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España España · Barcelona
Críticas de Glasshead
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Críticas 159
Críticas ordenadas por utilidad
9
3 de noviembre de 2015
77 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esta crítica bastante cabreado, porque he hecho algo que no debería hacer, y es leer antes el resto de las críticas. Y casi todas dicen lo mismo una y otra vez, "la anécdota no da para tanto y se estira demasiado", y al final lo único que se estira demasiado es la gilipollez que se le ocurrió decir a un crítico sobre esta película, y que un hatajo de borregos repiten como autómatas una y otra vez.

A mí que me digan desde cuándo lo importante es la cantidad de cosas que suceden en una película, para que esta sea mejor o peor. Pongamos a Roman Polanski y una de sus obras, "El cuchillo en el agua", podría decirse la misma tontería: "es que la anécdota se estira demasiado", y así con un sinfín de obras maestras. No, en "Cop Car" la anécdota es perfecta, sintética, heredera de clásicos como "El diablo sobre ruedas", pero con sus peculiares matices, brillos y sombras, un relato de la realidad envuelto en un thriller que, además, cumple a la perfección su cometido.

Dos chavales de pocas luces, criados en el entorno estéril del white trash de la América profunda y paleta, se meten sin darse cuenta en un lío de cojones. A partir de aquí, el relato se desarrolla sin que puedas apartar la vista de la pantalla, pero además se habla de la infancia, de la ingenuidad, del mundo de fantasía en contraste con el real, del proceso de empezar a entender lo que es la vida. Las luces de la ciudad emergen en plena noche, tan precisas y pequeñas, en contraste con los cielos abiertos y azules y las grandes extensiones de campo y la soledad de la parte anterior de la película. En fin, esto es solo un poco de lo que "Cop Car" lleva dentro.

Así que esta película no está "estirada de manera artificial", lo que sí se estiran son las estupideces que a la gente le gusta repetir, esta es una película de un par de cojones, buena de la ostia, con buenos personajes e interpretaciones, honesta, entretenida y que además encierra una reflexión vital sin necesidad de elementos superfluos de ningún tipo.

Y ya está. A rañala, listillos.
Glasshead
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1
14 de enero de 2018
96 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seré breve: una vez más, me he dejado llevar por las puntuaciones y he desperdiciado una sesión nocturna de película para ponerme a ver lo que, desde mi punto de vista subjetivo, es un despropósito extremadamente aburrido.

Sí que es cierto que empieza con cierto interés, pero enseguida comprendes que no hay demasiada chicha tras el argumento, el cual, por cierto, salta de un lado a otro hasta que llega un punto en que te da lo mismo lo que pasa, cada situación es más inverosímil que la anterior, más infantiloide, más tonta, además con esa irritante manía de introducir en el metraje todo tipo de efectos absurdos para que tenga un aspecto visual más "guay". Con toda seguridad, para camuflar que te están vendiendo porquería.

La película no es dura, de hecho es una soberana gilipollez. Lo más duro que hay es ver al maromo que hace de personaje principal comiéndose un pulpo vivo, lo cuál me lleva a plantearme qué culpa tiene un pobre ser de las idioteces de gente que se creen muy artista.

Que esta película tenga una puntuación tan alta, me lleva seriamente a plantearme mi lugar en esta sociedad, en este mundo. El único objetivo de esta crítica es conectar con alguien que, aun sin ver la película, comprenda lo que estoy intentando transmitir y sortee la trampa en la que yo he caído, por merluzo.
Glasshead
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1
12 de octubre de 2015
152 de 258 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película quiere ser un intento de contar una historia de manera divertida, desenfadada, y sobre todo "cool" y moderna, con la necesidad, además, de transmitir una cierta dosis de profundidad.

Todo está coloreado con una estética hipster que habrá pasado de moda digamos que... la semana que viene, y contado con los típicos recursos de película independiente-guay, con lo que nos vamos a encontrar un montón de colores pastel, y fotos metidas en el montaje con calzador, y animaciones chulis, y personajes hablando directamente con la cámara, y una gran cantidad más de mierdas que no sirven para nada.

Porque la historia, además, no puede ser más aburrida, previsible y trivial, y esa parte de comedia que se supone que tiene se limita a una escena en la que se tiran pedos bajo una sábana. Añadidle a esto unas interpretaciones pésimas, de vergüenza ajena, y situaciones entre poco y nada creíbles, cada cual peor que la anterior, hasta que inevitablemente el guión hace agua y todo se vuelve muy pesado y lento y lo que nos están contando es una gilipollez.

Una película de pose, deshonesta, con muy poco de arte y de sinceridad en su interior, que trata al público como tontos del culo, envuelta en un montón de cancioncillas con ukelele y baladitas indie (que se atrevan a usar una canción de Family en los títulos de crédito es una herejía), para concluir algo tan banal como que cada uno ha de ser feliz a su manera, y ya tienes a los hipsters y gafapastas de turno, sin ningún tipo de cultura cinematográfica, babeando porque creen que han vivido una experiencia muy bonita y, sobre todo, profunda.

Pero a mí lo que me ha suscitado esta película son ganas de cagarme en la puta.
Glasshead
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2
26 de marzo de 2023
114 de 189 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me molesta de los dramas rurales de nueva hornada española es que están manufacturados por urbanitas que lo más cerca que han estado del campo han sido algunos fines de semana que se han ido de excursión o cuando van en vacaciones a la finca de los tíos. Desconocen por completo la vida fuera de la metrópolis pero no dudan en ponerse a grabar una película sobre ella y claro, las cosas salen como salen.

La película nos presenta a un par de pijos de Barcelona que deciden cambiar de vida e irse a vivir a la masía que acaba de heredar la chica. "Barcelona ya es solo para turistas", dejan caer en plan crítica, pero lo cierto es que esto es así por gente como ellos, que tienen en propiedad varios pisos herencia de su familia y que se dedican a explotarlos sin dar un palo al agua. Sí, amigos, rentistas puros y duros, parásitos sociales que aquí se nos presentan como dos jóvenes idealistas que van a vivir al campo a "reencontrarse consigo mismos".

La pareja protagonista es muy dispar y no pegan ni con cola. Un enanito de medio metro que es casi una réplica exacta de Frodo Bolsón pero con una verruga entre ceja y ceja. Y Vicky Luengo, que se supone que es un (no tan) joven valor por algún motivo que desconozco pero que tiene voz, hechuras y actitudes de perroflauta adinerada y con demasiada afición por los porros.

En fin, se van a vivir a la masía y pronto queda claro que Frodo Bolsón es un idealista que quiere mantener las esencias de la vida en el campo y que la idea de la chica es convertir la masía en un chill-out para sus amiguetes (la gente de campo es muy fea). Yo había leído que esta película era un western, pero ya me dirá alguien por qué. Principalmente, es un aburrimiento constante, de ritmo lentísimo (las dos horas de metraje parecen cuatro) y que mezcla temas sin orden ni concierto con una voluntad de análisis profundo, sí, tan profundo como las ideas de tu amigo Paco el del bar.

Enseguida los personajes empiezan a evolucionar. Eso sí, no siguen un desarrollo lógico o marcado por los acontecimientos. Todo es un poco random y nunca sabes muy bien a qué atenerte con ellos, porque están desastrosamente construidos. Sabes que a Frodo le ha dado por estar en el bosque y mezclarse con los jornaleros, con especial afición por los magrebíes (que por algo vota a Ada Colau). Los trabajadores autóctonos y los, eeeh, inmigrantes en estado irregular, no se mezclan ni hablan entre sí, porque cualquiera sabe que en el campo son todos una panda de xenófobos. Pero ahí está Frodo para poner orden y concierto y para trabajar recortando corcho aunque no haga maldita la falta.

En cambio, la chica prefiere quedarse a su bola en la masía, obsesionada quién sabe por qué con arreglar un depósito que está hecho fosfatina desde la ampliación del estado de confinamiento decretado por Dios sobre Noé y los suyos en el Arca. Vicky Luengo logra una interesante y alternativa interpretación, fundamentada en mosqueos con su marido y en miradas perdidas en un primer plano que dan todo el rato la idea de que se está volviendo loca y de que va a cometer algo chungo. Pero no, esto no ocurre, de modo que debo entender que he sido yo quien no ha sabido ver el fascinante debate que tiene lugar en su interior y que el director ha intentado plasmar a base de machacones planos de este estilo cada vez que ella aparece después de cabrearse con su marido (unas doscientas cincuenta ocasiones en todo el filme).

El argumento da un poco igual, porque es tonto, simplista y errático hasta decir basta. El guion está trabajado con desidia y con la mente de un niño de cuatro años que se cree un genio pero que en realidad va ligeramente atrasado con las cartillitas para aprender a leer. Las frases que sueltan los protagonistas a veces son de vergüenza ajena, y al bueno de Frodo Bolsón le caen en suerte unas cuantas. Con especial mención a esa escena de conflicto en la que el director trata de imitar (u "homenajear") a Perros de Paja, para convertir en terror rural lo que hasta entonces es un bodrio indefinible, y que genera una alta dosis de vergüenza ajena cuando comprendes que está hecha en serio, que no esconde ninguna parodia, que es así y punto.

No es este el único caso de guionista poco dotado. Como todo mal guionista, en la película aparece un burro al que le dan unos minutos de plano y comprendes enseguida que es el típico recurso barato, sí, amigos, ese pobre burro va a acabar mal para hacer avanzar el guion (en qué dirección, eso ya es harina de otro costal). Podríamos citar también la fiestecita del final, con una escena donde Vicky Luengo se marca una interpretación que optaría a situación más absurda, ridícula y dura de ver por la vergüenza ajena que ocasiona, ya que no viene precedida de una serie de motivaciones que te puedan explicar qué narices le pasa a esa chica. Por no hablar de la conclusión, en la que se cierra el círculo del ridículo, del sinsentido y de las frases sentenciosas y estúpidas de las que tan orgullosamente hace gala esta película.

La verdad es que me he puesto de mala leche escribiendo esta crítica. El cine español tiene un enorme problema (quizá compartido con otros países, no lo sé). Y es que solo puede rodar películas quien tiene mucho dinero y contactos. Y esto casi siempre solo ocurre si has nacido en una familia de bien. Y si estás en contacto con puestos de poder (también ocupados por pijos como tú) y puedes beneficiarte de subvenciones. Cuando esta gente filma sobre cosas que no conoce, o que conoce solo por encima, ocurre el desastre, que es lo que sucede aquí.

Ojalá podamos ver algún día en España un drama rural moderno honesto, rodado con talento y con conocimiento de causa. Quien espere encontrar algo de esto en Suro, mejor que busque en otra parte.
Glasshead
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8
28 de agosto de 2018
47 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente, hay algo en propuestas como "It" o "Stranger Things" que huele a cartón piedra, a 80 recreados según sus versiones fílmicas, idealizadas, y no a partir de una visión más realista y fiel de la realidad, de lo que fue ser adolescente durante aquellos años, unos años, sin duda, de veranos bonitos, pero también de hechos siniestros y de niños desaparecidos.

Lo primero que llama la atención es que los personajes son menos prototípìcos: no está "el listo", "el manitas", "el gracioso", etc. En realidad todos ellos son unos pringados, que comparten los subidones hormonales propios del momento y que se encuentran con un follón de la hostia en su propio pueblo y en pleno verano. Más cercanos, alguno de ellos -el gordito del pelo rizado, por ejemplo-, podría haber sido cualquier amigo nuestro de los quince años.

La trama engancha, está muy bien llevada y no tiene ninguna voluntad de irse por lo fácil. Otro punto más, en el que quizá sobra tan solo ese "intento de romance" entre el protagonista y su vecina buenorra, muy llevado por los pelos y poco creíble.

Pero en definitiva, una película que podríamos llamar ya "ochentera crepuscular", más centrada en las sombras que en las luces, divertida pero no "de buen rollo" (más y más escabrosa a medida que avanza), de sensaciones agridulces, como la vida misma, porque no todo fue tan perfecto ni tan bonito.
Glasshead
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