Narra la lucha de un matrimonio contra los devastadores efectos de un cáncer terminal, padecido por la mujer, frente al cual el marido se arma de pluma y papel, y redacta cada jornada un breve relato para arrancar una sonrisa a su mujer, terapia de choque, medicina alternativa con resultados positivos. Se trata de una cinta intimista, que muestra la relación de dos personas que han pasado media vida juntos y que deben enfrentarse a esa terrible enfermedad. Los silencios, la nieve que cae, los robots, una mesa en la cocina; detalles imperceptibles que convierten una vida cualquiera en una vida única. Sentía curiosidad por conocer de primera mano el modo en que se hace frente a una enfermedad en la cultura japonesa, y creo que la descripción que aquí se presenta es realista. Es una delicia de cinta, dura y demoledora, aunque siempre con una puerta abierta a la esperanza, a un cielo azul como el océano. La banda sonora es óptima y la interpretación de los protagonistas exquisita. Altamente recomendable.

Esta película es imprescindible para comprender la cultura popular serbia. Aún hoy, más de treinta años después de su estreno, congrega a toda la familia delante de la pantalla cuando la pasan por televisión. Muchas de las frases de sus diálogos son conocidas y recitadas de memoria.

Película de ciencia ficción futurista. El protagonista se despierta desorientado en una furgoneta junto a un niño que ha sido secuestrado. A partir de ahí tratará de recuperar su identidad robada. El comienzo tiene reminiscencias del mito Bourne. Sin embargo, rápidamente el argumento se desinfla, no se sostiene. Salvo que seas un amante de las peleas con golpes a cámara lenta y de la música electrónica para aumentar la tensión, no merece la pena ver este film.