Lo primero que me ha pasado por la cabeza al terminar la primera y única temporada es una pequeña sensación de dejavú, de que no han sabido aprovechar el potencial que brindaba su guión.
Los protagonistas y personajes en general son más planos que una piedra (terminas empatizando más con los titanes que con ellos). El guión peca de una evidente falta de ritmo, tiene una serie de lagunas importantes y un exceso de melodrama que termina pasando factura a su mayor virtud, la epicidad con la que se desarrolla.
Su segunda temporada tiene mucho trabajo por delante para atar todos los cabos que han dejado sueltos, pero tambien una buena base por donde empezar, ya que la primera va de menos a más.
El apartado técnico es intachable, espectacular.

Tal vez debería haberla visto de pequeño, tal vez reducir mis expectativas o tal vez, directamente, no verla y quedarme con lo que creia que seria o podria haber sido. Pero lo cierto es que me he llevado una pequeña decepción, ya que estamos hablando de un producto alabado por la crítica y con una considerable legión de fans detrás desde hace más de 3 décadas. Algo que, después de verla -30 años después de su estreno y de mi nacimiento-, sigo sin comprender.
Es una entretenida película juvenil con innegable carisma y cierta dosis de originalidad, a ratos divertida y a ratos previsible, que si la ves por primera vez a dia de hoy no te sorprenderá dado que ha perdido la frescura que podia tener en el pasado.
Con todo esto no quiero decir que sea una mala película, que no lo es. Es más, me ha gustado, pero teniendo en cuenta su fama de mito esperaba más.