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España España · Barcelona
Críticas de Rómulo
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Críticas 355
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
16 de mayo de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Survivor

“Aquellos que niegan Auschwitz estarían dispuestos a volver a hacerlo.“ Primo Levi

El 20 de enero de 1942 en una villa a la afueras de Berlín, un reducido grupo de gerifaltes nazis se reunieron para dar con “la solución final” que decidiría la suerte de millones de judíos tras comprobar que transportarlos en camiones para luego fusilarlos resultaba un método demasiado lento y costoso. Harry Haft fue uno de esos judíos de origen polaco víctima de aquella abyecta reunión.
Su pavorosa historia se narra en “The Survivor”, una película estadounidense del director Barry Levinson y protagonizada por Ben Foster dando vida a Harry en una soberbia actuación que no dejará, con total seguridad, a ningún espectador indiferente.
Porque la historia de este hombre, atrapado en el infierno de Auschwitz -el mayor campo de exterminio nazi y en el que murieron más de un millón de personas, el 90% de los que fueron internados- durante la Segunda Guerra Mundial, es una experiencia de una dureza extrema, casi insoportable, cuyo sufrimiento no terminó para aquellos que excepcionalmente salvaron sus vidas. Muchos se suicidaron, incapaces de soportar el dolor y la culpa de haber sobrevivido y el resto, como en el caso de Harry Haft, arrastró su condena durante el resto de su vida pues las secuelas psicológicas jamás le permitieron vivir en paz.
No voy a contar aquí la horrible pesadilla que Haft vivió en aquel ignominioso campo de exterminio ni las circunstancias que la hicieron especialmente dolorosa y traumática. Sólo diré que después de haberse librado de una muerte segura, en 1948 emigró a EE.UU., se instaló en Nueva Jersey con el propósito de olvidar su calvario, iniciar una nueva vida y labrarse un futuro digno.
La película salta del presente al pasado a través de continuos flashbacks. Está filmada en color en el primer caso y en blanco y negro en el segundo para mejor enfatizar y hacer más verosímil su atroz peripecia en Auschwitz.
Aft sufrió durante muchos años crisis de ansiedad, padeció episodios de pánico, momentos de suma angustia, frecuentes cambios de humor y ataques de agresividad. Todo ello hizo muy difícil la convivencia con su familia, amigos y gente que le respetaba.
Y es la prodigiosa interpretación de Ben Foster la que nos transmite toda la carga emocional y daños psicológicos que soportó el desdichado Harry Haft después de haber sobrevivido a su despiadado cautiverio. Me resulta imposible no compartir con él ese sentimiento de profundo dolor que hubo de sobrellevar hasta su muerte.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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8
13 de mayo de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fauda

En todo conflicto, cada bando se concede la razón y la supremacía moral de su causa. Con esta convicción ambos lavan su conciencia y al renunciar a la búsqueda de soluciones alejan cualquier atisbo de reconciliación.
Nietzsche aventuraba, en una de sus agudas reflexiones, que en las Guerras de Tebas, degollar a los vencidos y violar y vender a sus mujeres y niños estaban justificados por “los derechos de guerra”, cuya práctica respondía al incontenible deseo de liberar el odio.
Pero el odio, que parece ser un estigma que el ser humano lleva impreso en su ADN, brotará tarde o temprano -pues no parece posible erradicarlo- con la invención de un nuevo enemigo contra el que repetiremos las mismas pulsiones para dar continuidad histórica a nuestra barbarie y perpetuar el caos.
Así pues su consecuencia, la guerra, es el principal y más mortífero de los jinetes del Apocalipsis porque atrae al resto como son el hambre, la peste y la muerte.
Y “Fauda” -título de la serie israelí que hoy reseño y cuyo término en árabe precisamente significa caos-, ilustra de forma inapelable, realista y cruel el odio visceral como resultado de la incomprensión entre dos pueblos -judíos y árabes o israelíes y palestinos- que, a pesar de compartir idénticas raíces genéticas e históricas, han quedado atrapados, desde hace ya casi un siglo, en el indescifrable laberinto de sus propias desavenencias.
Durante 36 episodios condensados en tres temporadas, “Fauda” expone de manera descarnada y veraz la eterna lucha entre dos bandos irreconciliables que no encuentran solución a sus problemas bajo un horizonte de crispación tan sombrío como desesperanzador.
Lior Raz, su guionista y director, ni juzga ni toma partido, como buen observador mantiene en todo momento una prudente distancia. Su mirada es comprensiva, trata de entender las razones -si es que son entendibles- que mueven a unos y otros, los humaniza y, en algunos casos, sus personajes muestran serias dudas emocionales de pertenencia dado que sus orígenes derivan de vínculos familiares que hunden sus raíces en ambos lados.
“Fauda” se convierte en ejemplo metafórico de la histórica irracionalidad del ser humano, de sus enormes dificultades para convivir en armonía y de la más absoluta incapacidad para enterrar, de una vez por todas, sus propias ideas y convicciones en la fértil llanura de la tolerancia y el respeto mutuo.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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9
13 de mayo de 2022
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Succession

Es de lo mejor que he visto en mucho tiempo. “Succession” es una serie estadounidense disponible en HBO. Tres temporadas -29 episodios- en las que el capitalismo salvaje, libre de controles y contrapesos, se expresa descarnadamente y sin tapujos a través del patriarca Logan Roy y sus cuatro hijos Connor, Kendall, Roman y Shiv, dueños de Waystar, un poderoso e inabarcable imperio empresarial cuyos tentáculos se extienden por medio mundo mediante un gigantesco tinglado de medios de comunicación visual, entretenimiento y alta tecnología.
A lo largo de sus 36 horas de metraje el espectador no hallará un segundo de respiro. Salpicada de un humor negro, ácido, transgresor e irreverente, la serie encuentra su razón de ser en el desarrollo de un guión de ritmo frenético cuya intensidad dramática aumenta en cada episodio.
Inhumana y soez hasta sus mismísimas entrañas, la familia Roy se mueve en el inframundo de la riqueza más obscena. Para ellos no existen límites éticos y morales. El todo vale, si el fin conviene a sus intereses, forma parte sustancial de su manera de entender la vida.
El poder del dinero como único medio para lograr cualquier propósito es el ideario que domina el comportamiento de este poderoso clan. Todo puede comprarse y venderse porque todo tiene un precio, da igual si se trata de sociedades y empresas o de voluntades individuales o políticas. La coacción y el chantaje también sirven como métodos expeditivos si urge limpiar cualquier huella indeseable que obstaculice la marcha de su patológica ambición.
Supremacistas, déspotas y depredadores, imponen sus propias reglas en una jungla concebida a su medida. Muestran un marcado desdén hacia el resto de los mortales y sobre todo hacia los más pobres e indefensos, a los que consideran idiotas pues de lo contrario serían ricos.
Ebrios de soberbia y poder, viven en una burbuja en la que han perdido todo contacto con la realidad. Cualquier capricho, por extravagante que sea, está a su alcance con tan sólo pedirlo. Sin embargo no son felices, su vida familiar es un infierno. Entre ellos existe una relación malsana. La desconfianza, la manipulación, la mentira y la traición son las constantes que les unen en un diabólico contrasentido donde el amor y el odio se funden en una mezcla viscosa e irreconocible.
Me dicen que “Succession” es la serie más cara de la historia. Y no me extraña. Sus espectaculares localizaciones en Nueva York y otros muchos lugares, incluyen castillos, casas palaciegas, hoteles y departamentos exclusivos o fastuosas oficinas acristaladas en edificios despampanantes; impresiona el despliegue de medios como helicópteros, jets privados, yates de lujo y vehículos de alta gama, así como un interminable desfile de actores y extras como en contadas ocasiones tenemos la oportunidad de ver.
Y todo ello plasmado a través de un bellísima fotografía que no repara en medios para lograr las mejores tomas desde los puntos más inverosímiles. Fascinante, hipnótica, adictiva. Yo que usted, no me la perdería.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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8
2 de abril de 2022
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En un barrio de Nueva York- In the Heights

No puedo evitarlo, me gustan, me encantan los músicales. Ya en mi adolescencia veía hechizado las elegantes evoluciones de Fred Astaire, junto a sus compañeras de baile Ginger Rogers o Judy Garland; recuerdo a otros grandes actores y bailarines como Tommy Rall, Gene Kelly, Cyd Charisse (toda ella sensualidad y dueña de un cuerpo cincelado sobre las piernas más bonitas de Hollywood), Donald O’Connor o Dan Daley en inolvidables películas como “Cantando bajo la lluvia”, “Siempre hace buen tiempo” o “Melodías de Broadway”; más adelante “West Side Story”, tal vez el más brillante musical de la historia del cine, supuso el descubrimiento de que la sensibilidad y la belleza habían alcanzado su máxima expresión a través del talento coordinado de un trío inolvidable: Robert Wise, Leonard Bernstein y Ernest Lehman, director, músico y guionista respectivamente; y después le siguieron “My fair lady”, “The Sound of Music”, “Cabaret” “Moulin Rouge” o “Chicago” y, más recientemente, la chispeante “La La Land”, sólo por nombrar aquellas que repentinamente acuden a mi memoria pues de otro modo la lista se haría interminable.
De ahí mi entusiasmo al descubrir en la plataforma Disney+ “En un barrio de Nueva York”, que como otros muchos musicales vieron la luz en los teatros del Broadway neoyorquino antes de ser llevados al cine.
La historia tiene como escenario el barrio de Washington Heights, en el Harlem norte de Manhattan, situado entre la 120 y la 200 aproximadamente. Un lugar, hablo con conocimiento de causa, ruidoso, bullanguero, pero acogedor y extremadamente seguro, habitado, casi en su totalidad, por afroamericanos e inmigrantes latinos -o descendientes de éstos-, especialmente dominicanos.
La película abre con un precioso y espectacular número musical de ocho minutos en el que nos muestra la vida del barrio en un día cualquiera. La expresividad de sus personajes, su explosiva vitalidad, el colorido, la maravillosa ambientación y una combinación, tan absorbente como contagiosa de rap, salsa, merengue y soul, forzosa e inevitablemente enriquecida por la influencia de la cultura americana, me atrapan durante sus dos horas de duración.
Entrañables personajes como Usnavi, Vanessa, Nani, Sonny o Claudia, luchan denodadamente contra viento y marea tratando de salvar las barreras raciales para así lograr una vida mejor y poder ver cumplido el sueño americano.
Y al terminar, tengo la agradable sensación de que, tal como ocurría en mi juventud, al volver a la vida real, el mundo será mejor, infinitamente más justo y amable, hasta que la quimérica falacia de la ensoñación me despierta de nuevo.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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8
31 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bodyguard

¿Le gustan a usted las series que no permiten un minuto de respiro ni la posibilidad de distraerse un segundo ante el riesgo de perder el hilo de la narración? ¿Aquellas en las que la emoción y el suspense se disparan en cada escena, haciendo que nuestra curiosidad se vuelva obsesiva e incontenible?
Pues si, como yo, usted pertenece a esta especie de apasionados especímenes, le recomiendo vea “Bodyguard”, una miniserie británica de seis episodios que reúne todos y cada uno de los elementos para que el espectador experimente la excitante sensación que produce una vivificante sobredosis de adrenalina.
Disponer de un buen guion, a pesar de las ventajas que ello conlleva, no siempre garantiza trasladarlo al cine con éxito, de la misma manera que un guion discreto puede, en ocasiones, iluminar la pantalla. Todo dependerá del talento del director y del equipo actoral y técnico del que este se rodee.
Todas estas premisas se dan por cumplidas cuando Jed Mercurio, guionista, director de la serie y autor también de la magnífica “Line of Duty”, -reseña que en su día publiqué en este mismo espacio- se pone al frente de cualquier proyecto.
Porque este hombre, cuyo prestigio es hoy indiscutible, no sólo es director y guionista de cine sino productor, médico y escritor, amén de haber sido piloto en la Royal Air Force británica.
La bulliciosa ciudad de Londres y especialmente los pasillos y despachos del Palacio de Westminster, donde residen ambas cámaras del poder político, se convierten en “Bodyguard” en el escenario por el que transcurre este vertiginoso y enigmático rompecabezas del que no adivinaremos el resultado final hasta que la última pieza sea encajada.
En un país altamente civilizado, con varios siglos de tradición democrática como es Inglaterra, también las ratas se deslizan por los oscuros corredores de la infamia mientras, sigilosa y pacientemente, corroen los cimientos de la seguridad, libertad y progreso.
Jed Mercurio firma un thriller sobresaliente, potente, vigoroso, de un realismo sobrecogedor, en el que el terrorismo yihadista, la investigación policial y el crimen político se entreveran en una cadena de acontecimientos en los que la tensión y la intriga alcanzan tal intensidad que aceleran nuestro ritmo cardiaco para mantenernos, durante seis horas, hipnóticamente hechizados.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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