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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Críticas de Fej Delvahe
Críticas 679
Críticas ordenadas por utilidad
6
31 de julio de 2010
18 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un filme interesante, hecho para televisión, del género religioso cristiano-católico, que narra la vida de Francesco Forgione o padre Pío (Italia 1887-1968), un religioso capuchino que después de su muerte ha sido beatificado y convertido en santo por Juan Pablo II con el nombre de san Pío de Pietrelcina.

Nos muestra con bastante imparcialidad el carácter visionario y clericalista de este hombre de pueblo metido a franciscano-capuchino. El tipo era de armas tomar, le encantaba pasarse ocho o más horas seguidas en el confesionario, dizque perdonando los pecados de la gente (o más bien enterándose de todas las intimidades de unos y otros), sin duda era un pasatiempo estupendo en un tiempo en que ni la televisión ni el Internet estaban aún ni en la calle ni dentro de la Iglesia. Además, el pío franciscano también era megalómano, le encantaba ser el centro de la parafernalia religiosa y tener a cientos de personas a su alrededor venerándolo o prestándole su tiempo, vista y halagos (cuando decía misa, la hacía durar hasta tres horas y encima se mosqueaba si el público aburrido, cansado y deseoso de que aquel ritual acabase de una vez, no estaba completamente atento y en silencio durante la consagración de la hostia). Sin duda este religioso estaba convencido-enajenado de que en el orden jerárquico tenía primacía la profesión clerical sobre la seglar, así si un seglar lo contrariaba y se ponía muy a la mano le daba un hostión manual en plena cara. O sea todo un clásico ejemplo de clérigo que se corre de gusto cuando le llaman "padre" y que no comulga con la recomendación evangélica de Mateo 23,1-12).

Hay una anécdota en la película en la cual el protagonista habla de esta manera: "En mi pueblo dicen que hay tres cosas inútiles: lavar la cabeza a los burros —aquí añadiría yo, 'sobre todo si son burros necionalistas-catalanes'—, añadirle agua al mar y hablar con los curas”. Es decir que él mismo, a veces, reconocía que era un auténtico cabezón, duro de mollera e intransigente hasta el hastío.

Su suerte o vete a saber qué, fue que le salieran estigmas en las manos y le sangraran, con lo cual la beatería crédula empezó a tomarlo por un santo (olvidando ese sabio refrán del pueblo que advierte: "EN SANTO QUE MEA NO CREAS").

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fej Delvahe
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6
1 de octubre de 2007
22 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pelícual no apta para divertirse ni para pasarlo bien ni para entusiasmarse; sí para perder la paciencia, para distraerse, para salir e ir al baño o a beber agua, etc.

La he visto una vez, pero ni aún pagándome resistiría verla entera de nuevo. Demasiada noche para tan pocos días que me quedan por vivir.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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9
31 de octubre de 2018
16 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ojo a la película «22 de julio», de Paul Greengrass, USA 2018, porque da mucho que pensar. Trata sobre Anders Behring Breivik el noruego que el 22 de julio de 2011 mató a 77 personas en Oslo con la justificación de ser un neo caballero templario que con su acción tocando donde más les duele (la muerte de sus hijos) a los socialdemócratas-multiculturalistas que gobiernan traicionando a sus pueblos y entregando los países occidentales a la inmigración y cultura islámica, quería mostrar a Noruega y a Europa las reacciones nativas que van a ir produciéndose en Occidente cada vez más. Anders fue juzgado, declarado cuerdo y responsable de sus actos (tal como él pidió al tribunal ante el que explicó que ni estaba loco ni había sufrido ninguna enajenación mental) y sentenciado culpable, siendo recluido en una cárcel de máxima seguridad por tiempo indefinido mientras sea una amenaza para la sociedad.

Durante el juicio, que fue público, Anders no mostró el más mínimo signo de arrepentimiento, todo lo contrario, justificó su acción como política y propia de un patriota, ofreciendo los siguientes argumentos en el discurso de defensa que el tribunal le permitió hacer como derecho de autodefensa frente a todos los presentes y cámaras de televisión:

«Hoy hablo en nombre de los europeos que han sido despojados de sus derechos étnicos, indígenas, culturales y territoriales. [...] Ni Noruega ni Europa son democracias reales. ¿Podrían decir que es democrático no consultar a la nación sobre el cambio multicultural? ¿Es democrático obligarnos a ser minoría en nuestra propia ciudad? En los próximos años muchos se darán cuenta y se levantarán en armas como yo. Cuando la revolución pacífica ya no es posible, la única opción es la revolución armada. Exijo ser absuelto porque yo actué en defensa de mi país.»

Este filme, no es que justifique al asesino, porque a su vez muestra los sufrimientos que ocasionó en un joven de los que logró salvar la vida entre todas las víctimas de aquel día; pero sí que toca el meollo de ¿por qué cada vez hay más nativos europeos que han dejado de creer en la vigente democracia implantada como el «no va más»?, es decir, democracia que en realidad es una dictadura multipartidista gobernada por partidos del establishment a su vez gobernados por otros poderes supranacionales. La crisis política y existencial es evidente porque la supervivencia de nuestras naciones está en juego, porque aumentan más y más los ciudadanos europeos (que por mucho que los medios de comunicación en su generalidad siervos de las mentiras y de los mentirosos en el poder les llamen «gente de ultraderechera»), no quieren seguir tomando parte de la locura de unos líderes que venden sus países a las instituciones comunitarias en Bruselas y de unas élites comunitarias que venden nuestras naciones y continente a la inmigración masiva y al islam.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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Jesus Camp: Soldados de Dios
Documental
Estados Unidos2006
7,3
3.453
Documental
6
3 de agosto de 2007
41 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film-documental sobre el proselitismo religioso y niños prosélitos. No obstante conviene recordarle a los muy críticos de lo que ahí ven, que las directoras Heidi y Rachel, ajenas a esas experiencias religiosas, filmaron un total aprox. de 200 horas en un campamento sobre Jesús que sólo dura unos tres días y de esas numerosas horas de cinta, donde había cantidad de juegos, tareas y vida normal, seleccionaron SÓLO UNA HORA donde concentran reduccionistamente lo muy desconocido y que seguro escandalizaría a quienes no pertenecen a esa rama concreta del Inmenso y Variopinto Fenómeno Religioso.

O sea, hicieron igual que un director foráneo que no conocía para nada la Semana Santa española ni los sentimientos espirituales que la misma implica para cantidad de gente en la Penísula Ibérica, y que vino una semana, rodó unas 200 horas de esa costumbre religiosa católica, para luego reducirlo todo a 1 hora en la cual mostraba empecinadamente a unos niños andaluces de 8 a 12 años jugando con pequeños pasos procesionales, fabricados por ellos mismos y llevándolos por las calles como si fueran "enajenados" —"Mejor enajenarse con los noticiarios, todos los días hablando de la canalla social, es más normal", piensan algunos—; también se veía a esos niños luego llorando emocionados cuando ante ellos y la multitud, pasaba la imagen de la "Virgen Macarena"; así mismo, los filmó en misa del domingo de resurrección comulgando, comiéndose el "Cuerpo de Jesucristo" —"¡Uah, qué asco!", exclamaban los espectadores de otras culturas y latitudes, cuando vieron la película—; incluso se les veía rogando por su presidente gobernante Zapatero —"¡Qué barbaridad, rezar por un tipo que ha propiciado que el concepto de Matrimonio abarque a un macho con otro macho!", pensaron muchos críticos en otros lugares del mundo—. Además se veía en dicho documental a una de esas niñas católicas procesionarias, hija de una familia catalana, subirse a un "castell" de nueve pisos, y todo ello entremezclado con imágenes reales de otra nena, que por esas fechas se cayó de un "castell" parecido, se rompió la espalda y murió —"¡Dios, qué salvajes y facistas son los españoles, hacer que una niña se juegue la vida de esa manera tan inútil y peligrosa!", exclamaron críticamente muchas personas que vieron dicho film en Nueva Zelanda, en Canadá, en EE.UU., en Singapur o en Irán, por poner un ejemplo.

Por tanto, hay que tener mucho cuidado cuando uno ve acontecimientos exóticos de otras partes del mundo, máxime si son de carácter religioso, pues a parte de que pueden escandalizarnos como los japoneses hicieron en el siglo XVI ante el jesuita Francisco Javier y éste ante los japoneses; de la misma manera nos ocurrirá a nosotros respecto a cualquier costumbre o comportamiento desconocido en el cual no hayamos penetrado sino sólo contactado tangensialmente a través de terceras, duodécimas o vigésimo novenas personas.

Todo esto conviene también tenerlo en cuenta. ¿O no?

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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7
27 de octubre de 2014
25 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un filme de mensaje sobre ateísmo-teísmo (teísmo cristiano); sin embargo, como realización fílmica viene a ser como una especie de pintura hecha a base de brocha gorda y no con pincel; es decir, en cuanto a arte, estética y fotografía deja mucho que desear y resulta manifiestamente empalagoso.

Más, lo dicho, al tratarse de un filme de mensaje (de mensaje religioso o teísta) en este sentido sí que resulta digno de contemplarse y reflexionarse pues pone en escena la confrontación entre el grito de Nietzsche "Dios ha muerto", recogido y asumido por bastantes «progres» hoy por hoy, y en su parte opuesta la experiencia del creyente en Dios, el teista, que no reniega de la fe en Dios, por más que esta aparezca como algo retrógrado y añejo en determinadas aulas universitarias dirigidas por profesores ateos de un dogmatismo cientifista tan ignorante que aún no se han enterado que tanto si lo quieren como si no "Dios" es inextinguible en la existencia humana y que la fuerza del alma es fuerza de Dios, superior a todos los poderes materiales incluidos los poderes del cerebro.

El docente universitario del filme es el típico sectario cientifista anclado en prejuicios ideológicos a los que reviste de «científicos» o «pura ciencia», que no enseña abriendo en sus alumnos el amplio abanico de pensamientos propios de la filosofía, para que cada quien desde su libre albedrío y raciocinio llegue a las conclusiones que su mente considere, sino que adoctrina a sus alumnos en la convicción antiteista que ya él posee con el fin de que todos lleguen a esta misma creencia y encima con la amenaza de que si no lo hacen serán reprobados.

Sin duda, la religión es un componente humano. No hay hay época, cultura ni sociedad humana donde no haya práctica ni creencia religiosa. Ciertamente que la religión puede sacar del ser humano lo mejor y lo peor; pero ¿acaso esto no ocurre con todo lo humano?, por ejemplo, ¿algo tan humano como la técnica no sirve para hacer un mundo mejor y también para hacer un mundo peor? Cualquiera con un mínimo de sensatez sabe que los excesos y atrocidades de las religiones organizadas no tienen nada que ver con la existencia o inexistencia de Dios. Como ya dejó analizado con excelencia el gran XAVIER ZUBIRI, (cf. Teología y mundo contemporáneo. Homenaje a K. Rahner. Ediciones Cristiandad. Madrid 1975, pp. 55-64): «La dimensión teologal es constitutiva y estructural del ser humano. El hombre sólo puede realizarse apoderado por el poder de lo real. Y a este apoderamiento es a lo que yo llamo "religación". La religación es una dimensión constitutiva de la persona humana. El apoderamiento de la persona humana por el poder de lo real es entonces un apoderamiento del hombre por Dios. En este apoderamiento acontece la intelección de Dios.»

En definitiva, pobre película en el sentido artístico de lo cinematográfico y rica o sabrosa en su contenido de mensaje, para lo cual escenifica la realidad que se ha implantado en numerosas universidades de Occidente, es decir, una realidad donde en nombre de la ciencia moderna no pocos profesores y "filósofos" proclaman absolutistamente la muerte de Dios y de la religión, o también declaran a Dios y a la religión como pasados de moda, como credulidad supersticiosa y peligrosa. Y a la vez, en medio de este estado de cosas, resurgirá el "garbanzo negro", o sea, un alumno creyente en Dios que en un aula infectada de compañeros a los que solo les interesa aprobar el curso, no sólo no se avergozará de confesar su teísmo sino que además será el justo reflejo de lo teológico: que no reniega de Dios, que defiende a Dios con argumentos y filosofía y que evidencia tener un alma con esa virtud que muy pocos poseemos y a los que los antiguos griegos llamaban «parresía».

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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