Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? Pues una porquería y de las grandes. Una historia tópica basada en un hecho insólito.

Os diré la verdad. Conocí la cruda historia del Petiso Orejudo en la televisión, en el programa del nuevo milenio, presentado por un tal Jiménez. Después me dio por trastear en internet para leer más del asunto y descubrí que se realizó una película que trataba sobre el tema, de la cual me ocupo. Resultado: caca.

El film en sí es malo, las actuaciones dan vergüenza ajena. No me creo nada de nada, sobreactúan sobremanera. Que esto lo haga un niño pues vale, pero que lo haga una actriz y un actor que, ahí abajo, tienen más que pelusilla, me da penilla. Por otra parte, el guión es desastroso, situaciones absurdas, diáologos asquerosos, mención aparte a la relación del comisario con la madre del niño, metida con calzador sin venir a cuento.

La banda sonora desafina por los cuatro costados, sin silencios que den tensión a la trama, con la misma musiquilla cargante todo el rato.

Esto no lo sostiene ni el tato, asi que, Juan Algora, quizá tu ya lo sepas, yo por si acaso te lo confirmo: dedícate a otra cosa máquina, esto no es lo tuyo.

Cómo diría Brando en un mundo asolado, a punto de desaparecer, donde sólo se vislumbran cohetes y bombas cayendo.

Ese mundo es la televisión española, aunque no os lo hayan dicho, y esas armas de destrucción masiva caen y caen, y "Los hombres de Paco" es una de ellas. Pero no sé lo que es más preocupante, que sea tan tremendamente catastrófica o que tantísima gente la vea y, sobre todo que guste, aunque leyendo y escuchando las lamentables razones parece mentira que no me sorprenda tanto. No sé por qué.

Esta no es una serie de mierda al uso, no, es el mayor absurdo jamás creado. Aquí los personajes siempre aparecen con los ojos llorosos y una gilipollez se tapa con otra. Una y otra vez, haciendo una gilipollez tan grande que ya ni cabe en el televisor. Capítulo a capítulo, parece que no hay límites.

Indeseables la pusieron en la tele y alguna que otra vez la vi, de pasada... ¡EH!, guarda la guillotina, hombre, que mira que eres rápido.
Pero el zappeo me ha puesto en bandeja esta crítica, no será la última ni es la primera.

Un capítulo en Spoiler. Los fans os lo podéis saltar y darle al NO directamente.

¿Cómo voy a sorprenderme?

"Hijos de los hombres" es una película para pasar el rato y nada más, no tiene nada de especial, solo esas escenas de acción en las que hay explosiones que te pillan por sorpresa. Aunque reconozco que esas escenas me han dejado con la boca abierta y absorto ante el cristal.

Digo que no tiene nada de especial porque se podría decir que está vacía por completo. No termino de meterme en ese mundo en el que reina el caos más absoluto. Además, no me gustan los cartelitos en las calles ni las pintadas en la pared hechas para poner en situación al espectador. La historia que nos cuenta no está muy machacada pero te deja un regustillo a que esto ya lo has visto, será por el invencible Owen, que cada bala esquiva, yo que sé.

En fin, falta tanto en el guión que de lo único que tiras es de acción. El argumento te la resbala. Eso sí, me han entrado unas ganas increibles de jugar al "Medal of Honor" otra vez.

Ferdinand, como quiere que le llamen, obviamente nombre más evocador que Pierrot, y Marianne van en coche, libres. Salen del camino porque sí. Pierrot está loco, al igual que Marianne, porque salen del camino y va y lo hacen, sí. Hacen el camino. Y, antes o después de tomar en el tiempo la libertad pura, miran atrás y tras una pregunta furtiva y acertada, pues de esos labios no podía salir otra cosa, síguele una respuesta sorpresa: siempre hay alguien que mira, Ferdinand saluda al espectador, al ser imitador.

Con un libro en la mano, nuestro hombre se dispone a intentar que lo admiren, leyendo y bailando alrededor de ella, pues solo existe ella, ella y el suelo que pisa. Mucho puede cortarse en el ambiente (pasión, locura, libertad) pero otro tufo de pregunta se inserta en mi nariz, pues qué sería la nada sin preguntas y respuestas. Una pregunta sencilla, sobre el puro amor, conllevando una respuesta que eliminará cierta incertidumbre que sobrevuela a nuestro hombre: ¿me amará por siempre?, ¿me atacará por siempre la emoción de sus pechos?, ¿todos los días de mi vida? Nunca se sabrá.

La respuesta llega rápida: sí. Y sus poderosos ojos se posan sobre mí: sí. Y sus poderosos ojos vuelven a posarse sobre mí. Me informaron, sus ojos, de que nunca ella será de otro que no sea Pierrot, en su primer cruce con los mios. En su segundo sí me dijeron que la admirara y que me resignase a vivir sin conocer la emoción de sus pechos. Fue un adiós corto y seco. Pero sigo sin creérmelo.

Yo, respecto a la parte que me toca, me limito a decir que hace un segundo ha dejado de ser las 15:29, o sea, nada.

Ahora me dirán que en realidad nunca van a votar todas las TANTÍSIMAS películas que han visto, por vagueza o por diferentes motivos varios.

"Torrente 4" es una mierda pero huele como la tuya, es como cuando tú te tiras el cuesco. El Segura sabe y no tiene ningún pudor en reconocer, en cada uno de los segundos de la peli, que lo que está filmando es una soberana mierda. Y eso, quieran los entendidos o no, ya es bastante. Simplemente no engaña. Yo no puse esto para quedarme boquiabierto como con alguna de la Coixet (¿?), porque, retirando ironías, este cine enseña mucho más y engaña mucho menos que el que nos ofrece Isabel "me encanta dar lecciones y fardar de lo buena que soy".

Lo que sí es imperdonable es el impresentable del Rivera que no sabe ni meterse el dedo en la nariz, la Esteban, que se podía morir en este mismo instante, haciendo de casera puta, Sergio Ramos en estado de gracia después de meterse polvito blanco, el Tony que a la decima toma empieza a balbucear, que no a ha-hablar... en fin, que nunca pudo ser mucho más.

Esto va dedicado a los "jugadores franquicia" que opinan de esta película como bazofia del cine español, algo que puedo llegar a compartir, cuando han visto poquísimas películas para opinar con tal sabia licencia. Que empiecen a ver cine de este país y después opinen.