Resiliencia es una palabra de moda, es la capacidad para encajar un golpe y recuperarte, aprendiendo del golpe. Eso es la serie Paquita Salas, es sobre una persona que camina hacia delante, que le llueven los golpes una y otra vez, pero que sigue y aprende (por eso "el juego" que propone en el último capítulo). Tiene eso del carácter español de decir que todo "está bien" cuando todo está fatal, y ese es uno de los grandes logros de la serie, el otro, es que hace reir con un plantel de actores de lo más variopinto.

Creo que Ken Loach habla de dos cosas principalmente: en primer lugar de que la clase obrera es cada vez más compleja y deja de ser el obrero masculino trabajador para pasar a representar muchas otras situaciones: madres solteras, jóvenes que trapichean, pobres que viven de la caridad… En segundo lugar, que todas estas personas se ven abocadas a una suerte de vida miserable debido a la falta de sensibilidad de los mecanismos sociales y económicos, perdiendo la condición de ciudadanos y debiendo recurrir a mecanismos de solidaridad cada vez más precarios.

Por último, me ha sorprendido que, a diferencia de otras películas recientes, vuelve a aparecer un final trágico ¿está Ken Loach perdiendo la fe en la humanidad? Independientemente de ello, la película es redonda, una de las mejores de este director.

Confieso que fui a ver esta película con pocas expectativas, ya conocía más o menos la historia y el final. Sin embargo, los papeles de Antonio Banderas, Juliette Binoche y Rodrigo Santoro por sí solos dan un plus de interés a este relato. Sumado a unas dosis contenidas pero sin caer en la exageración de drama, lagrimeo y acción, la película termina por merecer una visita al cine.
El único "pero" que le pongo a la película es que, pese a contar con un plantel de grandes actores y algunos secundarios que no desentonan (incluso Mario Casas lo hace bastante bien) el conjunto no termina de convencer, no se nota, salvo en algunas ocasiones, que haya "flow" entre ellos.
En definitiva, no es una mala película pese a que podría haber sido mejor.

No puedo decir que no me gustase el documental, la historia de los hermanos Restrepo tiene muchísimos matices para perderse en el Ecuador de los años ochenta y noventa: corrupción, torturas, lucha social, una burocracia tan temible como patética, el drama familiar... todo ello se ve reflejado en esta película. Sin embargo, a María Fernanda Restrepo le gana el corazón, a momentos deja la objetividad para "meterse" de lleno en la historia, a ratos pasa de los hechos a la cotidaneidad del hogar y, sobre todo, se muestra desordenada tratando de seguir los pasos de su padre... repito, la película es interesante, tiene imágenes muy buenas y la ventaja de contar el caso "desde dentro", pero el resultado es un poco caótico.

Más allá de la broma del título, la serie merece la pena. El primer capítulo visualmente es muy prometedor, y la manera en que las tramas se cruzan y se expanden en los dos siguientes deja abiertas varias vías no sólo para la primera temporada.

El personaje de Norman está muy logrado, tanto en la forma como en el contenido; y el juego que se hace entre "retro" y "moderno" a lo largo de la serie merece ser destacado.

El pueblo -y sus habitantes- hacen bueno eso de que "siempre hay un roto para un descosido", aunque a veces pecan de fantasiosos...

En definitva, una buena serie, que es capaz de crear un ambiente propio sin parasitar de la película original.