La película no es una sobrecogedora historia racista en la America de los años sesenta, sino que nos muestra sin grandes sobresaltos la gira por el país de un hombre negro, rico y excelente pianista, aclamado como músico y menospreciado por negro, de forma más sutil en el norte y más clara y agresiva en el sur.
Es también y sobre todo, la historia de la relación entre el chofer blanco, inculto y de clase baja, y el artista virtuoso, educado, culto y de alto nivel económico, pero negro y por ello socialmente inferior a su chofer para la mayoría de sus compatriotas. En esta relación, bien desarrollada, con humor, esquivando tópicos y sensiblería, y con unas excelentes actuaciones, sobre todo la de Viggo Mortensen, es en donde está el merito de esta amable y entretenida película.

Es esta una película teatral, discursiva, con un realismo algo abstracto y una excelente ambientación, música y dirección de actores, al más puro estilo Woody Allen. Y además está, al contrario que en algunas de sus malas películas, trabajada y pulida. No tiene, en cambio, el habitual contrapunto humorístico de las buenas, y eso la hace más triste y dramática. Pero como ya he dicho, la música, la ambientación, la fotografía, las actuaciones, el argumento..., todo es bueno, y forman una buena película digna de ver. A mí me gustó.

Políicos, presidentes, esposas.... qué tema tan cansino y poco atractivo, por decirlo suave
Sin embargo, gracias a Catherine, y a un buen grupo de actores franceses, gracias también a una narración con gracia y buen ritmo, esta parodia del mandato del presidente Chirac, con controvertidos toques feministas, se ve con gusto, o al menos ese fue mi caso.

La película comienza en una calle de Belfast, con un vecindario tan feliz, saleroso y poco real, que bien podría ser el inicio de un amable musical para toda la familia; amabilidad y felicidad que se tuerce instantes después, porque la cosa va de drama autobiográfico, y político, y social.
Está muy bien rodada en blanco y negro, con algunas escenas impactantes y muchas otras completamente absurdas, en una idealización de la familia del autor, a mayor gloria de todos ellos, durante un breve periodo de tiempo en el escenario de la guerra civil entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte. El resultado, aunque con aciertos puntuales, resulta teatral, impostado, cuentista, y en consecuencia poco emocionante.

La película tiene un tema primo hermano del de la excelente Fargo, y está realizada con corrección, y los actores son muy buenos, y también es buena la ambientación de época, y se adorna con una trama secundaria con denuncia antirracista. Pero si Fargo era disparatada y creíble, esta es disparatada y poco creíble. Los hechos son a menudo demasiado exagerados, y los personajes adultos solo están esbozados: faltan gestos, actitudes y actos que los definan como personas. El resultado es un espectáculo en el que no te implicas, que se observa desde fuera. Un espectáculo que no aburre pero tampoco emociona.