Paolo Sorrentino nos presenta una nueva obra de arte: la caricaturización de Silvio Berlusconi magistralmente interpretado por Toni Servillo, quien nos muestra el hombre que hay detrás del guiñol, del personaje público y sin escrúpulos que conocemos.

Los diálogos, que parecen más propios del teatro que del cine, dejan constantemente la puerta abierta a la reflexión.

La fotografía de Luca Bigazzi es como siempre fantástica.

Sin respiración, así es como nos deja esta producción.

Desde un punto de vista filosófico, esta mini-serie nos hace pensar en el mito de la caverna de Platón: la "verdad" de la comunidad ultra-ortodoxa de Williamsburg es la realidad que ellos perciben, prisioneros de unas costumbres y unas creencias, a pesar de encontrarse en medio de una gran metrópoli, ya que no pueden conocer nada de lo que ocurre a sus espaldas.

Esty, tan vulnerable y tan valiente a la vez, es como la prisionera que consigue liberarse y conocer una nueva realidad, y eso implica no volver a ser aceptada en la comunidad e incluso recibir amenazas.

La música es su vía de escape, y nos regala a los espectadores en el último episodio el poder conocer cuál es su verdadero talento.

Existen tres personajes clave en esta obra:

Shira Haas, en su magistral interpretación de Esty Saphiro, hace que empaticemos con su historia desde el primer momento. Ella se define a sí misma como diferente, y esa diferencia de la que se avergüenza, es la que la convierte en una mujer luchadora y con coraje.

El personaje de su marido, Yankee Saphiro, nos provoca sentimientos encontrados, pues es una víctima más del sistema, incapaz de tener un pensamiento crítico del orden preestablecido.

Y por último el personaje de Moishe, el primo de Yankee, que encarna a la perfección la hipocresía y la doble moral, siendo esto lo más peligroso.

Después de tantas películas sobre las guerras mundiales y el holocausto, llama la atención esta producción alemana donde una judía ultra-ortodoxa se escapa a Berlín en búsqueda de la libertad, ofreciendo la visión de que la Alemania de hoy, nada tiene que ver con la Alemania de ayer y que es hora de hacer borrón y cuenta nueva.

Sorrentino rara vez defrauda. Como siempre con una fotografía impecable, una vez más consigue que nos entren ganas locas de viajar a Italia y de sumergirnos en sus paisajes, cultura y tradiciones.

« È stata la mano di dio » nos habla con crudeza y humor sobre la familia, no de la típica familia perfecta de película americana, sino de una familia llena de pasión mediterránea, real, escabrosa y tremendamente caótica : una tía con problemas mentales, un tío posesivo y maltratador, un hermano vago y egoísta, una abuela gruñona con sobrepeso, un primo corrupto, un padre infiel y una madre consentidora y depresiva… y como terapia autobiográfica, su protagonista Fabietto, un chico introvertido y apocado que ama a su familia a pesar de cómo es…