Derek Zoolander (Ben Stiller) es un modelo que ve arrebatado su puesto de número uno en cuanto a belleza masculina por Hansen (Owen Wilson). Desmoralizado por este hecho Derek terminará siendo atrapado por el diseñador Jacobim Mugatu (Will Ferrer) en un complot para asesinar al primer ministro de Malasia.
Estamos ante una farsa sobre el mundo de la moda masculina con una sátira de personajes esquemáticos voluntariosamente estereotipados y configurados en función de la percepción general, muchas veces injusta, que de ellos se tiene.
Los gags inciden en el desarrollo parodico de ese comentario social sin olvidar que también hay momentos para la comedia física.
Resultado? Un guión demasiado superficial, comicidad irregular y actuaciones extremadamente bufonescas. Canciones bailongas conocidas y gran cantidad de cameos de estrellas del mundo del espectáculo como David Bowie. Estos son los ingredientes que adornan este título del director, guionista y actor Ben Stiller, realizador de pelis como “Bocados de realidad” o “Un loco a domicilio”.

Zombies Party es la triste traducción al español de “Shaun of the dead”, producción británica que adapta una peli de George A. Romero (“Dawn of the dead”), secuela de la “La noche de los muertos vivientes”. El director es Edgar Wright que es bastante desconocido y que ha concebido el guión junto al protagonista de la peli, Simon Pegg.
Juntos han ideado un argumento que hace de nuevo incidencia en las pelis de muertos vivientes, un género, por otro lado, bastante pródigo con títulos ya conocidos como “Resident Evil”, “28 días después” o su secuela “Amanecer de los muertos”. Hay que agradecer el tono desenfadado (que no parodico) que le han dado, en contra de algunos de los títulos que acabo de nombrar. Wright y Pegg han sabido mezclar comedia británica y película con zombis con un gran acierto, formando un conjunto muy entretenido, divertido y ágil.
Por ello estamos ante una película bastante destacable, con buenos golpes de humor, que no desmitifica (en contra de lo que se pueda creer) las películas con muertos vivientes, sino que las rinde homenaje y da una nueva vuelta de tuerca a un género bastante manido ya. Así esta peli se convierte en un soplo de aire fresco en el aborregado mundo del cine fantástico de la actualidad, con películas de gran presupuesto que vampirizan unos argumentos que deberían permanecer en la serie B, donde seguramente tendrían más bizarrismo y capacidad de innovar, sin ser influidos por los dólares que se invierten para conseguir unos efectos baratos como en la aburrida secuela de “Resident Evil” o la estúpida “Alíen vs Predator”.
En resumen, una peli simpática que a buen seguro hará las delicias de todos aquellos aficionados al cine de zombis, que merece ser visionada tras una patética distribución en pantalla grande. Si lo hacéis os encontrareis con unas interpretaciones ajustadas, unos maquillajes adecuados y una puesta en escena cuidada y medida, nada que ver con una peli de cuatro perras, como alguien podrá deducir, muy superior a otras muchas babosadas que contaminan nuestros cines.
Como curiosidad la productora de la misma es Working Title, la misma de las comedietas “Notting Hill” o “El diario de Bridget Jones”, la cual, por suerte, en este caso, opto por otra clase de registro.

La peli va de dos compañeros del colegio a los que la vida le va mal. Uno de ellos (Esteso) tiene mujer e hijos. Su compañero (Pajares) vive de gorrón a cuenta de un dudoso favor que le hizo a la tierna edad de seis años. Ambos trabajan en una tontería de un detergente llamado Pilón y que da origen al primer gag de la película. Roque (Pajares) fue boxeador y campeón de Melilla aunque hace muchos años de eso. Federico (Esteso) es un jockey retirado porque ha engordado y ya no es un chaval. Total que Federico, para librarse de su compañero le tiende una trampa para que combata contra el campeón de boxeo y en eso aparece Paco (Antonio Ozores) el dueño del gimnasio.
Bueno esto es el no va más del cine español. No sé para que graban pelis nuevas teniendo en la filmoteca española maravillas como esta. Los americanos tenían a Rocky y nosotros a Roque con su “roquina” incluida. El elenco de actores es de lo más granado de nuestro cine. El guión es increíble, de los que ya no quedan (no se a que mente retorcida se le habrá ocurrido). Y que me dicen de la originalidad del título? Nada que una maravilla. Si a todo esto le sumamos que aparecen tetillas de vez en cuando y que los decorados son “rústicos” estamos ante una obra maestra de la casposidad ibérica.
La recomiendo para cualquier “caspoteca” que se precie y para saborearla mejor tenerla grabada en VHS con la mosca de telecinco en el margen inferior derecho. En serio, es tan tonta que se agradece incluso en este mundo loco que nos ha tocado vivir.

Ben Halper es barbero en una pequeña localidad de principios del siglo XX. Su aburrida esposa, Nellie, ansia irse a vivir a una ciudad más grande y sus diferentes temperamentos son causa de diversos problemas en el matrimonio. A lo largo de los años iremos viendo como crece la ciudad y la familia de Ben.
Se nos muestra la gran transformación de una pequeña población de Illinois, pero no narrando las grandes vidas de los más pudientes, sino con los ojos del barbero, un hombre modesto que es el protagonista y espectador de los enormes acontecimientos que se van dando lugar.
En este pueblo, sus simpáticas gentes lo acogerán a él y a su bonita esposa y le harán sentir como en casa. Lástima que su mujer no opina igual y se aburre como una ostra.
Esto último, con una clara referencia a un más que posible adulterio, está mostrado, con pudor, pero esta mostrado al menos. Y resulta raro, no porque no se haya visto antes en otras películas, sino porque el tono general del filme es amable, tierno, simpático pero lo cierto es que no rehuye los momentos amargos, donde el dolor y la tristeza, así como la muerte llegado el caso, haciendo acto de presencia.
No esta mal y el planteamiento que duda cabe que resulta interesante y atractivo. Pero a mi me pareció muy alargada y por ende muy larga.
Demasiados personajes, muchas vicisitudes y algo de estatismo en algunas escenas hacen que resulte más académica y envarada de lo recomendable. Esto hace que, a pesar de que lo que se esta viendo sea ameno, resulte al mismo tiempo interminable. Una rara pero real apreciación que termina por determinar que la peli no resulta al final demasiado convincente.
Pero, al ser (o mejor dicho resultar) tan larga hay momentos bien filmados, como los primeros minutos, con la llegada del protagonista al pueblo, un lugar donde, prácticamente, no hay nada. O la escena del carmín.
En resumen, una película muy irregular para mi gusto.