Corría el año 1954, el neorrealismo italiano había cobrado gran fuerza en la última década, tras la segunda guerra mundial, los directores italianos más representativos, crearon un movimiento cuyas particularidades eran el reflejo de los problemas sociales y los estragos que esta horrible guerra había ocasionado. Pero Fellini, tras varios años fiel a esta corriente, consideró que era hora de pasar página, y lo hizo de forma sutil, con esta película.
Se puede decir que con La Strada, Fellini se alejó para siempre del neorrealismo. El film se podría calificar como una historia de amor imposible, incluso con connotaciones religiosas, por lo que mientras la crítica mundial, sobre todo la francesa, alababa la obra del genial director, los críticos italianos, defensores de esta corriente lo tacharon poco menos que de traidor
La Strada, nos cuenta en forma de road movie, la historia de Gelsomina (Giulietta Masina), quien fue comprada a su familia por un artista ambulante, Zampano (Anthony Quinn), bajo la promesa de alimentarla y convertirla en una gran artista. La joven Gelsomina, demostrará ser fiel al hombre que ha pagado por ella, pese a las atrocidades y penurias que se encuentren por el camino.
Más allá de las críticas de la época, La Strada se convirtió en un clásico instantáneo del cine. Con una fotografía impecable a cargo del maestro Otello Martelli, quién retrató la desolación de un país devastado en pleno proceso de reconstrucción, y encumbró a la genial Giulietta que trenzó una interpretación estelar con claras y asombrosas similitudes al genial Chaplin. La Actriz, con su talento mímico y su increíble expresividad facial revolucionó el mundo del cine y el del propio Fellini, ya que aparte de convertirse en su actriz fetiche, contrajo matrimonio con ella.
La música excepcional, cobrará una gran importancia durante el film dato que no es de extrañar dado que el autor de la misma es el maestro Nino Rota interpretando una de las canciones más conmovedoras de su increíble trayectoria.
Una película que cualquier aficionado al cine no podrá perderse.

Película independiente estrenada recientemente en muy pocos cines europeos, aunque ya proyectada en enero en Estados Unidos. La directora Irlandesa nos cuenta la estremecedora y verídica historia de Samira, una profesora que decidió aceptar un trabajo en el lugar inadecuado y en el momento equivocado.
Producida como película Irlandesa, rodada en Macedonia y Suiza, y contextualizando la historia en Serbia. Narra una de las caras más descorazonadoras de la guerra de Bosnia, la del lado de las mujeres, en concreto de las mujeres de apariencia agraciada, y más en concreto la de Samira, una mujer preciosa, cuya belleza será su desdicha, o su libertad. Una vez que los soldados serbios han tomado la pequeña aldea a la que la joven profesora acaba de llegar, disparan a todos los hombres y se llevan a las mujeres como esclavas. En una guerra atroz, llevada a cavo por animales, lo mejor que les puede pasar a estas mujeres es que las utilicen para trabajar en la cocina, o tareas domésticas. Pero para la guapa Samira tienen preparada otra misión. Desde el momento en que una puerta se abre a su espalda, la profesora ya es consciente del futuro que le aguarda. Será entonces cuando tenga que jugar sus cartas de la forma más astuta y fría posible.
La dureza de algunas escenas, la perspectiva desde que está abordada la película y la resolución de la misma, la condenaron a la crítica fácil de película demagógica. Pero solo una mujer podría dirigir esta película haciéndonos llegar semejante sensación de angustia. ¿Demagogia?, puede, para aquellos a los que la narración de cualquier desgracia les parece una treta para jugar con los sentimientos de las personas. Pero personalmente no creo que este sea el caso. Juanita se mete en la mente de la protagonista dando constancia de la imposibilidad de olvidar, y la dificultad de rehacer una nueva vida.
De momento no existe versión en español, la película se ha estrenado en todos los cines en versión original (Bosinio), con subtítulos.