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España España · Sevilla
Críticas de Dr Marcus
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
Mapa
Documental
España2012
6,7
1.506
Documental, Intervenciones de: León Siminiani, Ainhoa Ramírez
1
11 de noviembre de 2012
28 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
“... grabado así, a lo caso Bourne”, es la expresión que utiliza León Siminiani para referirse al modo de filmar una agitada secuencia en India para su documental Mapa. Y es que lo que podría haber sido la continuación de un fértil diálogo con la obra de Chris Marker ya iniciado en nuestro país por Isaki Lacuesta en sus Variaciones Marker, acaba derivando en un lastimero videoblog con el despecho anidado en el corazón discursivo del mismo, en el que una cansina y sobreverbalizada voluntad admonitoria nos obliga, a cada momento, a dar pasos adelante y atrás en el camino hacia la catarsis sentimental post-ruptura. La soledad nos lleva a decir y a hacer tonterías, parece aclararnos Siminiani en una pirueta irónica al final de su documental que pretende convertir todo lo mostrado hasta entonces en una tachadura, la de ese mapa existencial que intentamos perfilar en nuestra vida en los momentos de mayor dolor y desorientación. Por desgracia, el artificio de las formas termina por asfixiar esa verdad. El nervio ensayista de Siminiani es blando, en ocasiones populista, cuando no muere víctima de un empacho de autocomplacencia: no son pocas las ocasiones en que la fuerza de ciertas imágenes languidece bajo una sonrojante e innecesaria búsqueda de hermandad con referentes cinematográficos y musicales. Una coartada pop que se levanta tan de uñas, que se engalla tanto, que acaba dando un poco de risa, y lo que es peor, socava toda posibilidad de adoptar esa distancia irónica de la que precisa Siminiani para que, al final, podamos tomárnoslo en serio.
Dr Marcus
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4
16 de enero de 2007
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo "Banderas de nuestros padres", uno se pregunta que ha llevado a críticos como Hilario J. Rodríguez a decir que Eastwood, al igual que Bergman, Godard o Kurosawa, es un cineasta cuya obra "está más allá del bien y del mal". No hay que ser un excelente aficionado al cine para caer en la cuenta que Clint Eastwood, si bien es un buen calígrafo con la cámara, acostumbra a contar sus historias con un trazo lo suficientemente grueso como para que tengan cabida los manoseados y frívolos conceptos sobre la violencia y la cultura que suele endilgarnos en sus películas.

"Banderas de nuestros padres" no es una excepción a lo dicho, y si no fuera porque esta película de Eastwood, al igual que la mayoría de su filmografía, son un ejercicio depuradísimo de puesta en escena, ni siquiera recomendaría su visionado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dr Marcus
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2
21 de mayo de 2007
16 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nicolas Cage vuelve a las andadas en uno de sus habituales bodrietes (esta vez autoproducido) para frecuentadores de multiplex. Ahora se trata de darle vueltas a eso del determinismo a través de un personaje, Chris Johnson, que tiene el don de la precognición. La historia es lo de menos... Unos terroristas completamente abstractos (no sabemos quienes son, de donde vienen, ni a donde van) deciden volar Los Ángeles con un arma nuclear cuya obtencion no queda aclarada con demasiadas explicaciones. La Agencia Nacional de Seguridad está en jaque, pero claro, ahí está Chris Johnson, que con sus poderes es capaz de chafar los absurdos planes terroristas. Básicamente, toda la película es la persecución de un testarudo Johnson por parte de la Agencia Nacional para que preste su colaboración, en una palomitera acumulación de escenas de acción que frecuentemente devienen en dejà vu: con justicia podemos decir que el film no es más que un desafortunado potaje con La Roca (Michael Bay, 1996), Minority Report (Spielberg, 2002) y el mítico videojuego (¡!) Counter Strike como degradados ingredientes.

Bueno de los personajes hay poco que decir, entre otras cosas porque se nos cuenta poco, más bien nada, de ellos. Ese adobo argumental que es la relación de amor de Johnson con Liz (Jessica Biel) es sonrojante en la mayoría de situaciones y diálogos; pero lo que quizás es aún peor es ver a una actriz muy capaz como Julianne Moore dando vida a un personaje que no es más que el trasunto de otro ya descafeinado de por sí, como es el que ella misma interpretó en Hannibal (Ridley Scott, 2001).

No pierdan su tiempo.
Dr Marcus
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6
11 de noviembre de 2007
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más decepcionante de un film como The man from London es sin duda el haber tenido que esperar siete años para comprobar que Bela Tarr, como sospechábamos algunos, había puesto el piloto automático. Qué duda cabe que se trata de una obra donde la planificación es esquisita, donde la ominosa fotografía en blanco y negro es magistral, donde una precisa maquinaria de travelings y reencuadres convierte a los personajes en esos seres fantasmáticos, víctimas de la miseria y la melancolía, a los que Tarr nos tiene acostumbrados.
Pero todo esto ya era así en Damnation (1988), se volvió a repetir en ese acto de fe cinematográfica que es Sátántangó (1994), y volvió a hacerse lo propio con las Armonias de Werckmeister (2000); películas con las que The Man from London forma un todo unitario, una iteración estilística ya agotada, donde ni siquiera la coartada de la adaptacion literaria en esta última entrega camufla un decepcionante e innegable déjà vu.
Dr Marcus
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6
30 de enero de 2008
12 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por supuesto que hay algo de El proyecto de la Bruja de Blair (Daniel Myrik & Eduardo Sánchez, 1999) o de REC (Paco plaza & J. Balagueró, 2007) en Monstruoso. Lo que tienen en común estos tres filmes es que sus directores son plenamente conscientes de que una renovación radical del cine de terror pasa ineludiblemente por una profunda mutación de la cualidad de sus imágenes. Agotadas hasta la extenuación las formulas tradicionales de los guiones, que hacían de este género de películas pasatiempos previsibles y rutinarios, ahora se apuesta por dotar al cine de terror de un nuevo lenguaje visual mucho más próximo a las imágenes con las que está habituado el espectador en su vida diaria: el vídeo domestico o la cámara del directo televisivo; con ello se consigue un efecto de verosimilitud, primordial cuando se trata de provocar miedo, que difícilmente se consigue con la imagen de 35mm, aunque sólo sea por la proximidad fenomenológica que ostenta la imagen casera o televisiva. Por ello es habitual que en estos filmes se abuse de los desenfoques, de los desencuadres, del fuera de campo involuntario, del montaje inconexo, lo cual se traduce en un torrente quebrado y violento de imágenes perfectamente integrables en cualquiera de las catástrofes reales a las que hemos asistido como telespectadores.
Esta fórmula narrativa, que por su propia naturaleza adopta un punto subjetivo, es la que permite convertir un simple Kaiju-eiga como Monstruoso en una auténtica pesadilla con certificado YouTube de autenticidad, aunque de momento sólo se haya utilizado para provocar graves mutaciones visuales a géneros cinematográficos algo más que apolillados.
Dr Marcus
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