La verdad es que la peli me pareció entretenida sin más...lo que sí me llamó la atención fué lo modernos que eran los dos actores principales. Henry Fonda cuando hacía papeles de malo era buenísimo, aquí con esa pose entre chulito y fanfarrón me pareció un precedente de Matt Dillon y compañía en las pelis de Coppola. Y Sylvia Sidney con esos trajecitos, ese corte de pelo y su melancólica naturalidad una predecesora de Marion Cotillard.

Hay películas que mientras las estoy viendo pienso en lo fácil que debe ser hacer cine, películas en las que una situación te lleva a la siguiente de forma natural, los diálogos surgen fluidos y las escenas no parecen forzadas. Este no es el caso, es el caso contrario, esta película me hizo pensar en lo difícil que es hacer cine y el motivo creo que es que al director también se lo pareció mientras la hacía.