Desde el principio consigue sorprender logrando una atmósfera completamente fría, oscura y sobrecogedora apoyada en unos geniales exteriores y una fotografía maravillosa, donde la lluvia, el viento y demás elementos naturales son los predominantes. El primer acto, puramente policíaco, se desarrolla de una forma muy sosegada que permita empatizar con el personaje principal y meterse por completo en la trama.

Rodada con mucha inteligencia, mantiene la ingriga durante sus más de dos horas y media. Consigue que contínuamente tengas preguntas acerca de lo que está pasando, Na Hong-Jin siempre tiene algo más que mostrarte y te lo va desgranando poco a poco logrando que no pierdas la atención ni un segundo. No sólo domina la narrativa en los díalogos, también muestra un excelente nivel en las escenas de acción/terror, donde realmente pone los pelos de punta. Muy a destacar el papel de los actores, con ese punto histriónico que se suele dar en el cine asiático, logran transmitir todo lo necesario para disfrutar al máximo de la historia.

Personajes muy bien desarrollados, quedan muy claros sus apegos desde el principio sin tener que incidir mucho en ellos, la simple naturalidad de sus acciones revela mucho de ellos. Muy interesante también el conflicto interior de los personajes religiosos cuando el miedo puede con ellos.

Sin duda lo más destacable de la película es el tránsito que tiene desde lo que sería un thriller policíaco con algún toque cómico a toda una película de terror, un cambio tan suave y contínuo, como el que se va produciendo en la cabeza del protagonista cuando la hipótesis sobrenatural va ganando terreno en el caso que le ocupa. Muy grande Na Hong-Jin dominando casi todas las facetas de la dirección.

Una de las magnun opus de la cutrez y la cochambre. Esta no es una de esas películas malas con las que te ríes en un par de escenas y soportas el resto. Samurai cop está repleta de detalles que hacen dudar si el engendro fue deseado o realmente se quería hacer algo serio.

No se queden ahí, señores y señoras, pasen y vean a uno de los protagonistas más histriónicos que haya podido dar el cine de acción de los ochenta (decir que pone una cara distinta en cada escena parece poco), no sólo eso, el chico además es experto en cultura japonesa, deléitese descubriendo lo qué es el kárate o una katana. ¿Le cuesta a usted ligar? Pues atento porque también imparte el curso de ligoteo con frases de 0’60, una colección de recursos que en el mundo real supondrían una orden de alejamiento. En este apartado se nota la influencia de Amir Shervan escribiendo los diálogos cuando apenas dominaba el idioma, la película está plagada de frases mal construidas que los actores no se molestaron en corregir, “pa’ lo que me queda en el convento, me cago dentro” debieron pensar.

Mención aparte merece el montaje, con continuos cambios de escenario, incluso en la misma escena, y una narrativa que casi cuesta seguir pese a que el argumento se puede escribir en una servilleta. Todo esto aderezado con furgonetas cargadas de cocaína que explotan al menor impacto, coreografías de lucha que parecen propias de niños en el patio imitando a los Power Rangers, balas que se esquivan con un leve movimiento de cabeza y el plato fuerte… Sexo, multitud de escenas de sexo que el mismísimo Pajares daría por excelentes, incluyendo algunas bochornosamente largas.

En fin, un chorongo altamente disfrutable en estado alterado de conciencia, un reto para la mente, tanto buscando todos las cutreces que esconde como descifrando la trama. Disfruten o vomiten.

Parece razonable pensar que esta película es una prueba de Yeon Sang-ho para su gran obra "Train to Busan", se nos presentan elementos parecidos para conformar la historia, aunque quizá a menor escala. La historia comienza haciendo algo de hincapié en lo alienado e insolidario de la sociedad cuando un joven que encuentra a un anciano malherido al que pretende ayudar se encuentra sólo con vejaciones por parte de las autoridades y de otros transeúntes. Por supuesto, este va a ser el desencadenante de toda la trama, el virus se va transmitiendo principalmente entre los vagabundos, los más vulnerables debido a sus condiciones.

Como en tantas otras, los diferentes personajes presentados sólo van a ser una pequeña excusa para intentar contar lo que supondría una plaga zombi en una gran ciudad. Aquí surge un problema ya que los ambientes a los que se recurre son en general bastante abiertos, los alrededores de la estación, desaprovechándose la oportunidad de utilizar espacios más cerrados que hubieran sido muy verosímiles y que trasmiten mucho más en este tipo de historias.

Disfruta además de una animación bastante buena capaz de transmitir la urgencia y desesperación de los personajes, aunque quizá se quede un poco corta en temas de gore, que suelen ser bastante claves en el género zombi, Además la baza del terror tampoco está de su parte, siendo estos fallos los que peor le hacen al film.

Por supuesto, no es tan efectiva como su hermana mayor aunque quizás si que tenga más carga moral, mostrada a veces de una forma obvia pero muy patente. A parte de la crítica al rechazo a la gente que malvive en la calle destaca sobre las demás la mala visión que da sobre las autoridades, especialmente de policía, a la que, como ya es habitual en el cine surcoreano, se presenta como un colectivo ineficiente e incompetente. En definitiva, "Seoul Station" supone un entretenimiento muy estimable y efectivo.

Siempre es agradable ver un personaje femenino fuerte, en este caso puede que inspirado en la niña de "Valor de ley", más en el western donde no abundan este tipo de personajes. Aunque hay una gran diferencia, y es que aquí apenas se centran en contarnos una historia y tampoco dejan a los personajes lucirse ni profundizan mucho en ellos, los malos son muy malos y los buenos muy buenos, poco más.

Me encanta que haya este pequeño resurgir del western y que de vez en cuando salga alguna peli, pero últimamente se están ajustando a un patrón bastante lento, historia de venganza, noventa minutitos y a casa. Demasiado sobrio, incluso en las pocas escenas de acción que tiene, demasiados diálogos que no aportan mucho y que parece que van a cámara lenta. Mucho drama mal metido para compensar la falta de desarrollo de la historia principal.

Tiene sus cosas positivas también, la actuación de Joel Edgerton es de lo mejorcito, Ewan McGregor también está correcto, aunque quizá desaprovechado y el aspecto visual del film, con contínuos contrastes de luces es muy digno de ver.

En fín, técnicamente bastante buena y un par de actuaciones notables, pero muy flojita de guión, que es lo importante, tienes que ser muy fan del género para que te llegue a gustar, y ni por esas.

El título no era tan difícil de traducir, pero eso no es culpa de la película.

Llegué a esta película por comentarios del tipo "mi infancia", o "me encantaba de pequeño". En efecto, es una peli 100% para niños, y lo digo como algo positivo, ahora está mas de moda poder meter a toda la familia en el cine tocándo todos los palos y al final muchas se quedan en nada por ese motivo.
Tiene una animación entre regular y buena para ser de los 90 pero se compensa con una música bastante agradable, aunque a veces se abuse de canciones.
La recomiendo si la vas a ver con niños muy pequeños, les va a gustar seguro, y, por su puesto, si la viste en tu infancia.
La pinta del niño protagonista da para secuela de "Perros callejeros".