No nos engañemos. El guión en general no es nada del otro mundo.
Al principio me costaba incluso encajar los lentos diálogos, pero hay que tener en cuenta que son producto de un guinosta y director chino, con su mística y su fliosofía habituales.
La historia de las llaves me parecía un poco absurda, se me pasaba por la cabeza "¿y cómo coño va a acordarse este tío de cada persona que haya olvidado unas llaves?". Después empecé a introducirme en el universo Kar Wai, y comprendí que no es más que una metáfora, como casi todo lo que tiene su sello, y entonces me pareció preciosa.
La protagonista me pareció en el comienzo un poco tonta, lloriqueando y espiando por la ventana a su ex-novio. Más tarde comprendí que el hecho de estar enamorado es el principal motivo por el que se hacen las tonterías.
Se trata en general de una historia predecible, cualquiera sabe como va a terminar, no se espera que sorprenda.
Por lo demás...una visión particular sobre las road movies, un paseo oriental por la ruta 66.
Sí es cierto que esperaba mucho más del magnífico reparto, del cual sólo me ha sorprendido Norah Jones, más sabiendo que se trata de su primer papel. No se debe a una mala interpretación de los actores, que en mi opinión están geniales, sino a un esbozo algo borroso de los personajes, que no llegan a convencer.
Quizá el problema sea que las historias no están debidamente entrelazadas y que el viaje no es demasiado creíble. O quizá esa sea precisamente la magia de la película.
En general, excepto por pequeños detalles, me ha gustado. Ni que decir tienen la fuerza visual, lo maravilloso de los planos de cámara, esas escenas rodadas a través de los cristales, los colores, la atmósfera nocturna y melancólica...
Y ese predecible final...resulta que SÍ sorprende...no por contenido, sino por forma: ese beso es simplemente espectacular, la guinda para este pastel de arándanos.