Uff, el prototipo de viejecitos desvalidos que luego son unos hijos de puta está muy visto.

Y la cutre subtrama -la historia personal vivida entre los tres delincuentes que nos meten con calzador- es el "perfecto relleno" que a nadie interesa pero que permite alargar la minutada hasta que la cinta se convierta en un largo.

Los asaltantes mantienen retenida a la tripulación y pasajeros durante el secuestro con armas cargadas con balas de fogueo. ¿Por qué?

El inspector novio de la ex de Idris parece, en ocasiones, algo gilipollas. Por ejemplo, la escena en la que sigue, a pocos metros, al preso liberado y que ha amenazado expresamente con matar a un rehén en caso de que alguien le siga. También parecen bastante pollardos los miembros de ambos ministerios con el seguimiento que le realizan al preso.

Dentro del avión hay situaciones que parecen, cuando menos, absurdas. En muchas ocasiones se tiene la sensación de que los propios pasajeros podrían haber reducido de forma relativamente fácil a los captores. Además, las pocas veces en las que se enfrentan a alguno de ellos de forma individual, la lucha siempre termina, de manera incomprensible, a favor del captor.

Por último, los pasajeros sanos y salvos, los familiares de los protas sanos y salvos y el preso, hostias, el preso, pues habrá que pensar en algo. Ya está, un tiro en la cabeza de su propio colega y asunto finiquitado, sin pies ni cabeza, pero finiquitado.

Evidentemente, la protagonista no acepta su propia condición de mujer negra y reniega de sus hijos, de tal forma que los abandona para formar una nueva familia (no me creo que sea tan fácil regularizar administrativamente dicha situación).

Pero menos me creo que vuelva a reincidir y se vuelva a largar, esta vez con un repartidor de pizzas, abandonando a otros dos hijos.

Lo más cómico del asunto es que parece que todo este final ha sido copiado de una serie de tv cómica, donde la chica, bajo el sonido de una moto de mala muerte, sale huyendo de su enemigo, y sus familiares se quedan con cara de bobos (habrían faltado las risas grabadas)