La película tiene un buen punto de partida: una sociedad futura (no mucho, apenas unos años más allá del nuestro) en el que es un crimen tener más de un hijo por un exceso de población. Y esto, que podría haber sido un buen argumento para una película de ciencia-ficción, pasa a ser una mera excusa para una trama más sobre gente que intenta escaparse de una cárcel.
Tiene todos los elementos que se supone deben existir en una película de estas características, a saber:
- Nunca se ha escapado nadie de ese lugar
- Grupo de presos enclenques pero muy inteligentes que se ajuntan al protagonista
- Preso enorme que se dedica a machacar a los anteriormente mencionados
- Un alcaide malo malísimo que le tiene ojeriza al preso nuevo
Todo ello aderezado con varias dosis de violencia innecesaria y alta tecnología futurista.
De los actores no hay mucho que decir. Lambert en su línea, los secundarios no le hacen sombra ni le roban protagonismo (excepto quizá el alcaide, que en ocasiones se pasa de "maldad").
Resultado: una cinta que llega a aburrir no por sí misma, sino por ser otra más de su género sin aportar casi nada nuevo. Para verla en casa con muchas palomitas y unos cuantos amigos de los que hacen gracietas.

Nos encontramos ante una comedia familiar estadounidense más, con el hombre desastre, la "demasiado atractiva para él" mujer que arregla lo que destroza el marido, y el grupo de gente que pasa las horas muertas del día en la casa de ambos.
El 6 se lo ha ganado por el "pero" del título de la crítica, que es Jerry Stiller. Su personaje es el que realmente hace que la serie merezca la pena, ya que son las escenas en las que aparece las que tienen gracia.
También hay que tener en cuenta al personaje de Leah Remini. Pese a que en principio parece la seria de la casa, a veces pierde los nervios y produce desastres que en principio estarían reservados a su padre o a su marido, saliéndose así un poco del corsé de este tipo de carácter en este tipo de comedias.
Resumiendo, serie medianamente entretenida para pasar media hora delante de la tele sin pensar en nada (a menos que en el episodio no salga el señor Stiller, en cuyo caso mejor apagar).