Debería llamarse esta historia basada en hechos reales La esposa del ladrón y estúpido maltratador, porque la protagonista es ella totalmente y su alienamiento al gilipo del marido. Un drama criminal muy inglés y muy solvente que atrapa por su sencillez y las grandes interpretaciones.
Bechdel: no

Me ha gustado, aunque sin aspavientos. Quizá me esperaba un producto más elaborado, viendo la fama que tiene y las críticas. Se le nota mucho la falta de presupuesto. Su valor seguro es la verosimilitud con la que trata el espinoso tema del despertar sexual, más espinoso si cabe cuando hablamos de homosexualidad. Aunque no se queda sólo ahí y retrata en general las inquietudes de los jóvenes en un pueblo perdido de la mano de dios. No conocía nada de este sueco, y aunque esta no me ha parecido una gran maravilla, sí me he quedado con ganas de ver más de él, ya que me llega bastante la sensibilidad con la que retrata a los adolescentes. Un 6.

Michael Dudok de Wit se hizo famoso por su cortometraje con Oscar, Father and Daughter, que a mí me resulta bastante insulso y simple. Este corto que "sólo" estuvo nominado me gusta infinitamente más. Las correrías del fraile tras ese pez, que más que pez parece la libertad misma reencarnada, me han encantado. Sospecho que muchísimo ha tenido que ver la fascinante música barroca que acompaña, nada menos que La Follia de Corelli. Y si encima está sincronizada con el movimiento de la animación la puedes disfrutar el doble. Suba el volumen y deléitese. Es un evocador 7.

"Los norteamericanos siempre cerramos los ojos a lo que les hemos hecho a los nuestros. vemos al mundo y juzgamos. Oímos sobre los campos de concentración pero esos campos han estado aquí 200 años, aquí mismo, en Norteamérica."

Una reflexión sobre la lucha por los derechos civiles de los negros en EEUU desde el punto de vista del mayordomo jefe de la Casa Blanca. Gaines sirvió a 8 presidentes durante casi 40 años. Parece ser que este personaje real fue un mito sirviendo en los salones de la Casa Blanca.
Una peli correcta, que se deja ver sin cansancio a pesar de sus 132 minutos, en la que Forest Whitaker despliega todo su buen hacer interpretando a un personaje con fuertes contradicciones. Cinematográficamente no me llama la atención porque tiene una realización clásica que no corre riesgo ninguno. Parece un poco hecha buscando los Oscars y similares. Argumentalmente será mucho más interesante para los estadounidenses, ya que recorre buena parte de su historia reciente, aunque interesará a todo aquel preocupado por las injusticias sociales.
Lo mejor: La moraleja para los americanos de que suelen mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo. Forest Whitaker y la televisiva Oprah Winfrey.
Lo peor: No estoy segura de que hiciera falta la parte lacrimógena final, alargando hasta Obama la historia de Gaines cuando con este presidente no trabajó. Lo desdibujados que, necesariamente al ser tantos, están los presidentes y todos los integrantes de la Casa Blanca. Hace que parezca un tour vertiginoso el guión.
Es un sólido pero olvidable 5.

Los créditos del comienzo son un resumen fotográfico de nuestro siglo XX, de la España de pandereta en la dictadura o saliendo de ella. Toda una declaración de principios de lo que nos vamos a encontrar detrás de ellos. Los republicanos y su desorganización, su forma de hacer la guerra tan aficionada, como un pacifista con un machete, ¿qué podría parecer? un payaso. Imaginen la casposidad de Berlanga y el salvajismo surrealista de Robert Rodriguez, y por supuesto Álex de la Iglesia claro, mucho Álex.
Confieso que la empecé con desgana, que no me llamaba más la atención que por su fama y su extraño trailer. Y bueno, me he encontrado con más profundidad de la que esperaba. Una historia surrealista, estrambótica, pero sólida, sólida y creíble. Sí, creíble en cuanto al diseño de personajes, todas sus cuitas son universales y reales. ¿Cuántas vidas se han echado a perder por el amor a alguien que no nos convenía, que no nos merecía? Carolina Bang no se merece al salvaje de Antonio de la Torre y a su vez Carlos Areces no se merece enamorarse de una autodestructiva Carolina Bang. Un triángulo absorbente, vicioso y estúpido que nunca debería producirse, pero se produce no pocas veces y además con el consentimiento de las personas de alrededor porque conviene a sus intereses. También interpretaciones de altura me parecen las de los tres. Menos mal que Álex ha tenido el buen gusto de darle al malísimo Santiago Segura un papel muy pequeño, porque es insufrible (¿por qué trabaja de actor este señor, a quién se la chupa para conseguirlo?).
¿Se inspiró el director (ya que también el guión es suyo) en la interpretación de Rafael cantando Balada triste de trompeta vestido de payaso? Podría ser, porque son imágenes que no te dejan indiferente. Las mismas que ha conseguido él en toda la peli. Ese payaso de cara quemada es ya parte del subconsciente colectivo del cine español, la apocalíptica y apoteósica escena en lo alto de la cruz de los caídos y el lirismo alcanzado en la escena final dentro del furgón policial hacen ascender a Álex y su película al panteón de buenos (de verdad) ejemplos de cine español actual, hay tan pocos.

Me extraña lo de los Goya, que fuera la perdedora frente a Pan Negro, no pensaba que eran unos premios tan académicos, en el mal sentido de la palabra. Pan negro es un peliculón y ésta demasiado trasgresora para ellos quizá, pero fíjate que me parece mejor dirigida, creo que Álex se puede perder en otras cosas, pero sabe su oficio de director muy bien sabido.
Pero hay un pero muy gordo, y es que estoy hasta las narices de esa satisfacción de rodar y de visionar la violencia de género. Parece que la mitad de los hombres del país son machistas y la otra mitad están encantados de ver como lo son, aunque sea "de mentira" en una película. Me carga, me cansa que el único papel femenino tantas y tantas veces sea el de la chica buenorra maltratada por todo el mundo. Así que es un milagroso 6 y va que se mata.