No hace mucho leyendo críticas de la película no pude pasar por alto, la aseveración de la que se hacía uso para explicar complicaciones o malinterpretaciones lamentables, que un crítico no debe ignorar si aquella (su crítica) se transmite masivamente, y lo menciono esencialmente, porque causa una impresión negativa de la película. Por aquellas cosas del destino conspirador, me veo abocado a causarme por mi mismo una valoración, se trato en parte de un acto de fe y en otra parte de una curiosidad que no me permitía ni dormir. La crítica decía que era una película demasiado sofisticada para que un alma occidental pudiere entenderla. Salve Miyazaki y sus ya para mi conocidas obras del pasado, que no me permitieron caer en la tentación de la abstención. He encontrado una joya aquí, un calor abrasador, que te consume, que te hace gala de que caigas en sus pasiones. El trabajo de la orquesta filarmónica de Japón es notable. Siempre lleva el ritmo, de una forma asombrosa. Los lazos de la película te pegan hasta el fondo, te halan como marioneta a través de una imaginación realmente asombrosa. La escena del tren inenarrablemente bella. Sin embargo, hasta aquí, solo manifestaciones físicas del hedor que para mi dejo la película, pido disculpas es difícil liberarse de aquello cuando te encuentras en las puertas de un trabajo tan bueno, hecho con tanto amor. La historia es una marea que no cesa siquiera cuando se presiente que la película llega a su fin, rompe el alma de un tajo. La temática de los intereses contra puestos (Yubaba y su hermana), de la familiaridad con seres lejanos (Zen o debería decir Chihiro y Kamaji), del amor y sus manifestaciones natural o particularmente místicas. Ovas al mundo del cine, que son ya costumbre de Miyazaki. En fin, la película puede causar varias impresiones a cuál más dispar, pero ello depende de hasta qué punto una sensibilidad individual se permita un nuevo nombre, distinto, sin que por ello se ignore el sentimiento primigenio. En mi concepto nunca deja de ser una obra fantástica y sin embargo natural, de ficción y sin embargo humana.

Dicen que Dago se caracteriza por construir películas comerciales y (atención a esto) diálogos pendejos. NO lo comparto.

Resulta que la trama pretende exteriorizar a través de la gran pantalla, los avatares de los aficionados al futbol en Colombia. Un buen observatorio sociológico, pues si en algo, estuvo de acuerdo la critica nacional, es el gran esfuerzo para retratar de una manera tan criolla, la idiosincrasia de un pueblo, sus reacciones, expresiones, figuras autóctonas y los resultados de una mezcla tan atípica, siempre (desgraciadamente) tendientes a la desgracia. El guion está lleno de humor, sabor, dinámica, poesía y música, sumado a una interpretación de fabula, por Robinson Díaz y Enrique Carriazo, estos últimos, dos grandes del mundo de la actuación en Colombia. A nivel técnico, el tópico visual que le es general a todas las películas colombianas, una atmosfera obscura, donde parece que no sale el sol, donde siempre se tiene la sensación de que está por venirse una granizada de las grandes. No por ello deja de ser atractiva, a mi juicio, son los mayores aciertos del cine colombiano, o de lo que por lo menos fue la línea que siguió mientras no estaba de moda el narcotráfico, que acaparo incluso las pantallas. Una obra maestra difícil de olvidar una vez vista, que reduce la cultura del futbol a su nivel más bajo.
Digna de ver, por la fidelidad a nuestra cultura de colombianos y a la larga de humanos. Una lección de la forma en que deben enfrentarse los problemas, con un final encantador.

“MARIANO: ¿Cuántas veces no la he invitado a futbol?”

Concupiscente a la elaboración de esta crítica, no me saco de la cabeza, aquella de perder es cuestión de método. Había pensado en una forma de homenajear esta película. Nada mejor que esta, instando a quienes pueda a que la observen y se hagan una idea, porque desde el primer momento, el inicio, lo créditos, desde que la vez en cartelera, te das cuenta que esto es cine y que además es del bueno.
El viejo Víctor paso penurias en la elaboración de este filme, llovió la gente del barrio marginal, alguna de las comunas de Medallo, para algunos, como para mi, fue un espectáculo que no tendría la oportunidad de ver en una pantalla, poseo problemas, litigios, y aquellos no dan espera. NO dan tiempo de ir con la ruca a ver una película y ponerla a comer palomitas y gaseosa. De todas formas el viejo zarco ya era un problema también, conocí por los parceros los líos en los que estaba y el ñero ya había capado la pijama de madera varias veces, se metió con pelaos ajisosos y ñero eso, en este barrio no se perdona. En todo caso, estuvimos pendientes con el combo de mantenerlo con vida, mientras se hacia la película. El viejo men no actuaba, simplemente engaño su mente, y dejo que la cámara eternizara su diario vivir. Un mundo sumido en la bareta y la delincuencia, fue bello parce a lo bien, que la vida le diera una oportunidad como esta, por fin lo vimos de traje, bien vestido, preocupado por generar buena impresión, pero nunca olvido su barrio, su calle, la que lo vio nacer y morir, días después de haberse culminado la producción de la película. Ni siquiera los ñeros del otro bando, le dieron el gozo, de verse a sí mismo en el cinema, pero así es la murga aquí, algunas cosas no dan espera. Un saludo desde aquí, del barrio zarquito, cuídeme las tapas, que esta noche pasara algo grande. Tenemos pensado con la Jasbleidy alquilar la película pa´verla, Esperanzas, quizá la vida no de espera.

Planeo hacer un compendio de expresiones literarias. Pero para ello, la calidad necesita ser una constante, debe ser común aunque tal característica no redunde. Esta mañana me asome a la ventana y me encontré con un poster de la película el cadáver de la novia de Burton. Debo confesar que la vi, únicamente por eso, vaya si el cine fuera una lotería de seguro pegarle al gordo sería cuestión de asomarse a la ventana. Al final, Burton y yo no somos tan distintos, comulgo (otra forma de decir amo) con casi toda su filmografía, aunque por ello no se destaque, muchos otros son de mi agrado con aglomeraciones de imagen mucho más amplias. Bien lo diré, soy amante del azar, una carta lanzada al aire me invita a ver una película, que sin mayor expectativa busco en la librería café bar restaurante de la esquina, contigua a la parada de autobús y que me encuentro, una historia convencional, precisa, justa y fiel a Burton. La fidelidad debería comentarse más a menudo entre la crítica.

Película sencilla, bien hecha y excesivamente existencial en donde Burton juega a comprender la vida después de la muerte, nuevamente y lo hace saliendo airado, entre aplausos. Alguien se dio cuenta de cuanta relación tiene el incentivo traducido en aplausos sobre el logro técnico con el rito que exhorta a una pareja unida en santo matrimonio, a buscar un sendero entre los vivos. Otro agasajo concebido en las paredes de un baño, probablemente mientras defeca en el que Burton toma un piano y una copa, mientras la crítica lo repudia. –Mentiroso; -Pretensioso; -Vil; -Infame; -Crucifiquenlooooo!!!! Burton volviendo a la animalidad, facilista homo-sapiens.

Es una cinta bastante dramática que maneja dos entornos plagados de la misma miseria. La ciudad en los suburbios y el campo en Colombia. Juzgo fascinante que el director en un revuelo de pretensiones integre distintas disciplinas con esta hermosa forma de hacer arte, llamada cine. Porque en el cine hay espacio para muchas disciplinas y así como vimos alguna vez y con buenos ojos, películas plagadas de surrealismo también existen momentos para darle duro al coco. Es cierto, Colombia es el segundo país con mayor desplazamiento alrededor del globo, pero quizá no se conformen con esos datos:
*Colombia cumplió el año pasado 60 años de conflicto interno.
*Colombia tiene la guerrilla más absurda jamás creada, que purga a la comunidad internacional la imagen de defender ideales políticos, pero que se estanco en el negocio del narcotráfico.
*La lucha contra las drogas impulsada desde E.E.U.U., ha creado una cultura de la muerte en la que se desconocen condiciones civiles.
*El negocio del narcotráfico ha invadido las más altas esferas del gobierno, las fuerzas militares y hasta las dignidades legislativas.

Si uno se lo piensa bien, nuestro pueblo tiene pocas opciones. Porque cada día hay más víctimas de desplazamiento, secuestro, violación, corrupción y uno simplemente se pasa por la calle y es difícil en la ciudad, siendo mejor favorecido, ver las esperanzas de personas que dejaron atrás todo lo que tenían, paradas en los semáforos, sentados en las esquinas, hacinados en centros de paso para desplazados temporales, porque la guerra se los arrebato todo, en serio, da pena. Porque si la presión internacional no ha logrado emancipar la enajenación de este gobierno de mierda, la fácil es decir, solo soy una persona, no hay mayor cosa que pueda hacer en estas condiciones. Y pienso que para mí, como para cualquier otro colombiano de bien, es más penosa esa actitud de ignorar esa situación, de soportarla, de acostumbrase a ella, que cualquier otra cosa. Entiendo imprescindible adentrarse en esas maderas atrincheradas, construidas con bareque a lo largo de zonas con alto grado de deslizamiento, porque para comenzar el SER Humano, no tiene ningún sentido de SER en las condiciones que ofrecen las dificultades financieras de la nación. Hay muy poco para ofrecer a nuestros hijos, porque resulta que los intereses norteamericanos junto a la tendencia oportunista de unos pocos abren los hilos a este maltrecho teatro donde las muertes las pagan los colombianos, donde las desgracias, las pagamos nosotros, los colombianos. Dicho esto, que continué en Colombia la perpetuación de las políticas del centavo para nuestros patriotas, que el imperio se siga expandiendo entre nuestros suelos o cambiemos esta mierda, démosle un vuelco al asunto, más allá de las implicaciones internacionales, que nunca nada justifique que se siga matando y persiguiendo a nuestra gente.
Gritemos Todos:
"LEGALICEN ESA MIERDA".