Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Críticas de GVD
<< 1 2 3 4 10 19 >>
Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
9
20 de octubre de 2007
203 de 231 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un fenómeno que se repite una y otra vez en el cine, y supongo que en todos los campos de interpretación, que es que cuando las actrices cumplen los cincuenta de repente desaparecen. No siempre, claro, muchas actrices se mantienen (y digo actrices, porque parece que los actores con esa edad les dan más trabajo que a ellas), pero son las menos. Y no creo que la culpa de esto la tengan los productores o el público, sino el cabrón del tiempo, que no perdona. El estrellato, la fama y la gloria se reducen a un ciclo que se renueva una y otra vez bajo la batuta del tiempo. De esto y mucho más habla "Eva al desnudo".

No es un homenaje al teatro, ni de coña. El mundillo teatral es sólo un mero escenario, va infinitamente más allá. Habla de los sueños que una vez cumplidos ya no son sueños, sino una mera propiedad, aquí en forma de galardón, que no significa nada. Pero que para alguien lo significa todo, alguien que desea exactamente ese galardón. Pero, qué cosas, cuando la persona que posee el galardón se da cuenta de que otra lo quiere, saltan chispas. Y no sólo habla de esto.

Me podría tirar escribiendo horas y horas, y creo que jamás terminaría de contar de todo lo que habla "Eva al desnudo", por eso, lo reduzco en que habla sobre la vida en general. Decir otra cosa es quedarse corto. Y para llevarnos por esta historia, la película se sirve de uno de los guiones más asombrosos, inmejorables y perfectos que yo he visto en forma de película. Es un prodigio de sugerencia y explicitud, según convenga, y si se explicita, es en forma de los diálogos más ingeniosos, y a la vez naturales, que concebirse pueda; diálogos que desgranan a los personajes, que nos los describen, que los hacen perfectamente creíbles y humanos.

Pero encima, toda la galería de personajes que desfilan por la película no sólo están perfectamente escritos, sino que también están encarnados por interpretaciones excelsas. Por encima de todo, la actuación de Bette Davis, maravillosa, con una mirada que acuchilla, grandiosa, de una fuerza descomunal; seguida de ella, va un George Sanders genial, el cinismo y la ironía adquieren arte cuando salen de su boca; y después van Anne Baxter y Celeste Holm, profundamente creíbles, haciendo grandes creaciones. Y los demás secundarios muy bien.

Es que de lo maravillosa que es da asco, todos y cada uno de sus aspectos externos e internos funcionan a la perfección. Esta película es un milagro, un placer inconmensurable, al que se puede volver una y otra vez porque siempre parece nueva, un despliegue de ingenio y sabiduría. Y aunque de entre todos los temas que toca, uno de ellos sea el inquebrantable paso del tiempo, esta película alcanza la inmortalidad. Soberbia.
GVD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
21 de diciembre de 2008
222 de 285 usuarios han encontrado esta crítica útil
La misión de una noticia o de un reportaje periodístico es simplemente informar o aportar un determinado punto de vista sobre un tema, pero no introducir al lector en él. No hay emoción, salvo si el tema ya la contiene por sí mismo.

No tengo muy claro cuál es la función de una película, pero una de las condiciones fundamentales para que a mí me convenza plenamente es que me haya metido en lo que me están contando. Sí hay emoción, aunque te estén hablando del apareamiento de los abejorros congoleños.

Si nos leyésemos un reportaje de los sucesos acontecidos en "El intercambio", el horror que contienen los hechos nos tocaría la fibra sin necesidad de ningún apaño manipulador. Posee una emoción ímplicita. Es por esto que cuando Eastwood carga las tintas en esta historia consigue que me sienta enfermo, que me duela mirar a la pantalla. La pena está en que durante gran parte del metraje las tintas no están cargadas o, al menos, no lo bastante para conseguir implicarme totalmente.

Entre las armas que tiene Eastwood para contar la historia están muchas de las que más me gustan de él: planificación clásica, perfecto equilibrio en el tono, buena dirección de actores; pero también aparecen otras a las que a veces tiende que me molestan: esquematización de personajes secuandarios (son buenos o malos, no hay matices) o no dejar al espectador que juzgue a los personajes por sí mismo (las escenas de los juicios se encargan de esto, sobre todo). Pero me llama mucho la atención la ausencia de un arma en concreto.

Si los guiones de "Million Dollar Baby" o "Mystic River" adquirían en las manos de Eastwood una dimensión emocional que conseguía que trascendiesen, despojándolos de su tendencia al best-seller. Aquí esa dimensión aparece sólo en momentos puntuales. Así, el drama de Christine Collins apenas me deja huella, así como el abuso de poder que sufre. Algo grave, siendo la denuncia de esta situación el principal objetivo del filme. La comparto, por supuesto, pero no la siento.

Así pues, lo que salva a "El intercambio" de no ser una mera exposición de los hechos (aparte de las virtudes de la realización, arriba mencionadas) es ese poderoso retrato a base de flash-backs de un gallinero. Ahí se concentró lo peor de este puto mundo y la mirada de Eastwood no puede ser más sutil y demoledora. Ahí aparece el gran cine, el que me jode por dentro. El resto "sólo" está bien. Buena.
GVD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
8 de septiembre de 2007
140 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Peckinpah es de verdad. Podrá ser tosco, bruto, sucio, pero siempre sacará lirismo, belleza y majestuosidad de sus desgarrados y crudos argumentos. Se trata de películas desencantadas y tristes, sobre personajes que contienen un código moral que puede ser discutible, pero que siguen con una admirable profesionalidad. Probablemente, "Quiero la cabeza de Alfredo García" es su film más extremo en todos los sentidos.

Se trata de un hombre demacrado por dentro que encuentra una posibilidad de escape de este mundo de mierda, para tener la vida que siempre quiso junto a la mujer que ama. Y ese escape viene en forma de la cabeza de un pobre desgraciado que tuvo la mala suerte de preñar a la hija de un poderoso. Afortunadamente, ya está muerto antes de la carrera que llevan a cabo el protagonista, y una panda de mafiosos por esa cabeza valorada en un millón de dólares.

Es una película desequilibrada y excesiva, cuya violencia tiende a la inverosimilitud, pero como siempre, este poeta crepuscular nos conmueve hasta la náusea. Cuando, tras luchar contra dilemas morales, la mujer a la que ama y un sol abrasador, consigue llegar a la dichosa cabeza, la pierde justo después y, con ella, a la mujer que ama. Después de esto, el protagonista se sume en las tinieblas. Tinieblas de alcohol y moteles perdidos en los que los recuerdos le asaltarán: <<solía tomarse una ducha>>; tinieblas de sangre y balazos, de cabezas cuyo espíritu reina en el remordimiento de nuestro hombre, de moscas y asfixiante calor. Tinieblas que ni un millón de dólares conseguirán apaciguar ya.

La misoginia de Peckinpah es excesiva, vale. Pero eso no impide que éste reconozca que sin ellas no somos nada. Si no me creen vean en el infierno en el que se sume el protagonista. Ese amor es sincero, terrible, y una vez perdido la vida de este hombre no vale nada. A mí hay algo que siempre me conmueve en el cine, y es que una vez que la vida te lo ha quitado todo, que ya no tienes un papel en el mundo, decidas largarte del mundo llevándote contigo a todos los hijos de puta que te arruinaron la vida. Una especie de “nos vamos a tomar por culo, pero con dos cojones”. Peckinpah era el que mejor sabía plasmar la belleza crepuscular de este trágico fin.

Por todo esto, Sam es un maestro, un poeta, alguien honesto y sincero. Un artista con una brutal e inimitable personalidad. Y todavía hay gente que lo compara con Tarantino. Vale que el cine de éste tiene su punto, pero a lo más que llegará es a una emoción de segunda, falsa, por mucho que me sorprendiera con “Jackie Brown”. Quizás Peckinpah no alcance la perfección técnica que logra Tarantino, pero su perfección interior es inigualable. Y no hay nada que me alegre más en esta página como el magnífico homenaje que se le está haciendo por parte de Aeris y Taylor. Que esto continúe.
GVD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
2 de junio de 2007
126 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cuando bebo veo cosas" decía un genial y atormentado Francis Scott Fitzgerald. La película que me había transmitido mejor el jodido mundo del alcohol era "Días sin huella" del gran Billy Wilder. Era una película negra y conmovedora pero "Días de vino y rosas" es ya la apoteosis de emoción.

Ante todo he de decir que en pocas ocasiones he hablado de tú a tú al alcohol, me he pillado alguna importante en fiestas pero ya está, ni para olvidar mis penas ni para nublar de colores el mundo de mierda en que vivimos. Prefiero adentrarme en la lucidez, en llegar hasta el fondo de las cosas, fondo que por mucho que me crea a veces, no he llegado ni a vislumbrar. No tengo ni zorra de lo que es el dolor, toda mi corta vida he sido un niñito viviendo de puta madre, y los horrores de este mundo me son ajenos, con lo cual la lucidez sigue siendo un buen medio con el que vivir en este mundo pero cuando llegue la hora de enfrentarme a la vida ya veremos sino me hago caquita en los pantalones y decido refugiarme en la botella.

Edwards demuestra pulso con la cámara, confía en los diálogos que parecen sacados directamente del corazón, en el detalle, en dos interpretaciones que no lo parecen. Mi Lemmon, ese actor privilegiado para poder obtener la expresión que necesita en cada momento, para obtener alegría, tristeza, dolor, angustia y el muy cabrón no se conforma con eso sino que nos lo contagia y nos obliga a postrarnos ante él. Grande muy grande. Lee Remick está magnífica, pura emoción. Podréis decirme que son dos interpretaciones pero yo no me lo trago, nadie puede fingir tan bien. Pues, alucinado, constato que sí.

Un matrimonio empapado de alcohol, en el borde del abismo, presas de la señora botella, ama y señora de sus deseos, de su futuro, todo lo que pueden ser en la vida lo absorbe para que sólo le presten atención a ella, es jodido conseguir escapar de sus garras, pero no menos reconocer que estás en ellas. Ole los cojones de todos aquellos que logran escapar.

No he visto ninguna película que trate con mayor lucidez el tema. El único problema que tengo con ella es que la continuidad narrativa está muy descuidada, sólo cuenta los momentos que son necesarios en la historia lo cual es digno de aplauso, pero a costa de no conseguir el efecto del paso del tiempo. Sé que es una chorrada, pero qué le voy a hacer si el cine me ha malacostumbrado. Grandiosa película, desoladora y aviso que vais a estar por lo menos un ratito en estado de shock.
GVD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
25 de junio de 2007
121 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay esperanza, no hay alivio, no hay alegría, sólo la vida, que es una puta mierda. Intentemos que nos cojan para poder segar el campo, para ganar unos billetes que nos ayuden a seguir tirando. Cojamos la botella y perdámonos en su ayuda, ella se ocupará de que todo vaya mejor, relajémonos. Despertémonos y veamos nuestra habitación formada por paredes con grietas que se extienden a un techo que parece que está cayendo ante nosotros, pero no se cae, es un resacón. Todo el mundo sigue tirando, van haciendo sus compras pensando en sus cosas, ¿qué pensarán?, ¿en su soledad, en su trabajo, en su felicidad?. A lo mejor todos somos felices y no nos damos cuenta. A lo mejor. Preparémonos para el combate, probablemente lo ganemos y recuperemos nuestra honra. El tipo parece fuerte, y en el primer asalto le hemos dado fuerte en el estómago. Parece dolido. Mientras le golpeamos el tipo nos da fuerte y nos tumba, qué cabrón, y nosotros preocupándonos por él. Ataquemos fuerte, machaquémosle, un directo, otro, parece que sangra, se rinde y cae sobre nuestros hombros recorridos por sudor. No es un abrazo fraternal, es un abrazo de perdedores, porque aquí no ha ganado nadie, el combate estaba perdido de antemano para todos. Cien pavos de recompensa, esto no da ni para comprar la felicidad. La botella abre sus brazos de par en par y nos ofrece su compañía. Quién puede resistirse. En un momento de retorno de la embriaguez reconocemos la realidad en un espejo, miramos nuestra cara, está recorrida por cicatrices, se nos cae el pelo, nos hacemos viejos. La vida sigue su curso y no nos espera, nos trata con desprecio. Nos despertamos en nuestro fracaso y el sol nos ciega, va a hacer calor en el trabajo.
*
*
*
*
Este drama no es el nuestro, es el de esta película. Sin embargo, la película no sólo nos transmite la tristeza y la agonía, sino que nos las cede. Estamos todos jodidos viéndola, el drama se convierte en nuestro. No es cine, es la pura esencia del fracaso, es el dolor rodado. Es atroz y terrible. Me resulta imposible criticar esta película porque no es una película. Es la amargura de la vida.
GVD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 19 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow