Tras muchos años de espera, la gran mayoría de aficionados a Star Wars coinciden en que quedaron decepcionados con este episodio I, que nos relata los orígenes del que es el auténtico protagonista de toda la saga, Anakin Skywalker. En este decepcionante episodio, el más flojo de todos, Anakin es tan sólo un niño, pero en quien Qui Gon Jinn (que interpreta un hermético Liam Neeson), percibe un nível muy poderoso de "la Fuerza", por lo que decide entrenarlo como un Jedi, encomendándole esta labor a su discípulo directo Obi Wan Kenobi.

Quizá estas secuencias en el planeta de Anakin y su madre sean los momentos más logrados de la película, con una espectacular aunque algo alargada carrera de "vainas". Además, conocemos a un todavía incompleto androide que está fabricando el niño Anakin y que es uno de los personajes fundamentales de Star Wars: C3PO, el androide más afeminado de toda la galaxia :)))

El resto es un batiburrillo político más bien tedioso, con intrigas palaciegas y senatoriales que llegan a aburrir, algo impensable en una serie de películas creadas para todo lo contrario, por lo que el fracaso de Lucas en este episodio es notable. Sólo la salva el hecho de que siempre hay personajes y datos relevantes que se nos van descubriendo sobre la historia general de estas aventuras galácticas.

Lo mejor: Las secuencias en el planeta de Anakin y su madre

Lo peor: El asesinable Jar Jar Binks (y su doblador)

'El mensajero del miedo' tiene por argumento una gran conspiración gubernamental para crear literalmente un candidato a presidente dirigido como un pelele por hilos invisibles (¿a que os suena?), e incide en su discurso en la crítica política y en la capacidad manipuladora del poder y los gobiernos.

Va un poco más allá de lo habitual en una película comercial sobre la política de su país, pero este espejismo se acaba pronto, al preferir seguir la senda del thriller, y la ciencia ficción, que el camino que se intuía al principio.

'El mensajero del miedo' podría haber sido lo que finalmente no es, y todo queda en un más bien tedioso y absurdo batiburrillo de géneros, al que poco ayuda una despersonalizada interpretación de Denzel Washington, repitiendo papel por enésima vez. Por contra, el personaje de la gran Meryl Streep aporta algo de interés por lo retorcido de su personaje, y porque sigue demostrando que es la mejor actriz norteamericana de las últimas décadas.

Los fenómenos (pseudo)literarios suelen tener igualmente el benéplácito de los espectadores cuando se adaptan al medio cinematográfico, y sirvan como ejemplo de ellos las aventuras del niño mago más famoso de todos los tiempos o la titánica epopeya fantástica de J.R.R.Tolkien.

'El diario de Bridget Jones' tiene en su segunda entrega el discutible título 'Bridget Jones: Sobreviviré', que ofrece lo mismo que la primera, entretenimiento sin más y una historia que, aunque mil veces vista, oída y leída, se sigue con agrado, por la simpatía de sus situaciones y por el tono marcadamente comercial.

Renée zellwegger vuelve a ser Bridget Jones, y los demás actores repiten también personaje, como el soseras Colin Firth o el caradura Hugh Grant. Entre todos ellos, junto al correcto trabajo del equipo técnico, hacen un nuevo producto destinado al éxito comercial, tan entretenido como intrascendente, tan divertido como una tarde de sábado entre amigos, tan gracioso como decididamente vacío.

Aburridísima nadería, sin apenas trama (y la poca que hay sin interés ni aliciente alguno), en torno a tópicos mil veces cacareados sobre la inmigración. Realización muy sobria, con planos estéticos -y estáticos-, pero excesivamente largos e inútiles.

Una de las cosas menos recordables (o recordables... en negativo) del Atlántida Film Fest de este año.

La película elegida por el Atlántida Film Fest para clausurar la edición de este 2021 ha sido esta discreta producción estadounidense de espíritu -y escenario- francés.

Sorprende dicha elección (entendiendo, como es lógico, que las obras de inauguración y clausura son películas que la organización de cualquier festival ha querido destacar entre las de su selección) porque aunque sea una historia con potencial, y bienintencionada, también está muy vista y su tratamiento es simplón, anecdótico, sin recorrido y con una realización y fotografía perezosas y como de andar por casa.