Esta magnífica película habla de una historia de amor o de amistad que tiene lugar entre dos personas que se conocen en Tokyo. En mi opinión lo más importante de esta película no es el hecho de que dos personas se conozcan y estén juntas por huir del aburrimiento y lleguen a intimar. La situación que viven estas dos personas transmite una sensación de soledad insoportable y muchas veces pesimismo, como el que sentimos todos cuando vemos que el mundo se nos cae encima y no creemos que podamos encontrar forma alguna de poder salir del bache en el que nos hemos metido; pero de una forma u otra siempre acabamos encontrando esa pequeñita chispa de esperanza que nos hace falta para superar todos los problemas. Ellos la encontraron el uno en el otro: se conocieron.

Es la historia perfecta para llevar a la gente al cine: muy buena historia, idealista, peleas, muy buenos personajes y lo que más les gusta a las chicas: amor. Otra obra maestra dentro del cine épico.

La historia está muy bien filmada. Muy pocas veces he visto unas imágenes tan impactantes y con tanta fuerza, desde las batallas a los impresionantes paisajes escoceses. Su banda sonora es impresionante y con muchas piezas de música típica escocesa, que no podía faltar en una peli como esta la verdad.

Hay una cosa que me hace mucha gracia: mucha gente describe a william wallace como un gigante que aplasta a los ingleses, y se encuentran con un tipejo feo y bajito. Eso sí pocos tienen un carisma como el suyo.

En pocas palabras, una excelente película y de lo mejor que se puede ver, eso si como seas hipersensible al ver la sangre mejor te traes una bolsa...

Un multimillonario (Douglas) que lo tiene todo recibe un regalo por parte de su hermano Conrad (Penn) el día de su cumpleaños. Se trata de una invitación a probar los servicios de una empresa de entretenimiento que ofrece entrenenimientos personalizados dependiendo el usuario.

Asombroso guión, desde el principio hasta el final. Muy elaborado y muy bien narrado por parte de David Fincher. No deja de sorpenderte en ningún momento y sin duda consigue su objetivo: mantenerte dos horas mirando una pantalla con total atención porque estás tan metido que no quieres perderte ningún detalle y por supuesto muy entretenido.

Estos primeros años del siglo XXI se han presentado como una época en la que se da mucha más importancia al cine comercial que a las buenas historias. Salen peores películas que nunca. A todo esto hay que añadirle la gran falta de ideas originales que estamos aguantando los últimos años. Primero fueron los Biopics (El aviador, Ray, Una mente maravillosa...), los remakes (Poseidón, La profecía, The ring...) y algunas otras fuentes de inspiración, como libros o musicales. El resultado es, la mayoría de las veces, un poco decepcionante. Por supuesto hay grandes excepciones (Million Dollar Baby). Crash es justo lo contrario. Es una de esas películas que han nacido de una idea original cuya inspiración es la propia sociedad racista en la que vivimos. Una gran película y seguramente de lo mejor que veremos en los próximos años.

La historia promete ser divertida: los objetos del museo de historia natural de Nueva York cobran vida por la noche, y Ben Stiller es el protagonista acompañado de Robin Williams. Puede estar bien.

Hay momentos en que la película es bastante divertida y tiene detalles bastante graciosos; pero también posee esos típicos puntos absurdos del cine cómico americano (ya sabéis escenas cómicas tontas de risa fácil). También como casi todas las comedias americanas pretende dar una pequeña lección de humildad, superación, reflexión o cualquier tontería que se les pase por la cabeza, pero como siempre son olvidadas porque la verdad nadie va a ver una comedia para ponerse a pensar.

Ben Stiller en su línea, y Robin Williams tiene demasiado talento para desperdiciarlo en otra comedia del montón. Idónea para ver si no hay nada mejor que hacer.