- Andrei Tarkovski yendo con katiuskas a la fiesta del pijama.

- Ingmar Bergman jugando al parchís contra La Muerte.

- Otar Iosseliani al galope sobre un tiovivo parado.

No sé si es lo que pretendía, pero yo creo que “Finisterrae” es una parodia de las películas de autor.

El hecho de saber que todavía quedan 5 episodios más me provoca sudores fríos. ¿Todavía van a hacer más el ridículo? ¿Quién necesita saber más sobre esta historia absurda? ¿Por qué creyeron que le iba a interesar a alguien?

El protagonista es Hugo Silva, que puede que le sienten bien los trajes, pero ir con los pelos alborotados no lo hace mejor actor. La presentación de su personaje (soy guay a lo "Mad Men") provoca vergüenza ajena. La poli intrépida es Marta Nieto, que pone su careto a lo "quiero ser Keira Knightley", pero no aporta ninguna verosimilitud al asunto. Y las interpretaciones de los secundarios son de carnaval.

La realización intenta parecerse a un thriller de los 90, pero "actualizado". Esto significa que cuando se acuerdan agitan la cámara como una coctelera y, de vez en cuando, hacen cuatro zooms en medio de un plano.

Solicito que pongan esta advertencia antes de la emisión de cada capítulo: "Usted ve esta miniserie bajo su responsabilidad. Si se siente tratado como un idiota mientras la ve, tal vez sea porque lo es".

Un documental con todos los tópicos de la contracultura. La tele es muy mala, somos marionetas, el capitalismo domina nuestra vida y blablablá. Lo que cualquiera sabe, pero dando el discurso y con la actitud de "te voy a abrir los ojos, espectador idiota". Todo ello aderezado con entrevistas a gente que se encuentran por la calle y dice lo primero que se les pasa por la cabeza. Pretende ser revelador y acaba mostrándose condescendiente con nuestra pobre ignorancia. Pues vale...

... la tuerta es Belén Rueda.

Miniserie de gente que se sienta para hablar, miradas torvas y ropajes aterciopelados. Se supone que relata una historia de amor apasionado, pero yo sólo he visto que la del parche se arrima a quien le da un poco de cariño. Tensión sexual bajo mínimos.

Las intrigas de palacio son muy básicas. Del nivel "quítate tú para ponerme yo". Cualquier resumen de Gran Hermano contiene más maldad y miseria humana que todo el primer capítulo de "La princesa de Éboli", una historia ingenua y caduca como la estirpe de los Habsburgo.

El avance del segundo episodio ha sido tan detallado que ya no necesito ver más. Gracias Antena 3 por eliminar cualquier interés por ver el desenlace de la historia.

Un día después del estreno de esta película en Netflix veo que su puntuación media está en un 4,4. Por eso me decido a escribir está crítica. Para reivindicarla. Porque no deja de ser curioso que los primeros que han ido corriendo a ver esta película (y que sin duda tienen interés en ver este tipo de comedias) luego vengan aquí a puntuarla con una nota tan baja. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Te arde el culo por ver comedias "chorras" pero luego al puntuarla que pones exquisito? ¿A quién quieres engañar? No seas vinagre, colega. Si ves el tráiler de esta peli, no engaña a nadie. Da lo que promete. Si quieres pasar un buen rato y echarte unas risas con tu señora mientras los críos duermen, esta es una buena opción. El punto de partida en bien sencillo: un entregado padre de familia empieza a temer que haya echado su vida a perder por culpa de una existencia doméstica. Así que se le presenta la oportunidad de recuperar el tiempo perdido y trata de aprovecharlo. Por supuesto, las cosas no salen como esperaba y ahí está la gracia. En ver cómo un buen hombre se ve metido en una espiral de chaladuras por culpa del mítico colega que va de espíritu libre y que en realidad está de mierda hasta el cuello. Las expectativas que puedas haberte creado con esa premisa la película las cumple con creces. Yo te animo a verla y a que la disfrutes.