Antonio Vilar, es el único actor profesional de este film. En el representa a Judas, pero desea realizar el papel principal, Jesús de Nazareth en la pasión de Esparraguera.
Todo el pueblo se volcó en 1952 para realizar este trabajo de Iquino y acepto como uno más de los vecinos al actor.
Los parajes naturales de Montserrat sirven de maravillosa escenografía en este largometraje que está considerado de interés nacional.
Se rodaron dos versiones, una en castellano y otra en catalán. La segunda versión se pudo mostrar en algunas localidades sólo durante la Semana Santa.

Win Wenders vuelve a engañar a sus seguidores. Si se retiró hace ocho años, su regreso ha sido con un film frío. Frías también las interpretaciones de los actores. La historia no tiene ningún sentido. Van pasando años y sus protagonistas siguen igual, no envejecen.
Encima es la primera vez que se rueda un drama en 3D. ¿Para que?, no hacia falta.

Asesinos inocentes es un tobogán de película. Con un comienzo trepidante y novedoso, el film va poco a poco cayendo y perdiendo ese aire de misterio que tiene al principio. Tiene un par de buenos planos y buenas intenciones, pero el final es demasiado rebuscado y pretendiendo un final felíz. A mitad de película ya se ve venir como acabará este thriller.
Pero es el debut en la dirección de Gonzalo Bendala y por eso hay que darle un margen de confianza y esperar que en sus nuevos proyectos aprenda de Asesinos Inocentes.

Daniel Radcliffe, el Harry Potter por excelencia, ha dejado atrás su juventud y ha decidido hacerse mayor con películas como La Mujer De Negro o esta Horns.
La idea de la película, comienza con el asesinato de una joven y donde su novio es el principal sospechoso. Pero, este que no recuerda nada, le empieza a salir cuernos. Y es precisamente en ese momento donde el guión y la película comienza a perderse en lo absurdo, donde comienzan a ir en flashbacks sin ton ni son. Ahí comienza a perde fuerza este largometraje.
Una puerta para descubrir otras vertientes actorales de nuestro querido Harry Potter o lo que es lo mismo, Daniel Radcliffe que ya se ha hecho adulto.

Hablar es el salto al vacío de su director Joaquín Oristrell. Filmada en un solo plano secuencia, el film es una sucesión de gags, que tienen en común los personajes que se van cruzando por una calle céntrica y desordenada de Madrid. Teatro en estado puro llevado al cine.
Quizás lo que mas flojee en este trabajo, sea la improvisación de los actores. Algunos de ellos logran estar a la altura, pero hay otros que la improvisación no es lo suyo.
Una pequeña joya que con el tiempo tendrá el valor que se merece.