dedillo cómo sobrevivir a un serial killer cinematográfico.

En algunos segmentos, el cóctel funciona moderadamente bien. Cierto plano secuencia en la cabaña, la utilización de los créditos y letreros en la trama, los decorados circulares de los que no es posible escapar… Tiene ideas resultonas, bien encaminadas, pero al film le falta más mala leche y poner toda la carne en el asador. Es una parodia del slasher muy light, excesivamente ñoña, sin demasiada sangre ni los suficientes desnudos, prevista para un espectro de audiencia más amplio que el simple fan de turno. Y ahí es donde pierde, cuando no eres capaz de ver en ella más que disimuladas y tímidas referencias al tipo de películas que pretende homenajear/parodiar. Tampoco ayuda un guión con agujeros que van desde la edad de una Malin Akerman que no da el tipo como scream queen o ese incendio forzado que da pie a la trama, ni más de un error cronológico como la inclusión del "Cherry Pie" de Warrant en pleno 1986.

Así, “The Final Girls” ni siquiera debería entusiasmar a los amantes del slasher, porque se queda en un reflejo tan deforme y naif que podría verse como un insulto al espectador más conocedor de este tipo de cine. Podrá ser entretenida, pero le falta garra. Sus diálogos ni siquiera tienen la comicidad que creen poseer. Si el objetivo era que te metieras en la película, como les ocurre a sus protagonistas, no lo han conseguido. Y menos cuando la acompaña constantemente un sentimiento Kumbayá que, más que de terror, deja la sensación de haber visto una cinta de Disney Channel.

A favor: ciertos momentos de ingenio
En contra: su espíritu naif
kubrick_is_alive
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5
3 de octubre de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe una cierta tendencia a añadir la coletilla “parece americana” a los filmes que los cineastas españoles realizan con clara vocación internacional. Pero todos, desde Jaume Balagueró hasta J.A. Bayona, pasando por Jaume Collet-Serra, han demostrado poseer un estilo a medio camino entre lo americano y lo europeo que les diferencia de cualquier realizador de género surgido del otro lado del charco. Y por supuesto, está Alejandro Amenábar, cuya “Los otros” desprendía un inconfundible aroma entre patrio y británico, pese a ser un producto destinado a arrasar en la taquilla estadounidense.

Con “Regresión”, esta sensación de nacionalidad se ha perdido. Está muy bien dirigida, se nota oficio en cada fotograma, en la dirección de actores, pero acusa una preocupante falta de personalidad que la hace hermanarse más con esos otros tantos thrillers hollywoodienses que nos llegan cada año que con nuestro cine. En ese sentido, su dirección es totalmente plana.

Pero también es plana en cuanto a trama y desarrollo. Comienza con una escena que ya de por sí no atrapa al espectador, como sí ocurriera en sus tres primeros y aún insuperables trabajos tras la cámara. Y así de plana continúa. Nunca llega a despegar del todo y no consigue quedar en la retina del público, a pesar de los vanos intentos de tensión que se reparten a cuentagotas durante el metraje. El resultado final es monótono, un dossier de “Cuarto Milenio” con graves carencias de ritmo.

Amenábar juega a sugestionar al espectador, a engañarle llevándole por la senda de la sospecha, a liarle para hacerle dudar entre realidad y fantasía, pero hasta en este punto la jugada le sale mal. Porque no es difícil intuir dónde está el secreto en “Regresión”. No consigue imprimir la tensión que necesita la película, no hay intriga en una historia más simple de lo que parece pero que su responsable rellena con artificios para tratar de hacerla interesante. Ni siquiera en el momento de la gran revelación hay un ápice de emoción.

Y es que quizá uno de los grandes problemas de Amenábar es todo el aparataje promocional que siempre rodea a sus creaciones, la gran expectación que continuamente le pisa los talones, y que esta vez ha terminado por engullirle. Seis años después de la irregular “Ágora” nos sirve la que posiblemente sea su obra menos conseguida y la más difícil de vender en el extranjero, más un drama con tintes de thriller psicológico de suspense que lo que su campaña de promoción nos promete. “Regresión” es pura sugestión plana a todos los niveles, un traspiés en la carrera de un director con mucho cine corriéndole por las venas, pero del que aquí ha quedado más bien poco. Podría haberla dirigido cualquier otro, y ni nos habríamos dado cuenta.

A favor: los actores y una dirección que, aunque impersonal, sigue siendo efectiva
En contra: su plano desarrollo, cómo la han vendido, y su falta de personalidad
kubrick_is_alive
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6
1 de octubre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Javier Fesser ha sido, con total seguridad, el cineasta que mejor ha sabido mimetizarse con el cómic en este país. No sólo en sus dos excepcionales adaptaciones de los súper agentes de la T.I.A. creados por Francisco Ibáñez, sino por ese espíritu de tebeo que ya destilaba su ópera prima, la mágica “El milagro de P.Tinto”, y en cortos como “El secdleto de la tompleta”, que hacían del humor envasado en botijo la mejor herramienta para reírse de esta país de pandereta en el que vivimos. Director y autor eran uno, y costaba diferenciar dónde empezaba la historieta de uno y acababa la película del otro.

Javier Ruiz Caldera, en su intento por llevar a la gran pantalla la obra del gran Vázquez, no logra ese mismo nivel de mimetización con el producto original, ni alcanza el mismo grado de mofa nacional. Tampoco lo pretende. “Anacleto: Agente Secreto” es un film del director de “Spanish Movie” o “Tres bodas de más”. Sí, las referencias están ahí, desde el ¡Sapristi! hasta las viñetas en lugar de fotografías, pero es Ruiz Caldera puro y duro. Con su galería de personajes encarnada por su troupe ya habitual de actores y su humor entre cotidiano y deudor de la comedia estadounidense, pero con marcado sabor a tortilla de patatas.

De Anacleto solamente queda el flequillo, su sempiterno cigarrillo y esa muda de esmoquin siempre a punto. Nada del destartalado personaje que ya conocemos, salvo en un par de escenas. Y esta traslación tan personal al cine de imagen real puede decepcionar a los fans más exigentes. Pero a todos los demás, a quienes se acerquen a ella buscando hora y media de diversión, encontrarán lo que buscan. Los que congenien con la filmografía de uno de los más sobresalientes cineastas actuales dentro del género, mucho más. Porque más que una adaptación, es una excusa para hacer una parodia del cine de espías de toda la vida. Al fin y al cabo, ése era el cometido de la historieta, ser más cercana al Maxwell Smart de “Superagente 86” que al James Bond del MI6 británico. Más simple e inofensiva que el mecanismo de un botijo, pero tan revitalizante como una buena siesta.

Y en ese sentido, como comedia paródica, funciona a la perfección. Gracias no sólo a un guión que regala escenas tan memorables como la del suero de la verdad o la sobredosis de cacahuetes, sino a un reparto totalmente entregado a la causa. Desde Imanol Arias, pura presencia y convicción pese a no estar teñido de negro –ni falta que le hace-, hasta Carlos Areces, el perfecto villano, pasando por Berto Romero y Quim Gutiérrez, los hilarantes compañeros de fatigas. Todos perfectos, sin excepción, rendidos a la mano de un cineasta que quizá no nos brinde la mejor adaptación posible, pero que sí nos asegura hora y media de diversión. No hay que pedirle más. Anacleto nunca falla.

A favor: su reparto y su parodia del cine de espías
En contra: que algunos esperen una adaptación fiel al original
kubrick_is_alive
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2
30 de septiembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo anti navideño parece estar de moda este año, al menos en el género de terror. Y más concretamente el Krampus, la antítesis de Santa Claus, que castiga a los niños malos de la manera más funesta posible. En unos meses llegará un film dedicado al personaje que promete amenizar nuestras vacaciones navideñas con una buena dosis de humor negro y un espíritu nada propio de estas fechas. O sí, porque no hay nada más típicamente navideño que burlarse de manera macabra de sus tópicos, por eso de remover conciencias y lograr que, al menos una vez al año, seamos mejores personas. Aunque sea a base de amenazas cinematográficas.

Pero antes de que el señor Michael Dougherty nos sirva su ración de siniestros polvorones y nos haga su particular regalo estival, el trío formado por Steven Hoban, Grant Harvey y Brett Sullivan –cada uno de estos dos últimos, casualidades de la vida, responsable de una secuela distinta de “Ginger Snaps”- se adelanta a las fiestas con una antología que nos remite irremediablemente a esa gran joya de culto con la que Dougherty se dio a conocer en 2007, “Truco o trato”. Si ésta combinaba de manera soberbia y canalla brujas, hombres lobo, vampiros, fantasmas y demás productos típicos de Halloween, “A Christmas Horror Story” hace lo propio con elfos malignos, alumbramientos marianos, milagros divinos, cenas familiares incómodas, los dichosos villancicos y demás folklore propio de la Navidad, una época de amor y paz que estos señores se proponen despedazar vilmente.

Pero más allá de tratarse de una antología de terror y de la temática, no hay mayor correlación entre la que nos ocupa y “Truco o trato”. De hecho, es justo lo opuesto a esta. Mala realización, malos efectos especiales –tanto los digitales como los artesanales, salvándose justamente el Krampus-, mala fotografía, pésimas actuaciones –a pesar de contar con William Shatner, cuya presencia no pasa de la mera anécdota-, nada de humor negro y una serie de historias cruzadas a las que les falta garra y mala leche. Lo habitual en este tipo de antologías es que unas tramas compensen a las otras. Aquí eso no ocurre, el montaje paralelo de los relatos es ilógico y trata de dinamizar la película, pero lo que consigue es aburrir, pues la acción tarda una hora en despegar. Solamente la historia de Santa Claus y los elfos merece la pena por su planteamiento, desarrollo y desenlace, pero sin pasar aún así del aprobado raspado. Incluso su resolución es previsible si se está atento a cierta pista suelta que sus responsables dejan diseminada de manera más que evidente.

Y es una lástima, porque había material para hacer un film, cuanto menos, entretenido. Lo que queda en “A Christmas Horror Story” es un telefilm de baja categoría, sin alma ni arrojo, que ni siquiera es capaz de abrazar la serie B más enfermiza. No sirve ni para apaciguar la espera de la que sí promete ser la cinta más anti navideña del año. Habrá que esperar al verdadero Krampus. Dougherty, eres nuestra salvación.

A favor: la historia de Santa Claus y los elfos
En contra: todo lo demás
kubrick_is_alive
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