Mucha gente pone a parir este filme por el simple hecho de ser una secuela y por no estar dirigido por Carpenter, a pesar de que la producción y el guión siguen siendo suyos y de su mujer. Sólo por eso, ya está más que garantizada una calidad mínima para el visionado de esta intrascendente pero interesante secuela.

Cierto es que no recrea el impacto que la primera parte causa, que resulta un poco más aburrida en su desarrollo y que hay ciertas cosas bastante cuestionables en el argumento en cuanto a la invulnerabilidad de Myers (que tanto se ha copiado y aumentado en las secuelas posteriores y se ha magnificado hasta el hastío en los remakes) y en lo que se refiere al extraño funcionamiento de ese Hospital tan vacío y tan hiperhormonado. Por no hablar de ese alargamiento tan excesivo de la noche de Halloween en la que Myers decidió dar caza a su hermana Laurie, porque esta es una continuación directa del final de la anterior película, como si ambas pudieran juntarse y mezclarse como una sola, lo que hace que sea extraña una noche en la que pasan tantísimas cosas.

Es un largometraje sin duda mejorable, pero no por ello exento de escenas con gran tensión que tratan de repetir las virtudes de la primera parte. De hecho, en algunos momentos hasta llega a superar a la anterior, realmente parece posible que Laurie (interpretada por una Jamie Lee Curtis totalmente metida en su papel de chica impotente y desvalida) pueda morir al final del filme y el momento en que ciegan al psicópata es de lo mejorcito que he visto en el género, con unas reacciones por parte de los protagonistas que dejan con los nervios a flor de piel, sin saber muy bien qué es lo que ocurrirá o si habrá algún superviviente. Además, algunos asesinatos sorprenden por su crudeza, no al nivel de lo que puede verse hoy en día en cualquier filme del género, pero sí superior lo que se vio en el filme de Carpenter.

En resumen, recomendable para los que disfrutaron con la película original. No mejor, pero sí muy disfrutable.

Hay películas que están hechas para enfrentar a todo tipo de espectadores, sean fans furibundos de la obra original como si no. Este es el caso de Batman Returns, la secuela que Burton realizó sobre este popular personaje. Destaca especialmente por ser una obra genuina de su director, con todas sus inquietudes y excesos, para bien y para mal. En esta ocasión no se dedicó solo a contentar a los lectores de siempre, sino que aprovechó todos los elementos que tenía a su disposición para realizar una adaptación libre que reúne todos los requisitos de tan polémico artista para ser considerada una obra personal más de su filmografía. Por lo tanto, lo que perdemos en cuanto a fidelidad, lo ganamos en personalidad y extravagancia, ya que gracias a esto podemos decir que esta continuación es una de las películas más extrañas que jamás se hayan realizado para el género de los superhéroes en el cine: adulta, grotesca, oscura, provocadora, sensual, diferente, perturbadora e incluso surrealista. Lo tiene todo para que nadie le coloque la coletilla de "una más". Realmente única.

¿Esto a que se debe? Pues a una dirección artística al nivel de la anterior, solo que explotada al máximo. Gotham City es aquí muchísimo más irreal, como salida de un terrible cuento de hadas para adultos. Los "monstruos" que habitan allí están en consonancia con ella. Nuevamente, los protagonistas son ellos, con la excepción del muy humano Maxwell Schreck, que es mucho más importante de lo que parece a simple vista. Por tanto, seguimos teniendo a Batman jugando con sus artilugios con tal de defender una ciudad que le viene como anillo al dedo para poder superar su trauma. Selina Kyle, por el contrario, es el reverso oscuro del protagonista, una mujer que, debido a un profundo shock, decide no ser nunca más la damisela en apuros típica, por lo que da rienda suelta a toda su furia e instintos para coger las riendas de una ciudad hostil que merece que una figura femenina, al fin, la pisotee. Oswald Coblepott, también conocido como el Pingüino, es el monstruo más auténtico de todos, el que no necesita máscara para serlo, y sobre todo el más hostil, depravado e irónicamente trágico. Su historia tiene más matices de lo que aparenta a simple vista.

SIGUE EN EL SPOILER (pero sin ídems)

Vuelta a la novela, vuelta al castillo y por fin vuelve el conde a hacerse pasar por un buen anfitrión en su humilde morada. Lo más destacable es que aprovecha cosillas muy sugerentes de la novela, el problema es que toda la peli tiene un toque de baratillo y los escenarios son taaaaannnn cutres... Por no hablar del murciélago de juguete, que menudo apaño, podrían habérselo ahorrado.

Nuevamente la resurrección del conde y su muerte son patéticas, siendo las únicas que merecen la pena las de la primera secuela (aparte de la muerte de la primera parte, claro).

Pensaba que el título era una flipada, pero tiene sentido. Nuevamente un argumento curioso sobre las propiedades de la sangre del conde y unos personajes interesantes. Lo malo es que falla tanto en la nueva resurrección del conde como en su inexplicable muerte. Al final se hace olvidable, a pesar de empezar muy bien.

Un horror en el peor de los sentidos. El argumento tiene su interés e incluso su originalidad, al transcurrir todo fuera del castillo y al ser un cura el siervo del conde, por no decir que un ateo es quien acaba yendo a por él. ¿Problema? Vaya bodriaco de desarrollo, dirección y de todo. Se nota que no estaba Terence Fisher dirigiendo, porque entre los escenarios cartón-pluma y los filtros de colorines a lo cutre... Menudo panorama más desalentador.

Encima es aburrida, que es lo peor que puede pasarle a una película de esta clase.