Haz click aquí para copiar la URL
España España · Santa Cruz de Tenerife
Críticas de Ficus Pandorama
<< 1 2 3 4 5 8 >>
Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de febrero de 2010
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera y única película para la gran pantalla del director Ralph Levy que siempre se manejó en trabajos televisivos y decimosexto film del colosal Brando, que en esta ocasión decidió coproducirlo junto a la Universal.

Los críticos nunca se pusieron de acuerdo en el estreno de esta comedia, que no fue un éxito en taquilla como de ella se esperaba en su día.
Contó con el excelente escritor Stanley Shapiro, de coguionista junto con Paul Henning.
Shapiro escritor de buenas obras y guiones como Operación Pacífico, Cuando llegue septiembre, Pijama para dos, o Confidencias de medianoche de Michael Gordon, comedia sentimental que le valió el Oscar al mejor guión original en 1959.

Marlon y David hacen de unos sinvergüenzas y pícaros Casanovas, que a base de falsas artimañas y mentiras, entablan un duelo en pos de la conquista de una atractiva Shirley Jones.
Sin ser sus mejores interpretaciones, ambos estan correctos, destacable decir que Brandon se comportó bien durante el rodaje, detalle a tener en cuenta debido a su fuerte carácter, solo dijo sufrir amnesia en algunas escenas.

Simpática comedia que como dije anteriormente no tuvo muy buena aceptación en su día, y aun hoy no está muy valorada. Yo la vi hace bastantes años y la recuerdo con gran simpatía, sobre todo en unas cuantas escenas en que verlos a los dos haciendo de granujas compitiendo por los encantos de la Shirley, me hicieron bastante gracia.
Y la verdad, es que para no ser la comedia mi género favorito, tal vez porque no tengo una risa lo bastante fácil, ésta en especial la recomiendo, sin llegar a ser ni mucho menos notable pasaras un buen rato.

Agradable y simpática, 7'4.
Ficus Pandorama
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
20 de abril de 2013
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una más que interesante descripción fílmica, en la que el director y reputado guionista Paul Schrader, galardonado unos años antes con el Globo de Oro por su guión en “Taxi Driver" (1976) de Martin Scorsese, nos narra en principio la vida y oficio de un metódico gigoló de lujo, de Palm Springs. Se trata de la película que aparto definitivamente a Richard Tiffany Gere del teatro sobre todo en Broadway, para dedicarse exclusivamente al mundo del cine. Tuvo su dosis de fortuna, este sex symbols cinematográfico de los 80 y 90 nacido en Syracusa y perteneciente a una modesta familia, cuando John Travolta rechazó el papel de Julian kay, ponièndole en bandeja, el ser una de las estrellas más sexy y mejor pagadas del cine en Norteamérica, y reafirmándolo poco después con otro gran éxito de los ochenta como lo fue “Oficial y caballero" (1982) de Taylor Hackford.

Esta cinta de Schrader se mueve entre lo erótico, lo policíaco y el suspense, teniendo en lo primero su parte quizás más interesante e insólita en todo el film, muy pocas veces ha sido tan bien llevada al cine la prostitución masculina como en esta película. Es embriagadora esta American Gigoló, que parece tener una sencilla estructura de cine negro, aunque en el apartado del suspense es donde menos funciona. Es caliente, sensual, en sus escenas más comprometidas, (el desnudo integral de Gere, es uno de los momentos más sorprendentes de la película, sobre todo para las féminas) pero no por eso deja de moverse con estilo y elegancia, sobre todo bajo los compases de la música de Giorgio Moroder, con un tema principal muy recordado por los de nuestra generación, “Call Me” cantado por Deborah Harry vocalista del grupo Blondie, que fue nº 1 en listas en Gran Bretaña y en Estados Unidos, y que acentúa más si cabe un cierto clima parecido en varios de sus planos, con la antes mencionada película de Scorsese. Y aunque parezca increíble también catapulto al encargado del vestuario, un tal Giorgio Armani, del cual Richard Gere en la película luce impecablemente palmito, sobre todo a la hora de elegir chaqueta y corbata. No hay duda que su forma de vestir lo ha convertido en uno de los actores más atractivos de Hollywood, menos atractiva si cabe, ha sido su glamurosa e irregular filmografía.

A mí personalmente no me parece un producto indecente como muchos han llegado a calificar, es más soy de los que creo, y tal vez sea el único, que American Gigoló por lo aquí comentado anteriormente, ha ganado con el paso del tiempo, al salir de una mera e interesante película ochentera, ha convertirse en una obra que vista hoy en día no decepciona, que no es poco.
Ficus Pandorama
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
10 de junio de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rebeca, película de grato recuerdo personal ya que la pongo en mis listas, como el inicio de mí pasión cinéfila.Recuerdo que fue una de las primeras películas, si no la primera, que ví en televisión española cuando sólo existia un único canal allá por los años setenta, en aquel programa que daban todos los sábados por la noche, que se iniciaba en la pantalla analógica del Telefunken en blanco y negro que teníamos en casa y que comenzaba con unas imágenes de un proyector con luces de neón y unos focos en el que salían las letras de Sábado cine.

Alfred Hitchcock debuta en su etapa americana, llegado de la mano del productor David O. Selznick, con esté film de suspense policiaco basada en la obra de la escritora británica Daphne du Maurier.
Es una adaptación bastante fiel a la novela, de la cual Hitchcock le pone su toque personal sin desvirtuar la misma, que comienza con cierto aire de comedia en Montecarlo, en la Riviera francesa, en él que él Lord inglés Maxim de Winter (Laurence Olivier) trata de sobreponerse de la perdida y el recuerdo de su esposa Rebecca, allí conoce a una joven institutriz (Joan Fontaine) que hace de dama de compañia cuidando a una acaudalada ciudadana norteamericana, la señora Van Hopper.
Tras un rápido romance se casan y se van a vivir a la fabulosa mansión que Maxim posee en la costa sur de Inglaterra donde a la recien casada la constante obsesión y veneración que la ama de llaves de Manderley, Miss Danvers profesa por su fallecida señora, consiguen atormentar a la nueva esposa del señor de Winter, todo en una inquietante atmósfera que envuelve de misterio y suspense a la gótica mansión de Manderley.

El que hoy modestamente escribe por entonces un niño, recuerda irse a dormir a su habitación sin poder quitarme de la cabeza como si fuera una especie de pesadilla, aquella mujer vestida de negro, de cara blanca y fría, con las manos cruzadas hacia delante de Miss Danvers (Una inolvidable interpretación de Judith Anderson), una especie de barroca bruja de cuento infantil, desde aquella noche para mí, la ama de llaves por excelencia del cine.

Llaves que desde entonces comenzarón a abrir, mí pasión por el séptimo arte.


"Vino hacia mí, y yo le alargué la mano, envidiando su dignidad y compostura;
pero cuando me dio la mano noté que la suya estaba fláccida, tórpida, mortalmente fría,
y que se mantuvo en la mía como algo sin vida.

Está es Mistress Danvers - dijo Maxim...."
Ficus Pandorama
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
15 de diciembre de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afirmó una vez este genial cómico, que en mi modesta opinión formo la Santisima Trinidad de los grandes del humor del cine mudo, junto a Charles Chaplin y Buster keaton.
Creo recordar que tuve la oportunidad de acercarme por primera ves al cine mudo y en concreto a descubrir a Harold Lloyd, en aquel programa que emitia TVE hace casí más de 25 años y que se titulaba "El mundo de la comedia de Harold Lloyd", donde solían poner unos cuantos cortometrajes, de los más de doscientos cincuenta que rodó entre 1919 a 1923.

Aquí en su cuarto largo "El hombre mosca" su pieza más conocida, está como siempre con sus inseparables gafas de carey y su clásico sombrero Canotier, en un personaje que hace que el espectador se identifique con él, no sólo en esta si no en todas sus siguientes películas. Lloyd nos deleita con increíbles y espectaculares acrobacias, llenas de maravillosos gags visuales, siempre utilizando el ingenio para solucionar algo, marcando el ritmo con la precisión de un relojero, distintivo de lo que fue su cine, de este incansable artesano al que le interesaba mucho como reaccionaria el público, hasta tal punto que Irving Thalberg dijo de Harold, que él había inventado los pases de prueba, para ver qué acogida tenía su película antes de su estreno, para montarla y mejorarla ya que eso formaba parte del proceso de depuración y refinamiento a la hora de acabar sus películas, queria que fuesen perfectas, hasta tal punto que su temeridad a la hora de rodar, le había provocado tener la mano tullida, por un accidente que le costo el dedo pulgar y el índice de la mano derecha. Harold Lloyd era, un osado perfeccionista, no descuidaba nada, incluso hasta los intertítulos tienen su gracia en está película.
A parte de ser un trabajo de gran comicidad, Safety Last no deja de ser una especie de crítica por conseguir el éxito rapidamente en los Estados Unidos de los años 20, también tiene un encanto especial, ya que está rodada en sitios reales de Culver City en Los Angeles en el verano de 1922, contiene uno de los momentos icónicos sin lugar a dudas de la historia del cine, donde Lloyd cuelga en el vacio de las manecillas del reloj del alto edificio de los almacenes De Vore en los que trabaja, dando lugar a unas secuencias cómico vertiginosas, no sólo en esta famosa escena, si no tambíen en todo lo que le ocurre en cada piso que va escalando, los gags se suceden unos tras otros sin parar, dando lugar a momentos sublimes de angustioso suspense, que te logra mantener en vilo, entre risas hasta casí el último plano final de la cinta.
Muchos años más tarde el que fuera su antiguo socio y productor Hal Roach, dijo de él "Harold Lloyd no era un cómico, pero fue el mejor actor en interpretar a un cómico que jamás he visto".

Invito a todos a que la vean, sobre todo a los más jovenes, que descubran en el silencio del blanco y negro, un ingenioso equilibrismo de humor y sobre todo de CINE.

Felicidades a todos por estas fechas, y hasta el próximo año.
Ficus Pandorama
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
30 de diciembre de 2014
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es quizás la película más humana de Tim Burton hasta la fecha, la que quizás se aleja más de su estilo fantástico y oscuro para tratar de describirnos este biopic sobre los Keane. Con una buena ambientación cincuentera y una vez más un gran trabajo, un tanto histriónico eso sí, de Christoph Waltz que pone todas sus dotes y más, dando vida a un marido sin escrúpulos.

Este largometraje inspirado en hechos reales, “Es una historia que nadie conoce”, como nos señala uno de sus guionistas Scott Alexander, es una gran historia olvidada, en la cual Burton no ha tenido que echar sus condimentos habituales tales como, efectos especiales, barroquismo o cuento gótico clásico. Ni tan si quiera esta vez, ha recurrido a sus actores fetiches Depp y Bonham Carter para ponerle su sello personal, solo se ha valido una vez más de su habitual compositor Danny Elfman que le ha entregado una apreciable partitura.

Burton se sentía atraído desde hace mucho tiempo, por la figura de Peggy Doris Hawkins y su historia, la cual en el film realiza un cameo y aparece sentada leyendo la biblia. Margaret Keane es una ingenua esposa y ama de casa con buenas dotes artísticas para la pintura, pero dotes secuestradas por su marido Walter, un astuto embaucador que se llevaba todo el merito de su esposa, con la venta de sus raros y originales retratos de niños y mascotas con ojos grandes, cuadros con una estética Kitsch y que su marido supo sacarle rendimiento gracias al marketing artístico de masas. En Big Eyes, encontramos momentos memorables como el enfrentamiento entre el mediático crítico John Canaday al que interpreta un sólido Terence Stamp, que se encarga de despreciar las supuestas obras de Walter Keane. Y por otro lado, la secuencia en los tribunales del matrimonio para tratar de aclarar la verdadera autoría de las obras. ¡Antológico! el momento en el que el juez obliga a dibujar a ambas partes en la sala.

En definitiva una buena y peculiar historia, poco conmovedora y algo desganada al final, pero que como nos dice uno de sus guionistas “Si no fuese verdadera, yo no me la creería” y es por eso, por lo que la última película de Burton gana en interés, en que es una historia que merece ser vista precisamente, con los ojos bien abiertos.

Feliz año 2015
Ficus Pandorama
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow