The Bag Man es la primera película de David Grovic. Se trata de un thriller bizarro, por momentos confuso e inverosímil, que está siendo apaleado por la crítica. Y es que la nueva película de John Cusack y Robert de Niro buena, lo que se dice buena, no es. De hecho, no creo que en ningún momento pretenda serlo. Pero es un trabajo tan pasado de rosca que, al menos a mí, me resulta divertido.

Se trata de un producto de serie b sin mayores pretensiones que las de hacer pasar un buen-mal rato al personal. Es una película oscurísima, bañada de un humor muy negro, donde cada personaje, excéntrico y excesivo, representa una amenaza. La trama, situada casi exclusivamente en un hostal de mala muerte, narra la lucha de diversos personajes por hacerse con una bolsa cuyo contenido es un misterio.

La ambientación recuerda por momentos a David Lynch, y los diálogos a Quentin Tarantino (salvando las distancias en ambos casos, por supuesto). Robert de Niro del cual ya poco o nada esperamos, parece a gusto en un personaje antagonista que en ocasiones recuerda al Al Capone que interpretó hace casi 30 años en Los intocables de Eliot Ness. La relación que se establece entre John Cusack y Rebecca da Costa evoluciona de manera creíble e interesante.

En definitiva, The Bag Man es una apuesta arriesgada y loca, con decenas de fallos, cierto es. Pero también con un gran número de aciertos.

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Estados Unidos es un país apetitoso para los cineastas, más si cabe cuando observamos la penosa situación del sector en España. Esto provoca que muchos directores de talento, sobre aquellos que se orientan hacia un público muy amplio, los que tienen mayor inclinación por el cine palomitero, sean acogidos de buen grado por la industria americana.

Juan Carlos Fresnadillo (Intruders), Jaume Collet-Serra (La huérfana) o Álex y David Pastor (Infectados), entre otros, ya dieron el salto al viejo continente. Ahora le ha llegado la oportunidad a Paco Cabezas, quién se dio a conocer con su anterior película Carne de Neón, un thriller excesivo y sorprendente con claros aires a Guy Ritchie.

Para su estreno en Hollywood Pacos Cabeza a escogido un guión muy mediocre. Quiero aclarar que cuando hablo de guión no hablo de la historia. Una película podrá ser más o menos buena cuente la historia que cuente, pero muy dificilmente podrá salvar un mal guión. Yo personalente prefiero leer una crítica antes que una sinopsis, ya que esta última poco o muy poco puede decirme hacerca de la película.

Y esto es lo que ocurre con Tokarev, una historia tópica pero con posibilidades se convierte en un guión plano, tramposo e inverosímil. Los diálogos, las situaciones, los giros narrativos, se sienten falsos y artificiales.

Paco Cabezas aporta un pulso narrativo notable que hace que los 113 minutos de duración se nos pasen volando a pesar del sinsentido que estamos viendo. Porque Tokarev es de esos productos de serie b muy malos pero también muy entretenidos. Y en mi opinión, contraria a la de muchos, esto es posible también por la presencia de Nicolas Cage, quien nos entrega una nueva interpretación histriónica y sobreactuada que si bien no optará a ningún premio (quizá a los Razzies), sí que dota de cierto carácter y anima el show.

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Tyrannosaur NO es una película americana, y se nota.

Tyrannosaur NO es una película innovadora, no se adentra en terrenos desconocidos, sino que sigue una estructura clásica.

Tyrannosaur NO cuenta una historia excesivamente original, sino que apuesta por una trama que ya hemos visto en otras ocasiones.

Tyrannosaur NO es una película sutil y elegante, y por supuesto su personaje principal tampoco lo es.

Tyrannosaur NO es un film para todos los públicos, ni para todos los gustos.

Tyrannosaur NO nos da ninguna respuesta a las preguntas que plantea.

Tyrannosaur NO ofrece al espectador ni una sola escena donde aparezca un dinosaurio.

¿Qué es Tyrannosaur entonces? Es, sin duda, una de las mejores películas de este año.

Tyrannosaur es fuerza, energía, rabia en estado puro, y también redención.

Es dolor, sufrimiento, frustración, vida. Es pura vida. Y en ella también hay momentos de alegría, diversión, amor.

Es lucha. Lucha contra un enemigo incierto, contra ti mismo. Tú eres tu adversario y tu verdugo, alguien con quien te alías sólo cuando aparece un peligro mayor, o un amigo, o alguien de quien cuidar o a quien amar.

Es un actor llamadoPeter Mullanhaciendo una de las mejores interpretaciones que he visto en mucho tiempo, encarnando a uno de los personajes más interesantes que he visto en mucho tiempo.

Tyrannosaur NO es un susurro que te llega al corazón, es un alarido de dolor que se apaga, pero al cual sigues oyendo aunque ya no esté allí.

Amor bajo el espino blanco es la delicada radiografía de un amor adolescente, puro y desbocado. Es pasión sin sexo, es intensidad sin aspamientos ni cursilerías. Es la historia de un amor idealizado, asentado sobre silencios y no sobre largas conversaciones que nos descubren a la otra persona.

Los personajes son sencillos, tal y como lo es su amor. Ellos comparten momentos, su compañía es suficiente para hacer de un instante algo mágico.

Lo que los une es el amor en su estado más puro, frágil y engañoso, un sentimiento que se vuelve invencible y ciego ante las adversidades externas. Pues la historia que se cuenta en Amor bajo el espino blanco no es sino otra derivación del clásico relato de Romeo y Julieta.

En esta ocasión, lo que imposibilita la relación de los jóvenes es un sistema político que representa todo lo contrario. El odio y la represión se contraponen a la libertad y el amor de la pareja. El enamoramiento es demasiada libertad para un estado que intenta anular al individuo.

Sin embargo, tal y como ha confesado el director, Zhang Yimou, él no quería hacer una película política sino contar una historia de amor. Ciertamente, sus intenciones quedan reflejadas cuando retrata la Revolución Cultural china de una manera suave y deslavazada, utilizándola tan solo como telón de fondo que dificulta la consumación de esa ansiada relación.

Y aunque ciertas conductas de los protagonistas están muy determinadas por el contexto cultural y social del film, Zhang Yimou pretende elevar la historia a un nivel más universal.

Basada en la novela homónima escrita por Aimi Zhu, el director (cuya infancia estuvo marcada por la mencionada Revolución Cultural), apuesta por una estructura basada en capítulos, entre los cuales se introducen extensas elipsis que le permiten omitir una gran cantidad de información presente en el libro, para así contar de manera pausada los pasajes mas relevantes. Pues si en algo se caracteriza Zhang Yimou es en alargar las escenas con miradas y gestos que no se perciben como empalagosos sino como sinceros y verdaderos.

Algunas de estas escenas alcanzan un nivel de delicadeza y emoción pocas veces igualado, y aunque en el desenlace puede percibirse de manera más explícita la búsqueda del melodrama y la lágrima fácil, a mí personalmente consiguió emocionarme.

Así pues, considero esta película una gran noticia, no sólo por su propia aparición, sino por la vuelta de uno de los directores chinos de más prestigio a un cine mas intimista (Amor bajo el espino blanco está mucho más cerca de La linterna roja o El camino a casa que de Hero o La casa de las dagas voladoras), y por el increíble debut de su protagonista Zhou Dongyu, actriz a la que habrá que seguir muy de cerca.

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Trust pasó desapercibida en el año de su estreno (2010), sobre todo aquí en España, donde a penas tuvo difusión.

A pesar de su modesto presupuesto, y su sello de cine independiente, entre el reparto figuran los nombres de Catherine Keener y Clive Owen. Es este último un actor con una fuerza descomunal, que se muestra perfecto en papeles que exigen cierta agresividad contenida, y transparencia en sus sentimientos e impulsos. El personaje que aquí interpreta se ajusta a dicho perfil, pero si de verdad queréis ver a un Clive Owen espléndido no os perdáis Closer.

El film que hoy nos ocupa trata el tema de los abusos sexuales a adolescentes, un tema escabroso que es tratado con honestidad. La película no se regodea en el amarillismo, pero muestra sin titubeos las consecuencias de un hecho de este tipo.

He oído muchos comentarios que la critican basándose en un desarrollo predecible. Y esto es cierto, la película depara pocas sorpresas. Sin embargo, en este caso no lo considero en absoluto un aspecto negativo. El espectador ve lo que va ha ocurrir, teme lo que parece ocurrirá, y cuando el hecho se produce duele el doble. ¿No se podía evitar? Era obvio que ocurriría algo así… La rabia en el espectador es tremenda entonces, y más si cabe cuando sucesos de este tipo se suceden con asiduidad.

A partir de entonces, vemos las consecuencias de lo ocurrido. Consecuencias que afectan a muchísimos de los aspectos de la vida de la joven, y de los que la rodean.

Es una película tipo “descenso a los infiernos”, en este caso protagonizada por una familia modelo, quizá un poco arquetípica al principio.

Liana Liberato realiza un trabajo muy muy bueno. Su interpretación a la edad de 15 años es convincente y madura. Habrá que estar atentos a su evolución como actriz.

En cuanto a la dirección, David Schwimmer, apuesta por la corrección. Para mi gusto le falta personalidad y estilo en su trabajo. Su formación en series televisivas como Friends se nota demasiado en la factura técnica, dotando a la obra de un carácter demasiado plano. Por otro lado, la dirección de actores que lleva a cabo es simplemente excelente.