Interesante película de humor inglés a gran velocidad, pues los chascarrillos se suceden unos a otros con tanta rapidez que no da ni siquiera tiempo a digerirlos de uno en uno. "In the loop" parodia y critica con agudeza, la política de los dos grandes aliados Reino Unido y EE.UU. a nivel de altos funcionarios políticos de Estado, secretarios, asesores, gente enchaquetada, encorbatada y finoli; lo hace como si pasara un rastrillo de puas afiladas sobre ellos. Sobresaca sus maldades, sus filtrados a la prensa, sus luchas intestinas por trepar, sus miserias psudopolíticas o simplemente miserias de miserables tratando de opacar a quienes son más inteligentes o más capaces que ellos, sus estratagemas con tal de tener un ligue, sus emarañamientos de la realidad, su "arte en marear la perdiz", etc.

También decir que el filme es ideal, mejor que un somnífero, al menos para quienes no hayan estudiado ciencias políticas, para quedarse dormido.

Película para reflexionar, de índole religiosa, donde a través de un anciano científico y su hijo se expone la tesis de que "el amor es bueno, ese tirón de algo tan fuerte y trascendente", además de que "descubrir lo que define a la fe y al conocimiento sería definir a Dios". E incluso da cabida a lo que pudiéramos llamar un microrrelato titulado "La singularidad" que dice así:

"La fe y el conocimiento son, en una dimensión elevada, los lados de una misma moneda".

En un filme educativo de humanidad, alentador del alma, pero no una obra maestra para participar en los oscars ni para ganar dinero en cines, y dado como funciona el gusto de las masas, dudo que hubiera más de un dos por ciento de espectadores que optara por ir a ver esta película. No obstante, a mí que me gustan las películas que animan espiritualmente (animar viene de alma o viceversa), sí me parece aceptable y visionable.

Buena película sobre una buena obra teatral de atmósfera casi "shakespeariano", del autor prusiano del siglo XVIII, Heinrich Wilhelm von Kleist.

El joven coronel y príncipe de Homburg desobedece una orden en plena guerra contra los suecos, lanzándose a atacar sin haberle sido ordenado. A pesar del triunfo obtenido, dado que actuó desobedeciendo las órdenes del general en jefe, es encarcelado, juzgado y sentenciado a muerte. ¿Qué pasará con este héroe al que admiran el resto de oficiales y jefes del ejércitos y de quien está fervientemente enamorada la sobrina de la máxima autoridad?

La película tiene un buen montaje y desarrollo, y en cuanto al final es bien sorprendente.

Divertido filme que no por ello evita la enorme violencia, la sangre, la brutalidad y el horror.

La historia se basa en ese tipo de películas donde personas de ciudad (suelen ser los buenos) va un fin de semana o unas vacaciones a un lugar campestre o montañoso de los EE.UU. y se tropiezan con lugareños (suelen ser los malos de este tipo de películas) que suelen tener la manía de torturar, asesinar y derramar sangre humana como si fuese su pequeño entretenimiento; pero todo ello dinamizado con un personaje central, un joven gordo, barbudo, paleto y buenazo que nos hará desternillarnos de risa.

Es una película bonita, regular, con poco contenido sobre la vida y obras de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, más conocido como Manolete (Córdoba; 4 de julio de 1917 - Linares, Jaén; 29 de agosto de 1947); pero aún así, se ve y oye a gusto porque nos sumerge en una España y en un tiempo, unas poesías, una música y un auge del toreo que difícilmente se verá de nuevo.

La película se centra mucho en el enamoramiento y amores del torero Manolete con su querida Lupe Sino (interpretada por Penélope Cruz), pero como quiera es digno de verse a Adrien Brody interpretando a Manolete, por su gran parecido.