Película muy recomendable, narrada con una estética muy particular: la cámara desde perspectivas transversales y la vista de la pantalla inclinada, como en un barco que está hundiéndose. Esta elección formal se podría vincular al sentido de inestabilidad político-social-emocional que viven los personajes en esta zona tan ajetreada por los conflictos políticos y bélicos que sufrieron históricamente. Es un drama social que afecta a las personas transformando totalmente sus vidas y atravesando de pleno sus conflictos personales. Están contados con sensibilidad, pero también con esos toques de ironía que nos obligan a reflexionar sobre cómo el sinsentido y lo absurdo invaden permanentemente nuestra realidad. Pero además tiene la virtud de reflejar el drama de todos los países de esa zona de Europa que siempre fueron y son el terreno de sangrientas pujas político-territoriales.

Una cálida película de homenaje al fin de un camino juntos; una bella letanía que cierra el duelo por el fin de una etapa que ya no volverá; una tierna ceremonia de entierro de un futuro que no fue. ¿Quién, en su adolescencia no tuvo una amorosa amistad con la que se compartía el alma y el corazón? (Lilian). Esta obra es una conmovedora evocación de los sentimientos que despierta ese final, esa separación. Y con cuánta sutileza se dan los indicios de los dos diferentes caminos que cada uno tiene ante sí: el joven que va a ser padre y trata de conservar sus valores espirituales en medio de la vorágine ciudadana (no hay certezas de que lo logre), y el otro que no acepta resignar su libertad a los condicionamientos de la urbe que lo traga. Tal vez el único reproche es la excesiva morosidad de las escenas, que por momentos hacen difícil mantener la atención durante tantos espacios casi vacíos.

Simpática historia contada en un tono de comedia italiana o argentina de los años 40: con personajes sencillos, inocentes, casi infantiles, ubicados en un lugar extraño, como en una zona marginal de una gran ciudad, un barrio de casas muy humildes, casi chozas. Dos hermanos deciden poner en funcionamiento el viejo cine cerrado por su padre hacía ya 25 años, y proyectan la película que más éxito había tenido en el barrio: Sangam, un film indio que evoca una historia parecida a la de su madre, su padre y su tío.

Historia oprimente de algo que parece estar basado en hechos reales: jóvenes mujeres son engañadas con supuestos trabajos y llevadas a pueblos rurales donde en realidad fueron compradas por campesinos incultos que no las dejan escapar, contando además con la complicidad de los jefes políticos locales y la policía. Supongo que, para mi gusto, podría servir más como documental de denuncia del estado de las mujeres en China (y van…)

No puedo entender cómo una bello y sencillo relato de apenas 50 páginas (el monólogo teatral de Alessandro Baricco) se pudo convertir en una presuntuosa película de más de dos horas de duración. Pero además, este exceso cinematográfico, en lugar de enriquecer la idea literaria original, la vació de la magia que tenía, y así lo que era casi un simpático cuento de hadas para adultos, se convirtió en una película melosa y superficial. Hay además un bombardeo de imágenes artificiales, que podrían tener algún merito si el objetivo es participar de una competencia de efectos especiales, pero que a esta historia le quitan toda credibilidad.