Tratar temas tan escabrosos como el holocausto nazi con la irreverencia y parodia mostradas en esta película tiene su mérito. No es fácil mezclar comedia y tragedia sin provocar reacciones encontradas.
A pesar de todo creo que aún se debería haber arriesgado más... pero supongo que había miedo de saturar por exceso.
Me ha gustado, me ha parecido bastante original, aunque es verdad que bebe de otras afortunadas parodias.
Entretiene y muestra señales de alarma para que no olvidemos lo frágil que es el mundo que hemos diseñado.
Notable, muy notable.

Buena mezcla sentimentaloide que hace piña en la defensa de los animales.
Para ello se toma su tiempo encajando la ultraconocida Colmillo blanco con los azucarillos de la factoría Disney.
El resultado no es sólo aceptable, sino que incluso alcanza momentos de cierta brillantez.
Dirigida a toda la familia, seguro que encontrará muchos adeptos.
Recomendable si tienes hijos pequeños.

No sé qué decir de este simulacro de película de ¿acción?
De un modo paródico puedo asegurar que no había visto nunca dos malos tan tontos... sólo comparables a la pareja de ladrones botarates de 'solo en casa'. Al menos esos se integraban de forma majestuosa en la comedia.
Sin duda lo que más me ha afectado es ver a Bruce Willis intentando defender lo indefendible.
Claro que, visto lo visto, su participación equivale a cero patatero... al fin y al cabo no se convierte en el típico héroe, hubiera sido la guinda a semejante bodrio.
Lo lamento lectores... pero es que es infumable.

La verdad es que no sé porqué voy a hacer el esfuerzo de criticar esta patética película... supongo que estoy demasiado aburrido y no encuentro nada mejor que hacer (es decir, yo soy el patético)

Lo lamento por aquellas mujeres que luchan a brazo partido contra infinidad de estereotipos machistas, porque con esta película se van a sublevar. Solo luce un biorritmo: el de 'mujer guapa - mujer boba/tontadelbote'.
Quien disfrute con ello, se encontrará en su salsa... porque no creo que haya otra que haga tan burda ostentación de semejante cliché.

La Miley Cirus mejor que siga aprendiendo, está más verde que los chistes de Arévalo. Aunque eso de estar verde tiene múltiples interpretaciones.

Infumable y perniciosa.

Treinta y seis años después de su estreno volví a sentirme parte de la leyenda más arrebatadora de todos los tiempos.
Reconozco que las hay más detalladas, más técnicas, mejor argumentadas, con diálogos más punzantes y eficaces..., pero la Guerra de las galaxias ha sido, es y será la madre de todas las aventuras.

Y, aún a riesgo de parecer asquerosamente pedante, me da igual la opinión de la crítica profesional, la amateur o la de andar con zapatillas... solo puedo decir que un servidor jamás ha vuelto a sentir la misma magia ni el mismo entusiasmo en una sala de cine. ¿De qué me sirve que otros piensen lo contrario?

Los disparos luminosos, las espadas laser, los entrañables R2D2 y C3PO, el malo malísimo, la princesa doña ensaimadas, las tropas imperiales, el lado oscuro de la fuerza, la fanfarria inicial de su banda sonora, las velocidades de vértigo desafiando el armamento enemigo, el pequeño Yoda, Obiwan, Cheewaka, los Jedi... dios mío, cuánta artesanía, cuántos recuerdos.

Me llevó tiempo aceptarlo, pero ahora me veo capaz de decirlo sin ruborizarme: Nunca habrá nada igual. Por más grandiosos que sean sus efectos especiales, por muy guapos que sean los protagonistas o por muy buenos que sean sus guiones.
Digan lo que digan, con el permiso del Imperio contraataca, la guerra de las galaxias cerró el círculo.

Que la fuerza os acompañe.