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Críticas de Daniel Reigosa
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Críticas 34
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
23 de abril de 2013
42 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
l cine escandinavo siempre se ha caracterizado por ser un cine frío, desmenuzando concienzudamente la condición humana para mostrar sus miserias y sus virtudes. Remontándonos a Bergman y Dreyer, o incluso a Victor Sjöström (del que, por cierto, no consigo demasiado material), hasta la nueva oleada de cineastas que volvió a poner al cine escandinavo en general y el danés en particular en el mapa con el movimiento Dogma 95 (Lars Von Trier y Thomas Vinterberg), los temas tratados mantenían una coherencia maquillados con las nuevas coyunturas de los tiempos.

Thomas Vinterberg, ya alejado del voto de castidad impuesto por el movimiento Dogma 95, nos trae una película que invita a reflexionar sobre, principalmente, el comportamiento del ser humano en masa. La acción la sitúa en un pequeño pueblo danés, en el que los lugareños comparten la afición por la caza (no se trata de un hobbie elegido al azar), pero bien podía situarse en una casa cualquiera con una familia cualquiera de clase media sentada delante de un televisor.

Trata sobre la fiabilidad de las fuentes, de cómo un rumor contado en el momento exacto por la persona indicada (en este caso una niña, los niños siempre dicen la verdad) puede hacer tambalear la vida de una persona (o, extrapolando, de una sociedad, de un país).

Mads Mikkelsen interpreta (de manera soberbia) a un encantador profesor de guardería (Lucas), al que los niños adoran. La hija de su mejor amigo, de nombre Klara (interpretada de manera sorprendente por su fuerza expresiva por la jovencísima Annika Weddwekopp) se encapricha con él y el hecho de que sus padres estén siempre discutiendo, le ayuda a acercarse más a Lucas. Pero un día decide inventarse una historia de abusos sexuales, sin ser demasiado consciente, que su profesora Grethe cree a pies juntillas (más bien por la necesidad de creer que por las pruebas en sí). A partir de aquí Vinterberg analiza con sumo detalle cómo se extiende el tumor dentro de la pequeña población y, cómo la gente empieza a cambiar su relación hacia el pobre Lucas. Y digo pobre Lucas porque el director, aunque quiera envolver la película con una capa de objetividad, sin juzgar, nos acaba posicionando claramente a favor del protagonista, evidenciando su inocencia (conocemos la verdad), lo que supone una manipulación en sí misma también y un complemento a su genial discurso (incluso experimentamos un amargo sentimiento hacia la niña).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Daniel Reigosa
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7
15 de abril de 2013
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un director en la actualidad que genere discordia entre crítica, público e incluso entre colegas de trabajo, ese es Terrence Malick. Con El Árbol de la Vida (The Tree of Life, 2012) algunos lo encumbraron al olimpo de los directores, tildaron la película de obra maestra, mientras otros no daban crédito a lo que consideraban un insulto al espectador. Pues bien, el bueno de Malick lo ha vuelto a hacer con su nueva película.

To The Wonder supone una continuidad con su predecesora, aunque en términos más mundanos. Si en El Arbol de la Vida se abordaba la idea de la creación del universo (de la vida), un concepto colosal que lleva abordando y preocupando a Malick los últimos años y que se ha convertido en el epicentro de todos sus proyectos, en su último filme se centra más en la relación de las personas con su entorno, conceptos que abarcan desde la religión, la naturaleza, los seres queridos o los desconocidos.

Las películas de Malick suelen suponer un esfuerzo para el espectador, que se ve obligado a reflexionar sobre temas existencialistas mientras en la pantalla se muestra la interacción de varios personajes sin un guión fijo y que deben servir como mero apoyo, como un simple balcón en el que apoyarse para poder mirar al horizonte de una manera más cómoda.

No obstante, en esta entrega el discurso global pierde fuerza, baja intensidad en lo trascendental y muestra una visión en la parte espiritual demasiado adoctrinadora. Sin embargo, en lo que a relaciones personales se refiere, Malick acierta plenamente. Muestra unos personajes que nos resultan ajenos a nuestro entorno pero que, casi sin hablar (no recuerdo que Ben Affleck diga más de dos líneas en todo el filme), y sólo con gestos y miradas entendemos a la perfección, sabemos por lo que están pasando y no podemos juzgarlos por lo que hacen porque conocemos (o creemos conocer) todas los pensamientos y acciones que les han llevado a actuar de cierta manera.

La ausencia de un guión narrativo obliga al espectador a crear su propia historia, las imágenes ayudan simplemente a imaginar lo que se nos está proponiendo. Quien asiste a una película de Malick esperando una historia cerrada sobre un tema en concreto, aunque sea más o menos coherente, se equivoca por completo. Malick invita a pensar, a dejarte llevar entre sus imágenes oníricas, a razonar los comportamientos de sus personajes o incluso a identificarte con ciertos recuerdos y llevar a cabo un proceso nostálgico que se puede distanciar totalmente de lo que está ofreciendo el filme. La película no se proyecta en las salas de cine, se proyecta directamente en tu mente, en tus recuerdos y vivencias.

En el plano técnico Malick vuelve a sorprender, aunque reutiliza muchos de los conceptos que nos fascinaron a unos e irritaron a otros en su película anterior. Juega con la cámara, con el espectador, con lo que ve, abordando todos los temas de la manera más objetiva posible, ofreciendo todos los detalles, los necesarios y los no necesarios pero que ayudan a situar a cada cosa en su sitio. Planos cortos, a veces simplemente fotografías en movimiento, que se intercalan a modo de recuerdos, sentimientos o que fuerzan al espectador a rebuscar en la mente situaciones similares. Cosas tan simples como acariciar un campo de trigo o seguir a una persona que de vez en cuando se gira para incitarte a acompañarla, son extraordinarias y generan multitud de sensaciones diferentes en cada espectador.

La edición es milimétrica -no en vano se trata de un trabajo de dos años y medio-, mezclando voces en off con voces "en directo", intercalando planos de lo que se podría denominar la "historia principal" con planos fotográficos de recuerdos o postales oníricas de la naturaleza viva. Y para potenciar esto, Malick usa una fotografía, natural...la luz del sol como protagonista absoluto, sólo hay luz cuando el sol ilumina sumiendo todo lo demás en una oscurridad irrelevante. Todo ello da como resultado un cocktail de sensaciones que estimulan la imaginación del espectador, llevándole por los rincones de aspectos de su propia vida.

Pero para eso el espectador debe querer experimentar esa sensación, si no las casi dos horas que dura la película se le harán eternas e infumables. Como bien dijo una mujer a su marido a la salida del cine: - "Menudo coñazo, no me vuelvas a traer a un bodrio de estos, me he quedado dormida". Y es que el cartel engaña y la historia es lo de menos.

http://momentovosp.blogspot.com.es

Nota VOSP: 7,9 / 10
Daniel Reigosa
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7
8 de marzo de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi tres años han pasado desde que Blue Valentine se estrenó en los Estados Unidos. Ni la nominación al Oscar a mejor actriz para Michelle Williams (que acabó ganando Natalie Portman por su papel en Cisne Negro), ni la presencia del "chico de moda" Ryan Gosling, ni el paso, no carente de éxito, por diversos festivales de gran repercusión como Cannes, Sundance o Toronto, resultaron argumentos interesantes para distribuir la película en España. Al final la distribuidora Karma Films ha recuperado el filme para ser expuesto en España, aunque eso sí, con pocas copias y, probablemente, sin doblaje (cosa que yo personalmente agradezco).

El 29 de marzo se dará la curiosidad que el director Derek Cianfrance estrena en España su nueva película Cruce de Caminos (The Place Beyond the Pines, 2012), y contará en cartelera con dos películas aunque, eso sí, separadas en producción por más de dos años. Cosas de la industria española de cine. Pero toca hablar de la película

La verdad es que tengo que reconocer que, de entrada, este tipo de películas me apetecen bien poco. Creo sinceramente que el género de drama/comedia romántica está saturadísimo porque se priman muchos factores antes que la calidad de un buen guión. No es el caso de Blue Valentine.

Las tres fases fundamentales en las que se sustenta un buen filme por la parte narrativa son, el guión, la dirección y la edición. Cualquier pequeño bajón, por diminuto que sea, en alguno de estos tres factores altera de manera exponencial al conjunto de la película, la narración se rompe y genera confusión en el espectador. El director construye aquí un edificio magnífico bien edificado en os tres pilares antes comentados.

El guión es excelente, podría parecer una historia mil veces contada en la gran pantalla, pero esta narrada de una manera muy acertada, decorada con flashbacks que muchas veces se convierten en el argumento principal. Los pequeños detalles y anécdotas constantes en la película no hacen más que ponerle guindas de humor o ternura a un pastel perfectamente cocinado.

El director nos hace recorrer su película de una manera muy interesante, suprimiendo cualquier tipo de elemento superficial, tratándonos de manera inteligente. Sufrimos en los momentos duros pero sonreímos de manera muy intensa y sincera ante otros momentos más dulces. La excelente utilización de dos tipos de rodaje según nos encontremos en los flashbacks o en el presente hace que nos metamos más de lleno en la película, sintiendo con los personajes, conociéndolos. En el presente planos más sobrios, limpios , con elegantes movimientos de cámara, todo ello acompañado de una muy apropiada banda sonora. Todo suena a pequeñas dosis de teatralidad, falsedad, hipocresía. En el pasado cámara en mano, sonidos ambiente (incluyendo la música) y mucha más presencia de sonidos externos, que hacen que sintamos con ellos, corramos con ellos o, incluso, que amemos con ellos. Una sensación mucho más fresca que nos acerca de manera evidente al sentir de los personajes.

Y luego está la edición, perfecta. Escenas largas cuando la película las requiere, acertadísimos cambios de plano entre presente y flashbacks, logrando una sutileza que fluye en todo el filme. Todos los elementos del puzzle encajan a la perfección, como si la historia estuviese contada de una manera continuada. La edición va adquiriendo cada vez más presencia a medida que la película llega al final, hasta que se convierte en un elemento totalmente imprescindible.

Por último, una película también necesita de una buena parte artística, por así decirlo, y en Blue Valentine también roza la perfección. Los actores están sublimes, muy merecida la nominación para Michelle, pero injusto el olvido de un mejor Ryan Gosling (este chico ya lleva unas cuantas seguidas) que borda su papel y se convierte en el elemento conductor de la película, mediante el cual somos capaces de entender la historia. La química existente entre la pareja de actores es impresionante, los gestos, las miradas, los silencios son totalmente reveladores y profundos, como si se conociesen de toda la vida pero con esa mirada pícara de quien te acabas de enamorar sin darte cuenta.

La fotografía es muy natural, sobre todo en los flashbacks, potenciando la idea de frescor y cercanía en esta parte (o partes) del filme. Cabe destacar también el buen trabajo de Grizzly Bear, grupo capaz de crear unas excelentes atmósferas y no muy alejado de mi adorado post-rock, en la banda sonora que se adapta como un guante a cada situación.

Esta película consigue que los sentimientos del espectador afloren al máximo, tanto en los momentos buenos como en los momentos más duras, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. Una montaña rusa de la que no te quieres bajar y que donde más se disfruta es los altos y en los valles, pero que los trayectos intermedios se hacen necesarios para experimentar al máximo la ternura, la pasión, el odio o la incomprensión, es decir, el amor en todas sus vertientes.

En fin, que mientras algunos se empeñan en catalogar a una mediocridad como El Lado Bueno de las Cosas (Silver Linings Playbook, 2012) como una revolución en el mundo del drama/comedia romántico, existen otras películas como Blue Valentine que realmente lo consiguen, y sin hacer tanto ruido. Y lo que es mejor, sin maltratar al espectador.

http://www.momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 8,0 / 10
Daniel Reigosa
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Searching for Sugar Man
Documental
Suecia2012
8,0
28.310
Documental, Intervenciones de: Sixto Rodríguez
8
23 de febrero de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de llegar del cine de ver Searching for Sugar Man, y antes de escribir me he bajado los discos de Rodríguez, para poder realizar este análisis bajo la influencia de este gran compositor y poeta. Menudo descubrimiento!!! Folk, Dylan y psicodelia todo en uno.

La historia que nos relata el documental, de factura sueca, es de esas que rayan lo increíble, historias humanas que nos reconcilian con nuestra sociedad y nos conmueven sin saber muy bien por qué. Dos personas que no se conocen de nada, deciden indagar sobre la vida de una estrella estadounidense folk olvidada de los años setenta. Uno, apodado Sugar por una canción de Rodríguez, ha vivido la influencia que este cantautor tuvo en su país de origen, donde sus letras a miles de kilómetros de distancia motivaron a una población sumida en las abusivas políticas del apartheid sudafricano. El otro, un periodista musical, conocedor del mito de Rodríguez y su influencia en Sudáfrica, quiere resolver el misterio del final de la carrera de Rodríguez, lo que le llevará a realizar una ardua investigación a través de discográficas, siguiendo el "follow the money".


Se trata de un documental fantástico, perfecto en cuanto a ejecución y ritmo, con una historia realmente increíble, de esas en las que la realidad supera la ficción. Una historia potente y merecedora de ser contada, a diferencia de muchas otras...

Puede ser que al no tratarse de un músico conocido, de no contar con ninguna cara conocida en pantalla, de no ser altamente promocionado (a pesar de que viene arrasando en cuanto premios y está nominado al Oscar al mejor documental) o de tratarse de un documental musical (que parece que van dirigidos hacia los fans), pasemos por alto su presencia en cartelera. Craso error. Si bien el género documental es maltratado en salas, aunque parece que últimamente goza de más credibilidad por parte de las distribuidoras (hay 4 en cartelera en estos momentos), no se debe pasar la oportunidad de ver la que, a mi modo de ver, es una de las historias más potentes de cartelera.


A veces un documental político, a veces un thriller policial, a veces una historia de amor, a veces una road movie, este documental toca varios palos con gran inteligencia -como por ejemplo una mordaz crítica a la industria discográfica-, mientras que por detrás suenan una tras otra las excelentes canciones de Sixto Rodríguez, un nombre tan poco comercial que no vendió prácticamente ningún disco en los EEUU, mientras que al otro lado del Atlántico su leyenda se hacía más y más grande (más que Elvis o los Rolling Stones, se llega a decir) llegando a vender más de medio millón de copias.

No merece la pena desvelar absolutamente nada más del documental, es una suerte poder descubrirlo personalmente, y si es en pantalla grande, pues mejor que mejor....Ah, los dos discos son maravillosos también. Hoy me voy un poquito más contento a la cama.

http://www.momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 8,4 / 10
Daniel Reigosa
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3
12 de febrero de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era realmente necesario hacer un biopic sobre el maestro del suspense?, ¿era realmente necesario disfrazar a Helen Mirren como Dustin Hoffman en Tootsie?, ¿era realmente necesario manchar la imagen de una fantástica (e icónica) película como Psicosis?, ¿y era realmente necesario un retorno tan banal a la fascinante y enrevesada industria de la "Edad de Oro" de Hollywood?

La industria del cine americano está tan carente y necesitada de buenas ideas que, da la sensación que, se da luz verde a muchos proyectos que no son dignos de ser contados. Entre superhéroes, remakes y secuelas interminables de éxitos, poco presupuesto queda para la innovación en nuevos guiones y lenguajes cinematográficos. Un par de actores con tirón y una historia fácil de digerir parecen ser los únicos ingredientes necesarios para crear un caldo popular que arrase en taquilla. Y, a fin de cuentas, eso es lo que importa.

Esta película hubiese funcionado mejor, a mi humilde modo de ver, si se tratase de una historia anónima ambientada en los años sesenta en medio de la vorágine de la industria americana, una especie de Sunset Boulevard o All About Eve, pero con tintes más actuales. El problema principal que tiene es que pretende narrar una verdad, el cómo se confeccionó una de las mejores -y más innovadoras- películas del cine, todavía referente hoy en día.

La Psicosis original nació como una especie de telefilm, rechazada por las grandes productoras, ya que ese tipo de género estaba destinado a otro tipo de público y a presupuestos menos grandilocuentes. Psicosis acabó convertida en una película de gran éxito, mientras que su making off, Hitchcock, con un gran presupuesto inicial, y contando con muchas de las estrellas del momento, acaba convirtiéndose, paradójicamente, en una suerte de telefilm.

Lo único interesante es la relación con la censura de Hollywood, y su influencia y control sobre todos los planos y líneas de guión. Dicha censura es necesaria para entender el famoso "toque Lubitch" o ciertos planos de Wilder, por poner unos ejemplos claros. Los directores se las tenían que ingeniar para insinuar todo tipo de escenas comprometidas, desarrollando una picaresca fascinante y una gran capacidad imaginativa. La censura sigue presento hoy en día (o más) aunque a diferente nivel, antes de una manera más física (sexo o violencia) y ahora mucho más moral y absurda, en multitud de ocasiones.

El guión de Hitchcock está lleno de tópicos, enrevesado -intentando escenificar al director como un personaje más de una de sus películas-, y dándole un protagonismo excesivo a la historia de su mujer. Demasiadas cosas que distraen, mientras que los temas realmente con potencial son tratados de una manera más superficial, rebuscando con insistencia representar lo icónico (la escena de la ducha, la bombilla).

Los actores no ayudan ya que, aunque Hopkins despliega un gran abanico interpretativo, no se ajusta para nada a la personalidad del genial director. Scarlet hace de Scarlet, no de Janet Leight, y así continuando con casi todo el elenco, que no consigue transmitir el glamour de la época.

Por último, una fotografía demasiado colorista, que te saca de lleno de la época en la que se suponen que debería ocurrir la acción, y un director demasiado poco implicado en el tratamiento de las escenas, simplificando de manera abusiva la labor del visionado, no dejando nada para la imaginación del espectador, hacen que la pregunta inmediata al salir del cine sea ¿era realmente necesario?.

Menos mal que al llegar a casa he revisionado la película original y he vuelto a leer las páginas que el genial libro de entrevistas El Cine según Hitchcock -que condujo de manera brillante François Truffaut-, dedica a este apasionante film.


http://momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 2,5 / 10
Daniel Reigosa
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