Me gusta más que El cazador, qué le vamos a hacer. La visión de los vietnamitas (que defendían su país de la invasión yankee, no lo olvidemos) me hace bajar puntos a una buena película.
Creo que la epopeya que narra Cimino es más ambiciosa y se ajusta más a la realidad que pretende exponer: cómo se formó USA realmente.
Heredera del cine de Ford, sobre todo de El hombre que mató a Liberty Valance, y de Los vividores de Robert Altman, intenta combinar cine de época (arrollador comienzo en el Harvard de 1870), Western y cine social.
La visión marxista de la lucha de clases salta por los aires con el personaje de Kristofferson (US. Marshall), un rico que desprecia a los de su clase y vela por la ley y la justicia. Pero al final nos daremos cuenta de que las apariencias pueden engañar, al menos en parte.
Además de su potente mensaje social sobre la inmigración, la justicia, el amor libre o el capitalismo, el principal logro de Cimino es la puesta en escena, colosal, de las mejores en la historia del cine. Esta perfección le costó la ruina la productora, aunque realmente el fracaso en taquilla se debió a que los yankees no aguantaban ver cómo se forjó su país y su sociedad.
Hay que ver el montaje del director, sino pierde coherencia.
Bien pudiera ser el Novecento americano. Una obra maestra.

La vi hace unos 30 años por la televisión y reconozco que me impactó.
Ahora no me ha gustado tanto porque he visto sus dos trampas. Por eso no entiendo como los cinéfilos la han aupado hasta el tercer puesto en Filmaffinnity.
Un interesante guión, una gran dirección de actores y un gran manejo del espacio y la tensión.
Un 8.

Film de correcta factura y buenas intenciones, pero no hay apenas debate ideológico y se centra en un rito de iniciación, uno más en en nuestro cine. Otra oportunidad perdida para el cine sobre nuestra Guerra Civil.
Su problema es que nada de lo que cuenta tiene interés, más allá de ser una película entretenida..
La historia del padre no es creíble.

La historia de amor es interesante y creíble, pero lo más importante es cómo refleja el hecho de que los hijos de la burguesía y los jerarcas fascistas se libran de la la II Guerra Mundial, iban obreros y campesinos.
El contraste, en este sentido, entre el plácido verano en la costa y la guerra como telón de fondo es lo mejor de este buen film.
Impactante la aparición de un irreconocible Enrico Maria Salerno.
Quizá el único problema es que presta más atención al romance que a la situación social y a la guerra.

Carlo Lizzani fue uno de los directores italianos que más trató el fascismo en su cine, así tenemos "Crónica de los pobres amantes", "Hotel Meina", "Mussolini: Último acto" y la que nos ocupa. Si las seguimos, habría un orden temporal de los hechos que tratan de la aparición y fin del fascismo.
"El proceso de Verona" está basada en un caso real: la destitución de Mussolini por el Gran Consejo Fascista,que él mismo había creado, en julio de 1943, quien fue sustituido por Badoglio por orden del Rey.
La película destaca por su ritmo narrativo, que nunca decae, y por su rigor respecto a a los hechos narrados. El único problema es que estos son de sobra conocidos, lo que no resta interés a la cinta, pero la limita.
A destacar las excelentes interpretaciones, incluida la del malogrado actor yankee Frank Wolf, y el potente uso del blanco y negro.