Bonita película de zombies al más puro estilo de Frank Capra. En esta ocasión la trama se desarrolla en un asilo de ancianos: sí, es lo que estás pensando, se trata de un homenaje encubierto a la vejez. No te esperes una gran carnicería: es gore blanco: no es muy sangrienta ni encontrarás ningún reviente novedoso de cabeza, pero tiene algunas escenas muy divertidas a la altura del lanzamiento de discos en Zombies Party: solo por algunos gags vale la pena verla, especialmente en versión original (sí, como en los cines de arte y ensayo) para coger algunos partos idiomáticos del cockney, aunque vamos, que si la ves doblada vas a entender igual el argumento.

Una película que tiene como finalidad narrar el ascenso del primero de los grandes capos colombianos se convierte finalmente en una historia bastante tópica de ascenso y caída de un mafioso. Beber de las fuentes directas del narcotráfico colombiano debería haber dado como resultado algo mejor, y sin embargo se queda en un remedo pobre y bastante tosco de "Scarface".

El teatro ha dado lugar a grandes películas ("Cómicos" de Bardem o "To be or not to be", de Lubistch, entre muchas otras) pero esta es distinta a todas, en primer lugar por la gran interpretación de Bette Davis, fantástica, estupenda en un papel nada fácil. Cada palabra, cada gesto, es un acto soberbio de interpretación. Buen guión, buenas actuaciones, buena dirección. Cuando la ves te preguntas porque ya no hacen películas como esta.

Después de muchos intentos y fracasos (Reservoir Dogs, Pulp Fiction), al fin Quentin lo ha conseguido: ha realizado una auténtica película de serie B, perfectamente olvidable a pesar, incluso, de la actuación de Christoph Waltz. Un argumento muy básico y la clásica trivialización de la violencia tarantiniana no son suficientes para levantar una película menor en todos los sentidos.

Sobre la base de un apetecible guión de ciencia ficción Michael Bay construye un ejercicio pirotécnico de efectos especiales y situaciones imposibles que desmoronan las espectativas de los primeras imágenes. En fin, resulta entretenida para un sábado sin amigos, sin novia, y sin perro, aunque las esperanzas depositadas en la primera parte terminan por dejar un amargo sabor de boca.