Entretenido cortometraje sobre ese momento tan especial y mágico que todos los niños esperan con ilusión e impaciencia cada año. Combina muy bien momentos especialmente tiernos y dramáticos con otros momentos muy cómicos. Provoca además cierta nostalgia y algo de pena ver cómo los niños prefieren ahora determinados juguetes/juegos antes que otros más tradicionales. Vamos, que en unos pocos minutos te transmite mucho. Quizá el final es lo más flojo porque esperas algo más. No os lo perdáis. Eso sí, no pueden verlo niños pequeños pues desvela ese importante secreto sobre los Reyes Magos.

Si este es el primer trabajo de Fernando Trullols, parece que este director promete. Habrá que esperar a ver su siguiente trabajo.

A través de los percances y situaciones en las que se ve envuelto el protagonista desde que llega a Madrid para buscar trabajo, la película pone de manifiesto varios temas que tienen como escenario esa “puta calle” del título: el paro, la falta de vivienda, la droga, la inmigración... Pero pese a la gravedad de los problemas planteados la película no tiene la profundidad necesaria para transmitir la dureza de esa realidad, Se percibe, sí, pero no se siente, no emociona, no llega a traspasar ese plano en el cual el relato cala hondo en el espectador. A mí me ha parecido una película de modesta factura, ligeramente entretenida, que apunta a la crítica social pero sin profundizar, quizá por eso de que quien mucho abarca poco aprieta.

Lo que más me ha gustado de la película es ese dualismo en los personajes y su diferente forma de afrontar las circunstancias adversas: el optimismo y simpatía de Andy frente al pesimismo y malhumor de Juan. Me ha gustado especialmente la naturalidad y frescura del personaje de Andy, que pone la nota de humor en la película. El personaje de Juan me parece más oscuro, menos definido en cuanto a sus sentimientos sobretodo.

No es una película sobre la vida de Clara Campoamor ya que se limita a explicarnos algunos acontecimientos previos a la Declaración de la 2ª República española, para situarnos en el contexto histórico, y rápidamente la trama se centra en aquello que más distinguió a Clara Campoamor y que no debería olvidarse: su trabajo y empeño por el reconocimiento del derecho de voto de la mujer en la Constitución de la 2ª República. Creo que este acotamiento ha sido un acierto, pues ha permitido que la película se centre con todo detalle e intensidad en esa parte de su vida. Así, con algunas pinceladas que nos revelan algo sobre su personalidad y circunstancias, vemos sobretodo cómo desarrolló su trabajo en las reuniones de la Comisión Constituyente, de la que fue miembro, así como sus intervenciones en unos interesantes debates parlamentarios en los que, según nos muestra la película, hizo gala de una gran dialéctica y demostró ser una mujer de principios que hizo honor a su cargo.

Aunque el denso contenido político de la trama puede hacer pensar en una película aburrida, lo cierto es que consigue mantener el interés gracias a un texto y diálogos excelentes y a una acción que se desarrolla con buen ritmo. Además, la elegante puesta en escena, un efectivo manejo de la cámara y una música muy adecuada, consiguen revestir la película de cierto aire épico, quizá como épico debió ser para una mujer dedicarse a la política en aquellos tiempos en los que quedaba mucho por hacer y por cambiar.

Aunque el sonido de la película es pésimo y entender lo que dicen los personajes requiere un gran esfuerzo, si uno se arma de paciencia va enganchándose poco a poco a esta sorprendente, retorcida y, a la postre, moralizante historia de personas ingenuas e inocentes, que parecen unos pobres infelices pero no lo son, frente a otras que, revestidas de una apariencia fantástica y sin el menor escrúpulo, están dispuestas a sacar el mayor provecho de esa inocencia. Y entre esos protagonistas, la gran masa, que se suma sin pestañear a la diversión y, al margen de todos, una única persona, Julia (la secretaria de Ana) que observa siempre callada y avergonzada lo que sucede. Una historia que tiene su otra cara en el colegio, con Martín, el hijo de Gema y Toribio, que sufre cada día con resignación la burla y la humillación de sus compañeros, incapaz de rebelarse, preso de su vergüenza y su soledad, tan solo interrumpida por un interesado ¿amigo?. En fin, toda una galería de personajes y comportamientos que en clave de esperpento y con un tono tragicómico apuntan a una incisiva y necesaria crítica social.

La película tiene el mérito de crear unos personajes auténticos y creíbles, por exagerados y esperpénticos que parezcan, gracias a un buen reparto y unas buenas interpretaciones, destacando especialmente Cristina Marcos, que se mueve como pez en el agua en el papel. Y aunque el personaje del hijo resulta frío e inexpresivo, siempre tan callado, nos transmite todo su mundo interior a través de su voz en off, que también enriquece mucho la película con una narración muy simpática.

Gracias a TVE por apostar por nuestro cine y descubrirnos películas poco conocidas como “Mamá es boba” y a su director y guionista, Santiago Lorenzo, que esperemos no tarde tanto en presentarnos un nuevo trabajo como con su segunda película “Un buen día lo tiene cualquiera”, también recomendable.

Sugerente título para una película que me ha decepcionado un poco, pues tras un comienzo prometedor la trama se desarrolla de forma un poco anodina, sin mucha emoción y sin conseguir involucrarme demasiado en lo que está pasando. Y eso, en una película de este género, me parece un gran inconveniente para disfrutarla.

Por una parte tenemos la investigación policial/judicial, algo confusa y poco interesante, perjudicada también por unos personajes bastante flojos y que aportan poco a la historia. Y por otra parte tenemos el personaje de Santos Trinidad y su propia investigación, mucho más interesante que la anterior, eso sí, y del que vamos siguiendo sus pasos con moderada expectación. Y aunque la película cuenta con un potente personaje, no se ha aprovechado del todo, ya que se ha tenido excesivo cuidado en mostrarnos con todo detalle su afición por los cubatas pero en el fondo no sabemos gran cosa de él, salvo algunos detalles de su pasado que se revelan sin mucha explicación.

La película es más interesante por cómo nos cuenta las cosas que por lo que nos cuenta, que resulta más bien frío y distante. Creo que si se hubiera puesto más cuidado en el guión y en el desarrollo de la trama, con un texto/diálogos más interesantes, la película habría mejorado mucho.