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México México · México Distrito Federal
Críticas de Coleccionista Visual
Críticas 1.006
Críticas ordenadas por utilidad
6
9 de octubre de 2017
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Bajo la producción de Teleset para los emporios Telemundo y Televisa aparece discretamente en México "El Dandy", un serial de 72 episodios, transmitido por canal 5 a eso de la media noche, con mucha pinta de melodrama, pero camuflado por el nuevo nombre del formato, teleserie. Para esta nueva propuesta la manera de encarar la temática boom —el narco—, sólo se percibe el pretexto de acaparar la atención de la audiencia y explotar al máximo la tendencia sin que haya de por medio un fondo real, bien escrito y estudiado para el análisis.

Con dirección de Chava Cartas, protagonizado por Alfonso Herrera y el experimentado Damián Alcázar, "El Dandy" se centra en la amistad entablada por un agente de la policía y un ingenuo mafioso que sin saber más allá de su comparsa, lo introduce en el ámbito delictivo entre mafias, cabecillas, peces gordos y todo una red de corrupción que involucra a los ya sabidos altos mandos de la policía.

La producción televisiva no se enfrasca sólo en el thriller como carta de presentación en el cual muchos de los personajes se ven inmiscuidos, se adereza en efecto con melodrama y comicidad, donde el personaje de Pepé —el infiltrado—, se le ha delegado las escenas donde los valores ético - familiares serán puestos en juego para salvaguardarse tanto él, como los suyos; por otro lado "El chueco", es un personaje bonachón, creyente de la amistad y lealtad, quien sin el estereotipo de sujetos que integran estas bandas, se ha dispuesto a afrontar el error más grande que representó la amistad entre él y al que consideraba su amigo.

"El Dandy" desde su arranque nunca supera el categórico del entretenimiento debido a una falta de esmero a la hora de estructurar la trama con sucesos que si no sorprendentes, por lo menos mejor sincronizados para enganchar de lleno al televidente. Hoy, el reparto actoral, aunque fortalecido no sólo por Alcázar, siempre se percibió corto, con líneas pulcras, responsabilidad de los libretistas y una dirección contenida, incapaz de imprimirle ese realismo necesario para inmiscuirnos de lleno en lo que están proponiendo. Lo anterior se percibe a través de acartonadas escenografías —montadas en —, locaciones que dan sólo idea de ubicarse en los sitios mencionados —sobre todo, el famoso barrio de Tepito—, y el machacón mensaje final sobre el sentido de la justicia, el cual todo mexicano se resiste a creer.

Sin mucho sentido todo el proyecto en general.
Coleccionista Visual
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7
13 de septiembre de 2017
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Conectadas las historias incidentalmente, sin incurrir la una con las otras, Run habla de soledad, incomprensión, intolerancia, inmigración, diversas formas para subsistir en un país donde la vida no parece de ensueño, es agreste y sobre todo muy fría y distante la interrelación de los ahí presentes.

Esta serie se centra en la historia de una madre, dos inmigrantes y un indigente, todos con disyuntivas diametralmente opuestas y que van encontrando salidas balanceadas entre lo socialmente incorrecto y lo etico. La primera protagonista es una mujer madura, madre de dos jóvenes que la llevarán a tomar una determinación que como madre nunca será sencilla; Ying es una inmigrante dedicada al comercio informal, con una deuda que debe pagar a menos que asuma ella o sus familiares las consecuencias al no hacerlo; el tercero es un indigente decidido a recuperar a su hija, no obstante la adversidad y sobre todo su adicción a la heroína son sus principales obstaculos a vencer; la cuarta y última es Kasia, otra extranjera que ha perdido a su marido y ha quedado sin nada con que poder darle sepultura al difunto.

Cada capítulo relata sin artificios las disyuntivas de cuatro personas trastocadas por la hostilidad del entorno. Cuarenta minutos ideales para visionar que lo interesante y a la vez complejo de las historias se puede topar a la vuelta de la esquina.

Natural y sin obligar la conexión de los hechos.
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8
28 de junio de 2017
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A nueve años del estreno de este fabuloso documental, dirigido por Yulene Olaizola y protagonizado por su abuela, se viene a la mente el impacto de un metraje tan efectivo e interesante como lo es “Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo”. Dichos nombres pertenecen no sólo a los grandes autores de la literatura, sino a la esquina conformada por dos calles en la colonia Anzures en la Ciudad de México y donde se ubica la casa de Rosa Elena Carbajal y quien también rentaba una de las habitaciones a distintos inquilinos.

Documental efectivo donde la relación existente entre la directora y la entrevistada sirve de camaradería, para encontrar esa elocuencia necesaria para el espectador, y en el que a manera de retrospectiva sirve a la mujer para relatar sus vivencias con uno de los ocupantes de ese espacio destinado para la renta.

Jorge Riosse, se hacía llamar, un hombre con cierto talento para la pintura que encontró en ella un vinculo de amistad y a la vez afectuoso, dada la interacción cotidiana de ambos, donde frases halagadoras fueron parte del encantamiento de la arrendadora; no obstante y con el transcurrir del tiempo, ella veía e intuía algo no del todo correcto con la personalidad de él, quien actuaba de manera extraña y sin mencionarle algo, lo que despertaba en la mujer una intranquilidad no del todo expresada abiertamente.

Para enriquecer el proyecto, Yulene hace uso de los recursos que tiene a la mano para aprovecharlos estratégicamente y que su película jamás decaiga. Con una entrevista a Florencia, quien ha vivido con Rosa Elena y también co-protagonista de los relatos vividos por la ahora narradora y Jorge, se dispondrán a recorrer con cámara por los rincones de la casa, donde aun prevalecen algunos objetos y mensajes propiedad del entonces morador.

Documental poderoso que cualquier persona podrá visionar sin que se anteponga la etiqueta “cine de autor”. Por desgracia escasamente disponible, pero que si llegase a estar en línea o transmitido por televisión no debe omitirse.
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6
28 de junio de 2017
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Con dos antecedentes malones de Gerardo Herrero ("Que parezca un accidente" y "El corredor"), la que hoy corresponde parece ser la más asertada de un director muy irregular —las notas lo revelan—, es un trabajo que requería de mayor detenimiento a la hora de escribirlo, existen incosistencias, y aunque la crítica es severa aún así tiene su parte rescatable.

Todo se enmarca en algún hotel de las playas colombianas, Enrique Zavaleta le llegan todo tipo de turistas, mas sorpresivamente recibe la visita de Román, quien viene a cobrarle una deuda. El dueño del hotel le paga menos de lo acordado, el exconvicto toma la plata sin estar del todo de acuerdo y más tarde opta por ser uno más de los inquilinos del lugar. Aunque guarda perfectamente la plata en su habitación, la presencia de seis personajes se convertirán en sospechosos de haberla tomado e inesperadamente de la desaparición de uno de ellos. Un policía español llega al lugar de los hechos y comienza la indagatoria.

Uno de los mayores desaciertos del director es imposiblitarle al espectador ser participe de su película, lo resuelve inmediatamente, lo cual es imperdonable tratándose de un thriller. Otro de los fallos es la incursión de Carmelo Gómez con un personaje, vacilante, dudoso entre la solemnidad y lo cómico; la actriz Ana Bolena, a quien se le asume como el atractivo visual, sin explorar de lleno un personaje que resulta muy pueril. En contraste los colombianos a la cabeza se sienten más acorde con lo que desean proyectar —Abello-Hoyos.

Poco que decir de esta nueva entrega de Herrero, al parecer las puntuaciones le van en mejora para películas posteriores a esta colombiana, habrá que ver.
Coleccionista Visual
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1
28 de junio de 2017
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Después de su primer largometraje —con mayores logros—, Diego Cohen hace dos entregas más en género de terror, el presente aun más convencional, básico y repetitivo, como caracterísitica de los denominados "metrajes encontrados", donde los protagonistas se aventuran en la filmación de hechos paranormales en sitios abandonados en los cuales se perderán a consecuencia de la angustia y poca lucidez que el encierro genera.

En la estructura Cohen sigue paso a paso —como manual para realizar un mokumentary— el desarrollo de cada episodio, la tensión jamás es efectiva, se nos premedita al arrancar los primeros minutos del film; no existe nada innovador con excepción de la ausencia de infrarrojos en la fotografía.

El protagonista, quien realiza su tesis de cine —intenta corroborar la existencia de hechos de fenómenos inexplicables— no es convincente, se percibe acartonado, con humor ramplón y al que deseas aventarle la cámara transcurridos los minutos ante la incapacidad de ser empático. Otro aspecto que no le favorece es la duración, ya que a falta de sucesión de escenas impactantes, el trabajo se vuelve sosegado y realmente cuesta concluirlo.

Considero que los primeros títulos de este subgénero al ser la novedad cumplieron bastante bien, pero al que no se le ha encontrado esa perspectiva que lo eleve a relevante en categoría.
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