Cuando entras al cine para ver una película española parece que te invade el escepticismo y una cierta sensación de ir a darle una oportunidad a algo que no sabes muy bien si se la merecerá. En cierto modo, no te puedes fiar ni de las críticas de los medios, fuertemente influenciadas por los intereses de las televisiones que financian estas películas. Aún así, ves su trailer o lees o escuchas la opinión de alguien que la haya visto y, finalmente, te decantas por ella.

Camino es un ejercicio de cine ambicioso, arriesgado y valiente, como pocas veces se ha visto en la producción cinematográfica de nuestro país. También es un relato cruel y desgarrador de una historia ya de por sí, dramática. Pero no sólo verás el sufrimiento de una niña enferma, verás una profunda crítica al catolicismo y a sus valores, a organizaciones como el Opus e incluso a la Sanidad. Los personajes están perfectamente marcados y definidos (aunque quizás demasiado estereotipados) y ayudados por las fuerzas de sus interpretaciones. Realmente esto es unos de los mayores sustentos de la película, sus maravillosas actuaciones, todas creíbles y solventes. No hay nada fuera de tono. Todo personaje encaja a la perfección. Y eso ayuda muchísimo a darle credibilidad a la historia. Destaco aquí el papel de Mariano Venancio.

Nerea Camacho demuestra un talento descomunal y nos lleva en volandas durante toda la película. Un 10 al casting del film.

Por lo demás, quizás sea demasiado larga y demasiado explícita en algunos aspectos (véase spoiler). También tiene sus momentos cursis, pero perdonables al intentar el director sumergirnos en los infantiles sueños de la protagonista. Es también valorable su carácter de fábula.

Merece la pena por sus fuerza, por el sentimiento que te transmite (esa inocencia infantil que todos hemos vivido), por la originalidad del relato, por un guión que justifica cada plano, por esas maravillosas interpretaciones y por un director diferente.

Muy criticada (no hace falta decir por parte de qué sector) pero admirada y reconocida (merecidamente). Una verdadera joya. El Camino a seguir por el cine español.

Milos Forman nos demuestra una vez más que los Biopics son su fuerte. Un relato sobre un cómico excéntrico, genial y singular y, también, sobre la sociedad americana en la década de los 70. Junto con El Show de Thruman, es el papel más acertado que ha elegido nunca el carismático e histriónico Jim Carrey. El personaje le sienta como un guante y exprime todas sus virtudes como actor, no solamente cómicas (exprimidas en repetidas ocasiones), sino dramáticas. Andy Kaufman es a Jim Carrey lo que Jim Carrey es a Andy Kaufman: Nadie podía haberlo hecho mejor. Te da la sensación de que este actor podía haber dado mucho más rendimiento, teniendo en cuenta que las buenas películas en las que participa se pueden contar con los dedos... de una mano.
Los secundarios son buenos personajes, bien resueltos y con peso en el desarrollo de la trama. Danny DeVito y Paul Giamatti están geniales.
Mención a parte la banda sonora a cargo de REM con esos dos estupendos temas que aportan a la película.

En definitiva, gran película. Obra oculta, poco conocida pero de una calidad innegable: bien narrada, guión sólido y coherente, buenas interpretaciones y buena música. Además te sorprenderá, te hará reir y te emocionará. Una experiencia muy recomendable.

Se trata de un cuento hermoso, disfrutable para cualquier tipo de público. Por su estética, por su originalidad, por su música, por sus carismáticos y pintorescos personajes... lo tiene todo para ser la película de animación perfecta.
Aquí Tim Burton nos muestra todo su talento y la esencia de su peculiar estilo.
Es un clásico porque ha marcado a una generación de padres e hijos y porque aún hoy en día nos sigue fascinando y emocionando.

No hace falta decir mucho más. Véanla y disfrútenla. Merece la pena.