Estaba mirando "Suicide Squad", y cuando llevaba más o menos una hora tratando de reírme sin resultado, de pronto me indigné y me dije a mí mismo: "¡Un momento, yo no soy tan tonto! ¡Esto es una película casi para niños! ¿Por qué no estoy entendiendo nada?"

Y es que no se entiende nada en esta tontería. No he leído los comics, pero seguro que ahí la cosa tenía un poco más de sentido que acá.

Que un grupo de personajes sean descritos como supervillanos dementes, es diferente a decir decir que la historia sea una supervillana demencia. Los pasos que todos dan son bastante erráticos, no queda muy claro nada, por qué sí, por qué no, por qué a veces sí y a veces no. ¿Cómo es que un supuesto psicópata logra encontrar una motivación para completar una misión encargada por el Gobierno? "Ah, es que la jefa es todavía más mala, por eso hay que hacerle caso"... ¿Y nada más que eso? ¡Qué absurdo!

Y digo "supuesto psicópata" porque en comparación con los cientos de villanos que hemos visto ya tantas veces en estos pocos años de películas basadas en comics, la lista de los más buscados por Batman, que deberían causarte una mezcla sublime de humor y terror, son como una pandilla de adolescentes enojados, y poco más que eso. No sé qué interpretación podría decirse realmente notable; si la idea era mostrar villanos dementes que se alinean para encontrar su redención, entonces creo que todos actúan mal.

Si la idea, por otro lado, es mostrar a estos púberes malotes en misión "suicida", entonces Will Smith y Margot Robbie sí que sobresalen. El problema es que sobresalen demasiado, sus historias son las únicas que realmente se narran a cabalidad, y usan demasiado tiempo presentándose. Si tienes a un grupo de personajes, cada quien con sus superpoderes, no se puede cometer ese error en desmedro de los demás. O todos, o nadie. Ya se ha demostrado que puedes comprender toda la complejidad y motivaciones de un "súper" en pocos minutos (véase "Capitán América Civil War", o bien toda la saga "X Men"). Aquí pasa lo contrario: una hora completa de introducción, y de todos modos no sabes qué pasa por la cabeza de estos tipos... (Sp. 1).

En fin, cada vez me convenzo más de que los súperheroes, y los supervillanos en este caso, son lisa y llanamente, no más que unos sujetos medio perdidos que todo lo resuelven a los golpes, disparos y explosiones. Y yo que creía en el asunto de "un gran poder conlleva una gran responsabilidad", ya saben, que lo superheroico es una metáfora de la lucha que todas las personas hemos de dar contra nuestros propios demonios, que los súpers son una inspiración para hacer frente a la injusticia y a la violencia que abunda en nuestra sociedad enferma de poder y corrupción. Fantasías de un nostálgico nada más, ¡más colores, más fuego y menos complejidad, éso es lo que vende!

En filosofía de la mente, se habla del curioso caso de "el zombi filosófico". Si existiera un ser vivo físicamente idéntico al humano, con forma humana, rostro y expresividad humana, que no tuviese en realidad una conciencia o una emocionalidad, o siquiera una sensibilidad, pero imitara el comportamiento humano exactamente como si tuviera todo aquello... ¿cuenta como un ser humano? Si un robot es capaz de reír con una broma, llorar con una historia triste, y alejar su mano de un objeto filoso aunque no sienta dolor... ¿cómo hacemos la diferencia?

La pregunta hecha hace tantos años en Blade Runner y replanteada en muchas otras obras del género alcanza sus últimas consecuencias en Ex Machina, película que me compele a escribir mi primera crítica en FA.

El argumento: Caleb, un programador joven, muy inteligente y muy retraído, es invitado a la mansión secreta de Nathan, un programador genio, excéntrico y con mucha agresividad contenida. Ahí se presenta a Caleb el test de Turing, famosa prueba donde una persona debe confirmar si su interlocutor es un humano o un robot solamente dialogando con él. Pero esta vez la prueba es diferente: AVA se presenta ante el impresionado Caleb tal como es: una máquina, la creación más ambiciosa de Nathan, la inteligencia artifical definitiva. Ahora la prueba para Caleb no sólo es confirmar si AVA es plenamente autoconciente (a pesar de lo que ve), sino además contestar la inquisitiva pregunta de Nathan: "no me expliques cómo funciona AVA; dime cómo te hace sentir".

Como han dicho otras críticas, el funcionamiento de AVA es una prueba para Caleb y Nathan del mismo modo en que Ex Machina es una prueba para el espectador. Las preguntas a contestar son muchas: ¿debería la técnica alcanzar semejante punto de desarrollo imparable? ¿Debemos los humanos empezar a desarrollar un código moral en nuestro trato con los robots? ¿Deberán los robots hacer lo mismo algún día, antes de entrar en conflicto con los "seres inferiores" que los crearon?

Continúo la reflexión necesariamente en spoiler.

En psicología, se habla del apego como aquel lazo emocional de un niño o niña con su madre (o quien haga de cuidador), que es fundamental en la vida futura de la persona y que definirá su comportamiento, el funcionamiento de su mente, sus problemas y sus relaciones con los demás. Un apego seguro es aquel que permite en general una buena salud mental, autoestima sólida, voluntad para actuar, capacidad de aceptar riesgos, de vincularse sanamente con amigos, parejas, etc. En el apego seguro, la persona cuenta con un margen de acción que es siempre validado por la madre, mientras ésta le asegura que estará suficientemente cerca para cuidarla, y suficientemente lejos para que pueda explorar el entorno libremente. La consecuencia de esto es que la persona adquiere confianza en sus actos, y en el futuro, tiende a aceptar que las cosas saldrán bien, que es una persona digna de amor, y que los problemas, con o sin ayuda, siempre se pueden resolver.

La gracia y la inteligencia de "Finding Dory" consiste justamente en esto, en presentar a Dory como una persona que cuenta con un apego seguro. Si nos ponemos a pensarlo, Dory es un personaje sumamente desvalido. Su falta de memoria a corto plazo es discapacitante. No puede concentrarse, tienen que contarle mil veces cómo conoció a Nemo y Marlin, incluso a éste le cuesta dejarla salir a los paseos infantiles con la mantarraya porque seguramente se perderá. No podría vivir sola... y sin embargo, lo hace. Sobrevivió sola desde que perdió a sus padres cuando niña hasta que conoció a Marlin, ya adulta, en "Finding Nemo". Y durante buena parte de la historia que se presenta ahora, en su propia película, se las lleva sola. ¿Cómo lo consigue? A lo largo del relato, Dory adquiere recuerdos espontáneos de sus padres, no sólo de sus nombres y dónde vivían, sino principalmente las cosas que hacían juntos. Y en esos recuerdos, a través de canciones y rastros de conchas marinas, se demuestra la fortaleza y la confianza que depositan en ella pese a todo, y que es la clave para que Dory sea como es. Con todo en su contra, Dory sigue siendo tremendamente optimista, con un gran sentido del humor y una enorme facilidad para hacerse amigos (incluso algunos medio cuestionables en un principio, como Hank el pulpo, ¡qué gran personaje!). Y tiene la poderosa voluntad de acarrear una búsqueda desesperada por su familia, y acarrea a todos los demás personajes a ayudarla en esta búsqueda, porque sabe que lo va a conseguir, y si no lo hace, de todos modos vivirá una gran aventura y se hará de muchos amigos más. Esa es la base del apego seguro, así se demuestra que ella lo representa a la perfección: no importa que olvide todo, no importa el miedo por demorar en cumplir su misión o si no la cumple en absoluto, ni siquiera importa mucho si algún ser de las profundidades le hará daño. Ella sabe que todo va a estar bien, siempre que cuente con buenos amigos.

Y la historia de "Finding Dory" es la historia de esa convicción, de su único interés en la vida y que le ha permitido sobrevivir: tener amigos. En este relato no hay una épica sobre una profecía a cumplir, no hay un camino del elegido, no hay violencia de ningún tipo, ¡ni siquiera hay antagonistas, no hay ningún enemigo a quién derrotar! Todo el mundo puede ser tu amigo, y todos los personajes, ya sean temerosos, voluntariosos, medio perdidos o simplemente raros, todos pueden convivir en paz y ayudarse unos a otros, si quieren hacerlo. Así es como Pixar sigue siendo, una vez más, la industria líder en películas para niños, no sólo porque las producciones sean técnicamente maravillosas, sino porque además los guiones son inteligentes. Una motivación tan simple puede dejarnos dos películas con miles de momentos divertidos y emocionantes, ¿y su protagonista? Un pez. Nada más se necesita para contar una buena historia.

He pensado recientemente en los chistes, y su valor como método de transmisión cultural. Al menos acá en Chile los chistes tienen varias formas, no tantas, que se pueden agrupar en dos grandes categorías. Unos son los chistes de estereotipo: el hombre borracho, la mujer celosa, el gay reprimido, la mujer puta, el hombre violento. Estos son personajes fijos, inflexibles, y el chiste es precisamente ése: que aparecen en una variedad de escenarios diferentes y siempre terminan comportándose igual, no dejan nunca de ser ellos mismos.

Éste es justamente el caso de Deadpool, una película sobre Ryan Reynolds y su compañía, así de simple es la historia. El sujeto es violento, es burlón, es obsceno, un poco depravado, un poco masoquista, y nunca, jamás, para de hablar. Es presentado en una variedad de situaciones, y en todas se comporta más o menos de la misma forma, salvo en una (spoiler 1). La afrenta valórica más importante que lo persigue no es la de su chica (personaje simple, que ni siquiera recuerdo su nombre, pero mujer espectacular), ni siquiera la de su archienemigo Francis, mucho menos la de sus amigotes; sino el Coloso, el único personaje de la historia con un sentido de la moral, y qué gran sentido que tiene, retratado a la perfección como un hombre de metal... pero Deadpool no cede, y no cede, y no cede, hasta que... (spoiler 2).

Por eso la película, con un argumento tremendamente simple, logra partirte de la risa de todas maneras, aunque uno sepa todo lo que va a pasar. Pero para eso, dos cosas son necesarias. Primero, hay que saber a lo que uno va: a una película simple, sobre un matón que conoce a una chica, adquiere un superpoder, busca venganza, y se ríe todo el mundo. Y dos, hay que tener cierto bagaje intelectual sobre música, cine, y otras historias de Marvel, sino, la gracia de la mayoría de los chistes queda reducida a la mitad, en especial en todos los diálogos del primer acto en la carretera, que considero mucho más emocionante que todo el resto.

Ah, sobre la segunda categoría de chistes: son aquellos chistes de lógica, donde los personajes comienzan comportándose de una manera, y el devenir de los hechos hace que dicho comportamiento quede puesto en ridículo, en parte porque el personaje ha pasado por alto alguna parte de la información. Esos chistes son útiles para derribar estereotipos, para cuestionarse uno mismo; en esos chistes, el protagonista eres tú. Peeero, en esta película, el protagonista es Deadpool, y eso es todo lo que necesitamos entender.

"El Exorcista: Creyentes" tiene un arranque brutal. Lleno de referencias a su insuperable predecesora, eso era de esperarse (y quien se sorprenda o le parezca que está mal, ha estado viviendo bajo una piedra los últimos 20 años). Pero la principal de esas referencias es la mano de la dirección. Casi transcurre una hora antes de escuchar las primeras notas musicales. Todo lo anterior se nutre del suspenso del ambiente, los silencios de las habitaciones vacías, las esperas de las familias por sus hijas, las escenas silenciosas cortadas por el ruido de una calle, y viceversa. Te pone realmente nervioso ver a ese grupo de personajes viviendo sus vidas de forma tan calmada y civilizada, incluso ante los eventos iniciales, cuando sabes que esto es "El Exorcista" y que en cualquier minuto todo empezará a degradarse de la forma más terrorífica...

Y todo se degrada, sí, y de forma bastante fea para las pobres niñas. El problema es que lo terrorífico, nunca llega. Siguen siendo escenas de suspenso, intercaladas con gritos, caras deformadas y saturación. Pero no terror. La tragedia de las nuevas víctimas del demonio no te revuelve el estómago como lo hacía la historia de Regan. Hay mucho más de lo espectacular, pero en sacrificio de lo perturbador. Con menos efectos visuales, algunos incluso muy artesanales, "El Exorcista" se sentía mucho más orgánica; parecía que podías sentir el frío de la habitación y hasta oler el famoso vómito verde... en "Creyentes" no. No hay vapor saliendo de la respiración, no hay rastros de sangre o degradación del cuerpo, y si los hay son casi nada. La censura hollywoodense terminó por arrancarle lo verdaderamente perturbador de la original: sentir que la poseída estaba en tu propia habitación, al lado tuyo, a punto de morderte. Los "Creyentes" están demasiado lejos del espectador. Presentan sus problemas, incluso los sobre-explican (no con diálogos tontos, lo que se agradece, sino con su insistente cotidianeidad), pero no te acercan a ellos como personajes humanos, llenos de llagas por dentro y por fuera, sufrientes ante lo extraordinario. Si cuentas una historia del Exorcista y no presentas eso, o lo haces sólo de pasada y no en profundidad para "no molestar a la productora", estás equivocado de película.

Imagino que aquí quisieron no sólo homenajear a la original en su estilo narrativo, sino también presentar una historia con variables nuevas, para no repetir exactamente la película anterior, por supuesto. La propuesta de exorcismo de esta Exorcista (o "estos Exorcistas", para ser exactos) es, de hecho, bastante interesante... o lo hubiera sido, si el guión hubiese sido pensado un poquito mejor. En la segunda mitad de la historia, parece que todos los personajes se vuelven totalmente erráticos. Pero no porque tengan miedo o no puedan pensar con claridad, sino porque simplemente sus decisiones están mal escritas. Aquí es donde se pierde la última herramienta de la película original: la coherencia interna y la tremenda humanidad de los desvalidos personajes. Los protagonistas anteriores eran heroicos no por su "bondad", sino por su desesperación. Pero estos Creyentes... otra vez Hollywood nos mete personajes que son "pesados pero buenitos", y son buenitos "porque sí", o en este caso "porque Dios me preparó para esto". Y la resolución de la historia sale mal por esa razón. Una idea interesante, con un guión mal hecho.